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ESTÁ MUJER ES PERFECTA!😍
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El miedo no tardó en hacerse presente.
Todo un cartel estaba en movilización por la pequeña.
Buscaban a él culpable de lo sucedido. Los Guzmán ya estaban al tanto brindándoles su apoyo a los Zambada, pues ellos amaban tanto a la chica, fue su cuñada y ahora era su hermana postiza, ellos no eran capaces de hacerle daño a la buena mujer.
Todos iban de allá para acá, nadie descansaba, la orden había sido clara.
Serafín se había encargado de llamar a algunos amigos médicos de su hermana que habían estudiado con ella y que ahora trabajaban para ella.
Ellos no dudaron en llegar a Culiacán para ayudar a Maday, pues si bien eran amigos y colegas, y ella los consideraba de los mejores médicos del mundo.
Habían logrado comunicarle a Don Mayo lo que había pasado, este se asustó e hizo prometer que si a ella le pasaba algo iban a poner a todo el mundo en llamas.
Todos estaban mal, todos estaban aterrados por lo que le pudiera pasar a Sam.
Pero uno de los que más mal estaba era por supuesto su amado y lindo hombre, el nini.
Él deseaba que ella despertara solo para explicarle todo, para decirle que la ama incluso más de lo que se ama él mismo.
Quería decirle todo lo que ella era para él, que lo único que él deseaba era formar su bella familia con ella. Quería decirle que ella era parte de su sueño.
Y que no descansaría hasta que ellos tuviera su final feliz, él iba a hacer de todo para volver a tenerla con él, si era necesario la llevaría al cielo -y no hablo maliciosamente-.
El estaba dispuesto a todo por ella. Y claro que seguía culpándose.
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Habían pasado ya 4 días desde aquello. Sam ya se encontraba en su casa, aún no despertaba pues la tenían sedada.
Los chapitos y los mayitos habían arreglado sus diferencias, pues necesitaban estar unidos ante cualquier amenazavolvieron a ser aquel grupo de amigos, fieles y leales solo a ellos.
El nini estaba todo el tiempo con Sam, no se le despegaba. Esperaba con ansias a que despertara.
Justo se encontraba sentado junto a ella. Pensando en que hubiera sucedido si ella no lo hubiera conocido, tal vez seguiría siendo un pendejo sin sentimientos.
