Al abrir mis ojos me percaté que estaba en mi camarote. ¿Qué había ocurrido?... Por un instante dudé que mi caída del caballo hubiese sido real. Aquel pastor pidiéndome la ubicación hacia el puerto era lo único que recordaba. Nada más. En eso escuché que alguien tocaba la gruesa puerta de madera. Me incorporé de la cama y grité:
—Pase.
Era el capitán Morgan.
—No estaba seguro que ya estuvieses despierta Roja. Han pasado varias horas desde que ese que se hace llamar Aiden te trajo. Uno de mis marineros me dijo que lo apodaban «Aiden el hechicero». ¿De dónde lo conocías?... Sigue afuera en cubierta esperándote. Ha dicho que aspiraba poder hablar contigo.
—¿Ese desconocido me trajo hasta acá?... Pero...
—Yo mismo los recibí. Venía contigo en ese hermoso caballo Shire. Por un momento pensé que estabas herida, que algo grave te había ocurrido. Pero ese mismo Aiden me explicó que estabas desmayada nada más. Qué habías bebido en exceso y necesitabas descansar. Al sentir tu aliento me di por satisfecho. ¡Además me pareció muy lógico! ¡Ayer te habías ido con Nancy Cooper y Ryan Heward, ambos tienen fama de ser los que han armado más desmadres en esta travesía desde que se juntaron!
—De eso me di cuenta ahora que pasamos la noche en tierra. Pero, recuerdo haberme despertado ya recuperada. Debo haber sufrido una recaída. ¡La salida fue toda una experiencia, créeme Morgan!
— ¡Te creo Roja! ¡Te creo! Ja, ja, ja. —El bonachón capitán pirata se puso colorado de tanto reír. De pronto, antes de salir de mi camarote me preguntó con una maliciosa sonrisa:
—¿Hago pasar a tu salvador?...
—Sí. Hazlo pasar y da la orden que nadie nos interrumpa.
—¡A la orden mi capitana!
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Valkirias y Sirenas
Короткий рассказUna aventura épica que entrelaza piratas con vikingos.