Capítulo 32- Temporada de lluvias

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Un poco más, espero les guste

Abrazo y tengan buen fin de semana

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El médico volvió el día que había acordado y dijo que la curación iba por buen camino, aunque los tiempos seguían sin ser satisfactorios para Longxuan.

-Sanará bien, Su Alteza- le dijo a Liyuen- aunque me temo que quedará una delgada cicatriz- explicó y ella asintió. No parecía importarle aunque disgustaba enormemente a Longxuan.

-Tal vez con el tiempo se vaya, seguramente alguien debe tener un medicamento efectivo para cicatrices- le dijo una vez que el médico se marchó para que Liyuen no lo reprendiera.

-No me molesta.

-A mí sí- dijo él.

-A mí casi que me gusta, es mi herida de guerra- respondió la princesa moviendo su brazo, com si admirara aquella herida.

-No bromees con eso- le dijo molesto.

-Longxuan, ¿sabías que a las mujeres nobles y mucho más a las princesas se las cuida en exceso para que no se lastimen? Una cicatriz suele ser algo muy desagradable y se evita a toda costa, ¿sabes por qué? Porque somos mercancía que debe estar en óptimas condiciones para conservar su valor, así que a mí no me molesta, al contrario, me hace sentir que ya no soy una cosa en venta, sino yo, Liyuen que incluso puedo lastimarme y no debo preocuparme por eso.

-No quise...- dijo él sin saber explicarse, no había pensado en eso, jamás se le habría ocurrido, tampoco había querido hacerla sentir mal, solo le dolía pensar que estuviera lastimada.

-Lo sé, sé que no tenías mala intención- dijo ella y él no volvió a mencionar el tema. Aunque , ahora que Yichen sabía lo de la herida, parecían turnarse con el ministro para atenderla.

Si tomaban té, Longxuan lo servía y el niño se lo acercaba. Yichen también cortaba los pastelillos en pedazos pequeños para darle a su madre o le alcanzaba la comida con sus propios palillos. Al inicio, ella se había quejado diciendo que podía hacerlo por sí misma, ya luego se había resignado. No podía convencerlos.

Su hijo le daba vuelta a las páginas si estaba leyendo y Longxuan le hacía de escriba para responder cartas o notas, mientras Yichen preparaba la tinta. Y así los días fueron pasando, Liyuen hubiera podido disfrutar de aquella atención excesiva , sino hubiera sido consciente de que ambos estaban preocupados por su recuperación y de que Longxuan se veía agotado. Sabía que estaba intentando capturar al atacante, pero había algo más que lo tenía trabajando tanto, algo que no le decía.

Aquella noche, cuando él regresó, se animó a preguntarle.

-Longxuan, ¿sucede algo con mi hermano?

-¿Tu hermano?

-Lo que te tiene tan ocupado, ¿está relacionado con mi hermano? Porque algo está pasando, lo sé, no has tomado días libres y llegas muy tarde, se nota que estás agotado así que supongo que algo te tiene muy ocupado. Creí que nuestra alianza implicaba que me contarías lo que está pasando- dijo y él casi que suspiró, le indicó que se sentara.

-Alguien está comprando hierro- explicó- de a pequeñas cantidades pero en forma regular y anónima, y son muy difíciles de rastrear, así que estoy trabajando en eso.

-¿Hierro? – preguntó y se quedó pensando un momento- ¿Armas?

-Es lo más probable.

-¿Pero para qué quieren armas? – preguntó

La Grulla y la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora