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── ¿y si mejor no lo mandamos? Esta muy chico y...── hizo un puchero.

── no Asa, Jeong debe ir si o si, si no se siente cómodo podemos retirarlo, y deja de actuar así que me pones nerviosa a mi también.  ── murmuró Rora mientras se acomodaba su camisa.

Un insulto se escucho, provocando que Rora riera.

── vamos Asa, no le va a pasar nada, y pase lo que pase, el sabrá que nosotras lo vamos a estar esperando e apoyando. Debo admitir que también tengo miedo, y no hay que hacer de menos que innie también siente miedo, incluso mas que nosotras. ── hizo silencio. ── pero si no lo ayudamos a enfrentar los miedos que el tiene,  no va a poder crecer correctamente,  no va a poder enfrentar el mundo real. Y el mundo es cruel, no es de color rosa, y con todo lo que el paso..., ya debe saberlo. ── hizo una mueca a lo último,  saber que su Jeonginnie había sido maltratado por una mujer que se hacia llamar "mamá" le daba asco.

── mi amor como siempre tan inteligente~ ── le guiño el ojo.

── ¡Asa! Nada de apodos. ── regaño mientras alistaba algo.

── uhg, yo ya quiero besarte...── murmuró la alta con un puchero.

── ¿dijiste algo? ── pregunto Rora.

── ¡Nada! ──sonrió.

La contraria fruncio el ceño.

──mm, vale, ve a buscar a Jeong, ya debemos salir.

Siguiendo las órdenes de su amada Rora, fue a la habitación en donde se encontraba el pequeño Jeong.

Rara vez el pequeño no hacia ningún tipo de ruido, pero solamente pasaba eso cuando metía la pata.

── innie, ¿Estás? ── pregunto Asa mientras abría la puerta.

Nadie respondió.

Con preocupación y duda, empezó a buscar por toda la habitación mientras llamaba a Jeong, hasta que escuchó un sollozo proveniente del armario.

Lentamente,  se acercó a este y se sentó al lado del armario.

── bebé.., ¿paso algo? ── interrogó con un leve tono de preocupación.

La respuesta tardo en llegar.

── n-no, ¡v-ete! ── respondió mientras volvía a sollozar.

Asa sin pensarlo abrió las puertas del armario, encontrando a un Jeong hecho bolita mientras lloraba. Sintió que su corazón se hacía pedazos.

── innie, puedes decirme que paso, no te diré nada y tampoco me enojare, los accidentes pasan. ── hizo una pausa antes de continuar.  ── necesito que me digas que te molesta para arreglarlo, por favor dime...

Un silencio se hizo presente.

── A-asa.., tú y R-rora me van a abandonar, ¿no? ── preguntó con los ojos llorosos.

Asa abrió la boca ofendida.

── ¿Qué? Claro que no, ¿quién te dijo esa barbaridad? Para mi y Rora eres lo más especial que tenemos en la vida, eres nuestro rayo de sol, innie. ── respondió mientras sacaba a Jeong del armario, para luego cargarlo.

Ahora un poco más calmado, pudo responder bien.

── nadie me dijo eso..., solamente lo pensé y los pensamientos se acercaron a mi c-cabeza, p-perdón...── murmuró mientras volvía a sollozar.

── oh, innie..., no pidas perdón, entiendo que hayas pensando eso y que los pensamientos te atormentaran.  Pero debes saber que Rora y yo no seríamos capaz de abandonarte, pase lo que pase nosotras estaremos a tu lado. ── beso su frente. ── ahora vamos a buscar a Rora, hoy empieza una nueva etapa en tu vida, mi pequeño.

── Asa. ── dijo.

── ¿sí? ── se agacho para bajarlo.

── ¿puedo decirte mamá? ── y Asa no pudo estar más feliz  en ese momento.

Madres por sorpresa | rorasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora