En la mañana había una fina capa blanca cubriendo todo, Longxuan se había marchado al trabajo casi al amanecer tras recibir un mensaje. Le había dicho que no era nada importante y que no se preocupara, pero Liyuen sabía que si había salido con tanta prisa era porque tenía mucha importancia. Ella se había quedado observando el paisaje nevado mientras esperaba que Yichen despertara para desayunar. Había algo tranquilizador en observar aquella blancura sin mancha alguna, sintiendo el aire frío y la quietud matinal. Pronto la nieve estaría llena de huellas que destruirían esa belleza etérea, pero existía este instante antes que eso pasara. Suspiró. Tanto ella como Longxuan habían declarado sus sentimientos, pero aún tenían un camino por recorrer, aún estaban los peligros cada vez que ella intentaba vislumbrar el futuro, y también estaba el pasado con sus sombras. Por un segundo deseó ser aquella capa de nieve que no había experimentado ningún tipo de mácula.
-¿Madre? – preguntó Yichen a sus espaldas y al girarse lo vio frotándose los ojos y bostezar, acababa de despertar y aún tenía sueño- ¿Es nieve? – preguntó de pronto y ella sonrió porque parecía haberse despabilado.
-Sí, nevó. Ve a ponerte abrigo y podremos jugar un rato- le dijo y el niño corrió hacia las habitaciones. Eso la hizo pensar que no siempre era malo que la nieve fuese hollada, también existían huellas que denotaban la vida en todo su esplendor.
Un rato después Yichen y ella estaban jugando en la nieve, y luego abrigados desayunaron en el interior, ya hacía demasiado frío para quedarse en las galerías exteriores. Luego el niño fue a la academia y ella trató de distraerse leyendo, pero en realidad estaba esperando que Longxuan volviera y que las noticias no fueran malas. Pero el ministro no regresó a almorzar, envió un mensaje de que volvería a la noche. Liyuen casi se burló de sí misma, nunca podrían ser dos personas comunes.
Cuando llegó pudieron hablar a solas muy brevemente, porque Yichen estaba rondando ansioso por contarle sobre lo que había aprendido en la academia.
-¿Qué sucedió?
-Nada de qué preocuparte, solo que obtuve alguna información sobre el hierro, hemos rastreado algunos depósitos, era verdad que están fabricando armas y guardándolas.
-¿Ya sabes quién está detrás?
-Tengo una idea, pero no pruebas, así que no puedo dar ningún paso aún. No puedo advertirlos.
-Entiendo – dijo ella y él deseó que no estuviera preocupada. Iba a dar todo de sí por mantenerlos a salvo, por darle una vida lo más normal posible e iba a evitar que Yichen entrara a Palacio como sucesor del rey. Su hijo iba a ser libre, él iba a asegurarse de eso.
Cenaron y luego jugó una partida de weiqi con el niño, mientras Liyuen también se instalaba en su estudio a bordar. Casi inconscientemente ahora trataban de estar tan cerca como pudieran, sin perderse de vista.
Mientras jugaba, Longxuan se había distraído viéndola y Yichen fue consciente de eso.
-Padre...- llamó y Longxuan se sorprendió una vez más, se preguntó si alguna vez dejaría de sorprenderse de que Yichen lo llamara así – No está concentrado en el juego...
-Lo siento- respondió con una sonrisa.
-¿Ama a mi madre?- preguntó el niño con seriedad.
-Sí- respondió y Liyuen que los escuchaba no pudo evitar sonrojarse.
-Eso me parecía – evaluó el pequeño príncipe y lanzó un pequeño suspiro, no parecía molestarle el hecho de que amara a Liyuen sino que no se concentrara en la partida..
-Longxuan, concéntrate en el juego – indicó ella casi reprendiéndolo.
-Sí, su alteza- respondió risueño y volvió a concentrarse en las fichas del tablero. Al día siguiente tendría que concentrarse en un juego más decisivo para todos, pero por ahora tenía que ser un digno rival para no herir el orgullo de su pequeño hijo.
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La Grulla y la Luna
RomansaLa Princesa viuda Liyuen necesita protegerse a ella y su hijo de las intrigas del Palacio, por ello toma la decisión de proponerle una alianza a través del matrimonio a un hombre poderoso pero que la desprecia, el Ministro Fei Longxuan.