Capítulo 16 -Sombras

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Al día siguiente, durante su día libre, Longxuan se reunió con Liyuen para escribir la carta al príncipe, entre los dos decidieron qué información darle, cuál le serviría de ayuda y cuál era mejor evitar hasta estar seguros o tener pruebas. Y después con sus conocimientos literarios y su preciosa caligrafía, la princesa elaboró una carta con fragmentos de poemas y canciones tradicionales para que sólo su hermano pudiera descifrarla. Esa misma noche, Longxuan la envió con sus hombres.

Y aunque en los días posteriores la princesa intentó mantener la calma, sentía inquietud, temía que la carta fuera interceptada, que su hermano jamás la recibiera, que los enemigos actuaran antes y aunque imaginaba muchos escenarios posibles causados por sus acciones, hubo uno que no había previsto.

Un par de semanas después, cuando se publicaron los resultados del examen imperial, su hijo y ella ya habían aceptado que ocuparía un lugar bajo entre los examinados, de hecho había quedado número veinte entre los candidatos lo que era casi algo impensado, pero había aceptado que era la mejor opción para resguardarlo. Sin embargo no había previsto lo que sucedió.

La falta de mérito académico de Yichen, noticia que corrió rápidamente, hizo que aparecieran en la mansión las últimas personas que ella quería ver, la madre de su difunto esposo y sus antiguas cuñadas.

Cuando le anunciaron su llegada, la princesa tuvo ganas de pedir que las echaran, no quería verlas, no las quería en su mansión, no quería los recuerdos del pasado y no las quería cerca de su hijo. Pero allí estaban, y debía enfrentarlas.

Se arreglo tan rápido como pudo, para que no hubiera en ella ni un rastro de la que había sido a los dieciocho años. Las recibió en el salón principal.

-Su señoría – saludó a la madre del General, era una mujer de más de sesenta años pero era intimidante, sus hijas también lo eran.

-Su Alteza- respondió la mujer y su voz le revolvió las tripas a Liyuen. Ahora la trataba como una princesa ,pero el título sonaba burlón como en el pasado cuando la había menospreciado y maltratado porque era la inútil joven esposa de su hijo. Y cuando él había muerto hasta la había culpado a ella de traerle mala suerte

-¿Qué las trae de visita? – preguntó tan amablemente como pudo.

- Hemos venido preocupadas por el niño, cuando su alteza decidió traerlo consigo insistió en que lo educaría para que fuera un erudito que pudiera servir a su país como miembro de la familia real. Pero parece que el niño no tiene esas capacidades, así que debería venir con nosotros y ser educado como militar, para ser el sucesor de su padre.

-No – musitó ella. No iba a dejar que se lo llevaran. No había imaginado aquello, que el plan para protegerlo lo pondría en manos de aquella gente. En ese momento, Yichen entró al salón.

-Aquí estás, has crecido ¿Y tus modales?- preguntó al verlo quieto y desconcertado –¿No sabes saludar a tu abuela y tus tías?

Liyuen se puso de pie y avanzó deprisa hacia su hijo.

-Vuelve a tus habitaciones – ordenó bruscamente, No le importaba lo que pensaran o dijeran, no iba a dejarlas acercarse a su hijo. El niño, que apenas si reconocía a aquella gente, obedeció a su madre.

-Tenemos derechos sobre él, es el sucesor de mi hijo – insistió la mujer.

-Ante todo es un Príncipe de la familia real- dijo ella.

-Un príncipe también puede ser militar y traer gloria a su país siendo un general. Estoy segura que tras los desastrosos resultados en los exámenes, el rey podría reconsiderar nuestro pedido.

-Tiene otros nietos...-musitó temerosa.

-No son legítimos. Además, Su alteza ha vuelto a casarse, seguramente el niño será un peso para el Ministro Fei, debe querer tener niños propios. Nosotros, los Zhang educaremos a Yichen.

-Yichen no es ninguna molestia, señora Zhang – dijo de pronto Longxuan ingresando a la sala. El niño le había contado que había visitas y camino hacia allí se había enterado quienes eran y había escuchado algunas partes de la conversación, además de notar la voz insegura de Liyuen y su postura corporal tensa. Aquella princesa había ido a él para proteger a su hijo, y ahora estaban usando su plan en su contra, para arrebatarle al niño. No iba a dejar que sucediera. Había hecho una alianza e iba a cumplirla.

-Ministro Fei- dijo la mujer y tanto él como Liyuen fueron conscientes de que se negaba a usar su título de Príncipe Consorte, porque su hijo el General Zhang lo había sido previamente. La Princesa apretó la mandíbula y la mirada de Longxuan se endureció- imagino que querrá sus propios hijos pronto, no he dicho que Yichen sea una molestia pero criar al hijo de otro hombre no debe ser fácil. Mi familia lo criará bien.

-No es necesario, nosotros criaremos al Príncipe. Es mi familia ahora – dijo y hubiera mencionado que planeaba adoptar al niño pues eso zanjaría el tema, pero cuando la princesa le había ofrecido aquel trato había dicho que en unos años podrían divorciarse, no sería justo meter al niño en sus intrigas, pero tampoco dejaría que se lo llevaran, solo pensarlo lo enojaba. Yichen pertenecía allí, junto a su madre donde era cuidado y amado. Se había acostumbrado a enseñarle, a jugar al weiqi con él, a charlar y a tenerlo cerca.

-Nosotros...

-Agradecemos su visita, pero debe saber que al ser un Príncipe y estar en la línea sucesoria , su tenencia recae en su madre que es de la familia real, y ahora, tras la boda, soy el tutor de ambos.

-¿Y nuestros derechos?

-Mi esposa ya no pertenece a su familia, así que sus derechos ya no son tales. Aún así , puede pedir una audiencia con el rey y expondremos el caso ante él – les dijo. Sabía que tras la muerte del General Zhang habían perdido mucha de su influencia e intentaban recuperarla usando al niño. Quizás habían llegado allí por iniciativa propia o alguien las había alentado a hacerlo, quizás hasta creyendo que él estaría dispuesto a librarse del joven príncipe, pero era obvio que su reclamo no contaba con el apoyo del rey- Creo que no tienen nada más que tratar aquí- dijo con suavidad pero su tono no dejaba lugar a dudas de que las estaba echando. Por alguna razón , Liyuen permanecía callada, como si no pudiera enfrentarlas y parecía haber dejado todo en sus manos.

-Volveremos – dijo la mujer casi como una amenaza, pero parecían palabras vacías de alguien que había perdido un enfrentamiento.

-Acompáñalas a la salida- dijo Longxuan a una de las sirvientas presentes y esta hizo caso mientras las visitas indeseadas se retiraban. Antes de irse la mujer se giró y miró a Liyuen.

-Los demás podrán pensar que eres una bendición, quizás el Ministro también lo crea, pero eres una maldición, lo fuiste para mi hijo, lo serás para tu hijo y para todos los que se te acerquen- le dijo con furia y luego se fue.

-Su alteza, no se preocupe, no se llevarán al niño - le dijo Longxuan y se dio cuenta que la joven estaba pálida e incluso temblando, aunque no distinguía si de enojo o de miedo-Alteza- volvió a llamarla, pero ella no parecía escucharlo – Liyuen- dijo llamándola por su nombre y tomándola de los hombros y entonces lo miró -Ya se fueron, y no volverán, no dejaré que vuelvan jamás, menos a reclamar por Yichen - dijo y la princesa asintió quedamente.

Por lo visto aquellas personas tenían demasiada influencia sobre ella, por un instante quiso preguntarle sobre su vida de casada, pero luego decidió que era mejor no saber. Llamó a otra sirvienta para que la acompañara a sus habitaciones y le llevara un poco de té para calmarla. Luego él mismo volvió a su estudio. Inesperadamente, Yichen estaba allí esperándolo, se lo veía ansioso y asustado.

-¿Van a llevarme con ellas?

-No, ésta es tu casa, junto a tu madre . Nadie va a llevarte de aquí – contestó con firmeza y lo vio relajarse.

-No recuerdo mucho, porque era pequeño, pero sé que no éramos felices allí, eso sí lo recuerdo- dijo el niño.

-Estoy aquí, todo irá bien ¿Quieres jugar una partida? – le propuso sabiendo que aquello le calmaba la mente a ambos. El principito asintió y Longxuan le sonrió.

La Grulla y la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora