Maratón de fin de semana, porque ellos querían hablar y yo dudo que tenga tiempo en la semana y así no los hago esperar tanto.
No saben las ganas que tenía de llegar a esta parte, es que he estado guardando el secreto junto a Liyuen durante todos estos capítulos.
Espero les guste y quiero leer qué les pareció. Buen domingo
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Liyuen había pasado siete días fuera, y su madrastra había hecho todo lo posible por recordarle lo que era estar bajo su yugo. No la había intentado asesinar, solo la había hecho volver a sentir que era una niña sola e indefensa con cada comentario hiriente que había hecho. Y sus comentarios también habían apuntado a tocar cada una de sus heridas, había hecho mención a su época de casada con el General Zhang, días que Liyuen prefería olvidar, había hecho mención a su viudez y le había resaltado que debía agradecer que el Ministro Fei la aceptara como esposa, casi como si le dijera que ella no valía nada. También había mencionado a su hermano en la frontera, incluso había pedido que rezaran por el regreso del Príncipe sano y salvo, al menos Liyuen sí había rezado por ello sinceramente, para contrarrestar la falsedad de su madrastra que anhelaba que regresara muerto.
No habían sido días fáciles, porque además había tenido que soportar y contenerse, ya que quería que Longxuan y Yichen estuvieran a salvo y anhelaba poder volver a ellos. Por eso no debía confrontar con su madrastra, quien estaba haciendo todo lo posible por obligarlos a actuar precipitadamente. Así que tan pronto cumplió con sus deberes impuestos, se apresuró a regresar a su casa, llegó de noche.
Longxuan ya había recibido el mensaje de sus hombres de que la princesa estaba en camino, así que la esperaba. No recordó advertirles a las sirvientas, así que apenas Liyuen entró , le dijeron que Yichen había estado enfermo.
-Ya está bien, no debes preocuparte – le dijo él adelantándose, pero vio la mirada angustiada de ella. Imaginó que él tenía la misma expresión cuando apremiaba al médico para que sanara al niño sin atender a la lógica.
-¿De verdad? – preguntó.
-Sí, ahora duerme, pero ya está mejor. Ve a verlo- dijo y ella salió presurosa a comprobar que su hijo estuviera bien.
-Se mojó en la lluvia y enfermó, tuvo fiebre pero ya ha mejorado, el Ministro cuidó bien de él- explicó la niñera cuando ella entró a la habitación. Liyuen asintió y le hizo una señal para que saliera. Se sentó junto a su hijo, le tocó la frente y notó que estaba bien, ya no había rastros de fiebre y su expresión era relajada. Cuando había escuchado que estaba enfermo, el corazón se le había estrujado.
Entonces, ya más tranquila, recordó que la niñera había dicho que Longxuan lo había cuidado, se conmovió por eso, pero también se alarmó.
Cuando salió de las habitaciones del niño, él la esperaba afuera, en la antecámara. No había señales de la niñera, ni de las sirvientas o guardias, parecía que los había despedido por aquella noche para estar solos. Estaba sentado en un banco y se la quedó mirando fijamente.
-Tiene el mismo lunar, ¿Yichen es mi hijo? – preguntó sorprendiéndola. Era inútil negarlo, ambos lo sabían.
-Sí- dijo escuetamente. No había esperado que la verdad saliera a la luz tan pronto, se sentía agotada emocionalmente como para enfrentar aquel momento. Sentía como si la hubieran despojado de su armadura.
-Preguntaré una vez más, ¿por qué fuiste a mí aquella noche?- repitió la pregunta que había hecho antes y su mirada expresó la cantidad de emociones que lo atravesaban. Ella imaginó que estaba furioso, pero se estaba controlando. Le había mentido, pero no había tenido otra opción
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La Grulla y la Luna
RomanceLa Princesa viuda Liyuen necesita protegerse a ella y su hijo de las intrigas del Palacio, por ello toma la decisión de proponerle una alianza a través del matrimonio a un hombre poderoso pero que la desprecia, el Ministro Fei Longxuan.