Capítulo IX

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Birgit y Agnete estaban relajadas afilando sus hachas frente a una gran fogata contenida entre bloques de roca sólida. Trabajaban en el espacio favorito de todo el poblado vikingo luego del comedor, la armería. Lugar especial en donde se confeccionaban las más letales espadas, cuchillos, hachas y puntas de lanzas y flechas para la batalla. Al fundir el hierro y luego con destreza y fuerza bruta, los herreros nórdicos iban confeccionándolas. Una labor que siempre era útil y necesaria conocer y dominar. Su difunto padre el rey Aydan, había alcanzado a enseñarles a ellas dos por ser las mayores y poseer suficiente fuerza para alzar y golpear con el martillo de forja.

Pero por su rango a las princesas Birgit y Agnete les fabricaban sus propias armas. Ellas solo las afilaban. Justo en ese momento apareció ante ellas Noah, su hermana menor.

—¡Al fin las encuentro! ¡Vengan! ¡Tengo algo importante que mostrarles!...

La enérgica jovencita venía corriendo, sudaba, estaba muy excitada por la emoción. Sus dos hermanas le acompañaron con cierta pereza, a ellas ya no les apetecía hacer cosas imprevistas e infantiles, con su pequeña hermanita. Pero la querían mucho y casi siempre la complacían.

—¡Síganme! —Insistió Noah echándose de nuevo a correr hacia el bosque.

Valkirias y SirenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora