Capítulo 36- Esperanza

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Un poco más, sigue siendo triste y me da mucha pena por ella...pero también estoy orgullosa de  Liyuen

Preferí capítulo largo a dos cortos, espero les guste

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El casamiento había sido como un sueño, todo era borroso en su mente, siguió la ceremonia y las instrucciones en forma mecánica hasta que legalmente fue la esposa del general Zhang. Luego partieron al norte, allí se hizo la fiesta de celebración, y allí fue la noche de bodas.

Liyuen había pensado en distintos trucos por si su esposo notaba que no era virgen, pero estaba tan borracho por los festejos que ni lo notó. Tenía cuarenta y ocho años, pero era un hombre vigoroso, que la usó para satisfacer su deseo, nada más. Y ella solo cerró sus ojos manteniendo su mente lejos, hasta que terminó, no tuvo nada de placentero y nunca lo tendría. Ni esa primera noche ni las que le siguieron.

En aquellos encuentros en que cumplía con sus deberes maritales, ni por un segundo pensó en su noche con Longxuan porque quería mantener aquel recuerdo limpio en su memoria. Solo trataba de evadirse, de escindir sus emociones del cuerpo que experimentaba las arremetidas de aquel hombre.

El General Zhang no era un hombre cruel pero tampoco le importaba ella, más allá de lo que sucedía en el lecho, su ocupación era la guerra. No le importaba dialogar o compartir tiempo, así que ella pasaba la mayor parte del tiempo sola, o con las mujeres de la familia . Su suegra disfrutaba marcarle errores, hablar de sus carencias como esposa o decir que como era princesa estaba malcriada.Maltratarla a ella, mostrarle que como nuera estaba por debajo suyo le daba poder. Liyuen se preguntó si estaba destinada a pasar su vida bajo el yugo de otras mujeres que encontraban en ella una forma de descargar sus frustraciones. Era joven, demasiado, y estaba lejos del hogar que había conocido, en un lugar frío y solitario. Aquello parecía un exilio, y los días pasaban uno tras otro mientras la tristeza iba aumentando.

Lo único que le dio un respiro fue que después del mes inicial, el General dejó de visitarla asiduamente por las noches, por un lado porque estaba ocupado con la guerra y por otro porque probablemente se había cansado de la novedad y de que ella fuese tan poco receptiva. Deseó que llegara un día en que se hartara completamente de ella.

Y durante el tercer mes de matrimonio, empezó a sentirse mal, lo atribuyó a las bajas temperaturas o a que comía poco debido a su estado de ánimo, pero cuando se desmayó llamaron al médico y confirmó que estaba esperando un hijo. No lo había esperado, ni siquiera había pensado en esa posibilidad aunque era lo más obvio.

Su suegra por primera vez se mostró complacida con ella y el General Zhang que estaba lejos, volvió del campamento militar debido a la noticia de que tendría un heredero.

Ella, en cambio , al saber que estaba embarazada, lloró desconsolada, no quería llevar un hijo de aquel hombre, no quería llevar el fruto de aquellas noches tortuosas en que ella simplemente intentaba alejar su mente mientras su cuerpo era poseído para el placer ajeno. Noches en que ella dejaba de ser ella, noches en que no deseaba ser. Y luego cuando pasó el momento de angustia, decidió que aquel niño que esperaba era de Longxuan. Después de todo existía la posibilidad, se había casado y consumado su matrimonio con el General dos semanas después de entregarse al hombre que amaba, no había certezas sobre con quien había engendrado a esa criatura, así que eligió engañarse a sí misma una vez más, eligió creer que el bebé que llevaba había sido engendrado en el amor. Era la única forma en que podría seguir adelante y ser feliz con aquella noticia. Posó su mano sobre su vientre y cerró los ojos.

-Tu padre lleva el nombre de un dragón, y lo amo. Lo amaré siempre, como a ti- susurró. Nunca supo si fue aquel deseo o si fue un presentimiento, pero desde ese instante amó al niño que crecía dentro de ella.

La Grulla y la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora