Capítulo 23

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Eran las 07:45 y habían quedado como cada día en frente de una bocatería para a partir de ahí ir al instituto todas juntas.

El cielo estaba bastante despejado, aunque algunos nubarrones de la noche anterior (había llovido) seguían allí; los pájaros piaban, la gente iba con el coche de un lado para otro y, afortunadamente, no hacía viento.

En boca de Lucía siempre estaba Edward: de lo divertido e interesante que era, las conversaciones que tenían, y, aunque bastante cabezón, buena persona. Siempre respondía que no le gustaba ese chico, que sólo eran amigos; aunque sabían que era mentira. No obstante, le aconsejaron que no se ilusionara ya que, aunque no se llevasen tantos años, no lo conocía lo suficiente y podía llevarse un chasco.

En cuanto a Rufa y Harry; la chica decidió hablarlo, aunque se moría de vergüenza, pero sabía que era lo correcto: contarle lo que le preocupaba. Harry, al igual que siempre, respondía con una sonrisa, y esta vez le dijo que no se preocupara, no había prisa y que lo harían cuando se sintiese preparada.

- ¿Cuándo vais a hacerlo?-preguntó Anabel.

- Qué directa.-comentó Amparo entre risas.

- Pues, ¿cuándo no están tus padres, Ampi?-preguntó Rufa.

- Pasado mañana no estarán en todo el día ni el siguiente...-respondió.-Puede ser a las nueve y media o así.-se había ofrecido en que fuera en su casa.

- ¿Qué opina Harry?

- Está nervioso.

- Normal.-comentó Lucía.-¿Y tú?

- Aún no me lo creo.-respondió Rufa.-¿Quién pensaría que todo esto iba a pasar? ¿Quién iba a pensar que Harry Styles se iba a fijar en mí?

- Nadie, pero parece ser que los sueños se cumplen.

Ella también estaba nerviosa y algo asustada; no obstante, pensó que era la típica reacción que todas tenían en el momento de la "primera vez".

Izhak y Roberto estaban teniendo bastantes roces últimamente. El profesor de Educación Física le tiraba los tejos a Izhak, y este, lejos de rechazarlos, los respondía con una sonrisa. Roberto, sin embargo, le lanzaba cada mirada a el maestro que casi le salen rayos láser de los ojos.

Sete vino a clase ese día sin saludar a nadie; Marta intentó reclamar su atención, pero la ignoraba y le decía que se callara.

- ¿Qué le pasa a Sete?-le preguntó Lucía a Marta.

- Ayer se enteró que Pepe había tenido un accidente.

- ¿Qué? ¿Dónde está? ¿Cómo está?-a Lucía se le estaban saliendo las lágrimas.

- Le atropelló un coche; está ingresado en el hospital. No sé más, sólo eso. Y que quien le atropelló se suicidó horas después de haber tenido el accidente.

Lucía se giró y miró a su amigo; pudo ver que no le daba igual y que este tema no le hacía gracia; a Sete le importaba Pepe.

50 Sombras Gays y la clase del salseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora