Capítulo 19

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Las últimas semanas transcurrieron más o menos con tranquilidad en el instituto, aunque bueno, eso depende de cómo lo miremos.

Habían pillado a nuestra tutora y profesora de Inglés liándose con el de matemáticas, el de Educación Física le estaba tirando los tejos a Izhak mientras Roberto no miraba; Sebastián seguía siendo el rey de los heteroconfusos, se había liado con Franco y aún decía que le gustaban las mujeres; el Mampi seguía activo, Lucía McTits conseguía día tras día más seguidores en su club de fans de Corazón de Melón, Rufa y Harry estaban más felices que nunca, Sete y Pepe seguían sin hablarse, Sete cada vez se acercaba más a Marta, y Lucía y Anabel seguían sin comerse una rosca.


Ese día tenían planeado quedar en casa de Amparo para jugar a la botella. No iban a jugar como lo habían hecho en clase, sino que esta vez meterían el tema del beso, cosa que a muchos les asustaba, pero que al mismo tiempo le daría mucha vida al juego.

Quedarían por las cinco de la tarde aproximadamente, y, al solo necesitar una botella, no se trajeron nada cuando llegó la hora, ya que Amparo se encargaría de todo eso. Irían Sete, Pepe (a pesar de que no se hablasen), Mada, Anabel, Lucía, Rufa y Lucía McTits. Amparo (evidentemente) también estaría allí. No es lógico jugar en casa de una persona que no está allí, digo yo (el narrador). Que por cierto, llevo un par de días sin contaros nada (no me matéis), pero es que he intentado recordar qué es lo que pasó; uno tiene ya sus años y no se acuerda de mucho. En fin, prosigamos. Llegaron a su casa y automáticamente fueron todos a beber un vaso de agua, los padres de Ampi no estaban, pero su hermana sí, y los saludó en cuanto llegaron. Se fueron directamente a la habitación de su amiga, que estaba perfectamente ordenada y lista para jugar, se sentaron en el suelo formando un círculo, colocaron la botella y se miraron entre risas.

- ¿Quién gira la botella?-preguntó Anabel.

- Yo misma.-respondió Lucía McTits.

Entonces giró la botella mientras decía:

- Podemos elegir entre verdad o beso.

- ¿Atrevimiento no?-preguntó Amparo.

- No.-hizo una breve pausa.-Cuando no quiera responder o dar beso, tendrá que dar una prenda hasta terminar el juego.

- Vale.-Lucía asintió.

Dicho esto, comprobaron que la botella había girado hasta Pepe, el que había elegido verdad; una de sus amigas les preguntaron que si había besado alguna vez a una chica o se había enamorado de una:

- No, nunca.-respondió mirando con asco a Sete, que le devolvió la mirada.

Volvieron a girar la botella, le tocó a Mada:

- Beso.

- ¿Qué, tu estás loca?-preguntó Ampi casi exclamando.

Volvieron a girar la botella para saber a quien tenía que besar, y le tocó a Sete.

- Yo me voy.-dijo Pepe mientras se levantaba.

- Estate quieto.-le dijo Anabel.-No hagas un drama de esto, por favor.-Pepe se volvió a sentar; tanto él como Ampi estaban rabiando. Finalmente, Sete y Mada se dieron un pico; Mada acabó roja, pero Sete mantuvo su cara de indiferencia. En cuanto se lo dieron, Ampi besó a Mada, que sonrió al ver cómo reaccionó su novia al estar celosa.

- Puto hetero de mierda.-susurró Pepe.

- Tal vez es que no me satisfacías lo suficiente y por eso hice lo que hice.-Pepe lo miró con los ojos como platos.

- Venga, no os peleéis...-dijo Lucía.

Continuaron el juego. La botella giró, y apuntó a Lucía McTits:

- Verdad.

- ¿Cuándo fue la última vez que lo hiciste y con quien?-Lucía McTits se quedó boquiabierta frente a esa pregunta.

- Pues... La última vez fue con Alejandro hace dos semanas. Pero fue algo de una noche, nada serio.

- ¿¡Lo has hecho con Alejandro?!-preguntó Rufa entre risas.-¿¡Con el hermano de Roberto?!-no podía parar de reír.

- Sí, venga, vamos a seguir.

Y giraron la botella; continuaron jugando, había personas que se repetían. Le tocó a Lucía:

- Beso.

Las chicas se miraron con cara de luna pervertida. Le tocó a Pepe.

- ¿¡Tengo que besar a Pepe?!-preguntó Lucía entre risas. Pepe tenía cara de indiferencia:

- Es un pico y soy gay. No va a pasar nada.

Finalmente, se besaron y se volvieron a colocar en su sitio. Fue un beso seco hecho a propósito, no tan lleno de cariño como se había mostrado el de Sete y Mada. Le tocó a Sete esta vez:

- Verdad.

- ¿Te gusta Mada?-no tuvieron en cuenta que Ampi y Pepe estaban delante.

- No; me gusta Marta.-respondió cortante.

Pepe dio un golpe a la botella que la llevó hasta una de las chicas que la rodeaban de un golpe, se levantó y se fue de la habitación pegando un portazo. Lucía y Anabel corrieron tras él, cerrando la puerta. Seguía en el pasillo; le cogieron de la muñeca y lo llevaron hasta el cuarto de baño.

- ¿Pero qué haces?-le preguntó Anabel casi enfadada.

- Sete se ha pasado.-comentó Lucía.

- No quiero ni mirarle a la cara. Quiero irme.-dijo Pepe.

- Por favor, Pepe...-le dijo Anabel.-Ignóralo.

- Se ha pasado.-respondió este.-Por favor... Dejadme irme.

- Vale...-Lucía le abrió la puerta. Entonces, Pepe se fue. Pero antes de irse dijo:

- Gracias de todas formas.

Dicho esto, caminó hasta la puerta de salida mientras que Lucía y Anabel no dejaban de mirarse con caras repletas de tristeza. Ya no era lo que eran. Pepe y Sete no podían estar así, aunque por otro lado los entendían, por otro no podían evitar sentir que su amistad se resquebrajaba poco a poco.

50 Sombras Gays y la clase del salseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora