Capítulo 2

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A veces es inevitable ver cómo una amistad puede acabar siendo más que eso; el cómo ha hecho que cada vez que esas dos personas crucen una mirada, sus corazones latan con fuerza. El sentir, en definitiva, mariposas en el estómago. Sentir pataditas ya es un nivel más avanzado del que hablaremos en otro momento.

Puede ser correspondido o puede no serlo, pero de cada experiencia -positiva o negativa- podemos sacar una lección que nos servirá en un futuro.

Cuando se es adolescente se cometen muchos errores de este tipo, pero como he dicho anteriormente: son lecciones. Cada ser humano se equivoca en multitud de ocasiones a lo largo de su vida; la única forma de no hacerlo es estando en coma, y eso no es divertido. Nadie querría verdaderamente pasar toda su vida en una cama; eso sí, los "tierra trágame" que no falten.

No obstante, cuando se es adulto (consideramos el ser adulto cuando se es maduro y emocionalmente estable, la edad no pinta nada), ves estas experiencias del pasado desde otra perspectiva; a veces te resultan nostálgicas y otras veces hablas con tus amigos de lo graciosas que os parecen a día de hoy.


Pepe y Sete eran la pareja más adorable de todo el curso. Sete, a pesar de tener pinta de dominante (seme para las fujoshis), Pepe era el que ocupaba ese puesto, a pesar de que tuviese pinta de sumiso (uke). Cada uno aparentaba lo que no era, lo que los hacía más adorables cuando descubrías la verdad de cada uno.

Pero por supuesto, no todo iba a ser de color de rosas... Hace aproximadamente cuatro o cinco meses que comenzaron a salir juntos; se podrían considerar una "pareja joven", aunque hubieran estado enamorados el uno del otro por bastante tiempo. Aparentemente eran muy felices, aunque eso no quita que no fuese verdad. Pepe era el más risueño de los dos y, aunque lo negaba, también resultaba ser el más ñoño. Era también el más pervertido -indudablemente para quienes le conocían-, aunque también inevitable en cualquier seme. *ejemhentaiejem*

Aún así, Sete sabía que algo no iba bien; que algo entorpecería la relación, que haría que cayera en picado y no se pudiese hacer nada para frenar su caída. Era algo desesperante conocer esa situación; pero como siempre, intentaba guardárselo todo para él. Realmente no estaba seguro de la veracidad de aquello, así que, por el momento, consideró más prudente el mantener la calma y la compostura, para así no hacer nada de lo que se tenga que arrepentir después.


Las tres primeras clases se pasaron lo que se podía considerar "normal". Realmente no fueron del todo amenas, pero no se hicieron insufribles. 

A la hora del recreo, Ampi, Rufa, Anabel, Mada, Lucía y Lucía Jiménez (clase distinta pero mismo curso (prefiere que la llamen Lucía McTits)); se fueron a la cantina a comprar una tostada, entre muchas otras cosas que se comieron. Lo que le sobra lo comen entre clase y clase (los profesores nunca se dan cuenta). Aquí la comida no se tira.

Lucía había llegado a segunda hora, puesto que en la hora anterior había tenido cita con el médico. Tenía el pelo rizado/ondulado, y era de color rubio oscuro. Era alta, o de estatura normal si la comparábamos con el resto. Acostumbraba a llevar siempre dos colgantes: uno del símbolo de la paz y otro de 1D (One Direction). Ella, al igual que Rufa, admiraban dicho grupo; y tenían una obsesión peculiar hacia Harry Styles.

Lucía McTits era la líder del club de fans de Corazón de Melón en nuestro instituto. Solía llevar camisetas con el logotipo de dicho juego, y su agenda y carpeta estaban repletas de fotos de uno de los personajes: Castiel. También tiene una fuerte obsesión con Michael Clifford, uno de los integrantes de 5 Seconds of Summer; lo que justifica que además de camisetas de Corazón de Melón, no se resista a llevar de dicha banda de música. Llevaría también una de Michael, pero por el momento no han hecho... Aunque no tardará mucho en hacerse una pronto. Es así.

- Se sospecha que hay algo entre Izhak y Roberto.-comentó Mada mientras sacaba el dinero de la mochila.

- Ya... Pero no lo creo. Izhak estuvo con ella-dijo Lucía señalando a Lucía McTits-también estuvo con Carmen y Sara. Y creo que nunca se ha sentido atraído por ningún hombre, vaya.

- Pero puede ser bisexual, ¿no?-preguntó Anabel.

- Lo conozco desde que éramos pequeños; te digo yo que no.

- Jo, pues yo voto Rizack.

- ¿Rizack?-preguntó Ampi riéndose.

- Es la suma entre Roberto e Izhak.-contestó Rufa.-La verdad es que serían una buena pareja.

- Sobre todo para un yaoi.-contestó Lucía McTits.

Cuando llegaron a la cantina, se sorprendieron de la poca cola que había. Así que, como si no hubiera un mañana, Anabel corrió hacia la mujer que vendía las tostadas y le pidió un bocadillo. Le sobraron unos pocos céntimos -tiene la manía de traerse de más-, le dio unos chicles. Cuando se los dio, automáticamente los repartió entre sus amigas que seguían comprando palomitas y tostadas. Al salir de allí y volver a los bancos donde acostumbraban a tomarse la comida, Ampi comentó:

- Aún no entiendo cómo no te pueden gustar los chicles.

Anabel rió. 

El resto siguió hablando de lo de Roberto e Izhak, a pesar de que no supiésemos con seguridad la sexualidad de ambos.

- Yo los shippearía.-dijo Rufa.-Podríamos meterlos hasta en un rol. ¿Lo hacemos, Ampi?

- Okay.-contestó esta.-Ah, y tengo una cosa que contaros.

- ¡Cuenta, cuenta!-exclamaba Mada con entusiasmo.

- No os lo había contado antes, pero sois buena pipol, así que creo que tendría que contároslo.

- ¿Qué es?-preguntó Lucía bastante intrigada y casi con la misma emoción que presentaba Mada.

- Me gustó una chica de la clase.-todas sus amigas se quedaron con los ojos como platos y la boca abierta. Pero antes de que pudieran decir nada, volvió a hablar.-¡Pero ya no! Ya no me gusta.

- ¿Quién es? Bueno, era.-preguntó Anabel.

Ampi rió. Excusa que usó para no contestar a esa pregunta.


50 Sombras Gays y la clase del salseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora