Capítulo 19 - Contraataque

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 Un poco más...

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A la mañana siguiente, durante el desayuno, Liyuen notó que Longxuan miraba su mano cada tanto, quería decirle que no era su culpa, porque sentía que él así lo creía.

-¿Te duele? – preguntó Yichen.

-No, ya no duele. Me curaron bien y anoche volví a untarme bálsamo, ni siquiera va a quedar marca- dijo esperando que el ministro también captara el mensaje. Él iba a decir algo pero fueron interrumpidos porque un sirviente le avisó que lo buscaban por lo que fue hacia la puerta, con urgencia. La princesa se preocupó, pero él regresó rápidamente con un tubo sellado que obviamente contenía un mensaje.

-Es la respuesta de su hermano – explicó- he pedido que me trajeran cualquier noticia inmediatamente, sin importar la hora o el lugar.

-¿Son noticias del tío? – preguntó el niño y Longxuan se dio cuenta de su error al mencionarlo delante del niño.

-Sí, pero no debe saberlo nadie- respondió la princesa a su hijo y el pequeño asintió. Recién cuando partió hacia la academia, ella se reunió con Longxuan en el estudio a leer la carta de su hermano y traducírsela, porque había usado para responder el mismo código de poemas, fragmentos literarios y canciones tradicionales. Contaba que ya estaba recuperado, les daba algunas noticias del frente y también información detallada sobre las provisiones recibidas y algunos de los funcionarios que habían firmado las órdenes de las partidas de alimentos, armamentos y equipamiento para su ejército. También le hablaba de la baja calidad de mucha de la indumentaria para los soldados y de los caballos. Eran datos importantes para que Longxuan pudiera cotejar con lo que estaba investigando en la capital.

Después de registrar todos los datos, miró a su esposa.

-Sé que quería evitar el peligro, pero quizás ya no sea una alternativa y debamos mover algunas piezas. El mensaje ha sido claro – dijo mirando la mano de ella- Ocultarnos no bastará, también necesitamos que nuestros enemigos – dijo hablando en plural- se sientan amenazados. Pero la paz que anhela, probablemente no sea posible, no hasta que todo acabe y el Príncipe Heredero regrese, y aún entonces, quizás tampoco. Quizás debamso seguir librando esta partida para siempre.

-Lo sé- dijo bajando la mirada. Había sido ilusa. Tal vez debería haber elegido otra opción, buscar el exilio , que la echaran de a la familia real e irse lejos con Yichen, pero tampoco había garantías de que la dejaran llevarse al niño o que se conformaran con verla lejos de la capital. Quizás debería haber dejado su estatus de princesa, pero tampoco era tan fácil , de haberlo sido, lo habría lo habría hecho años atrás.

-Tiene que elegir- dijo él y le estaba dando una oportunidad para seguir manteniendo un perfil bajo y ganar todo el tiempo posible.

Liyuen también miró su mano quemada, ya era tarde para ocultarse. Ella ya había elegido.

-Haga lo que tenga que hacer – le dijo y él asintió.

En los días que siguieron , él volvió a dedicarse a pleno a su trabajo, sin ir a almorzar, ni tomarse días libres y regresando demasiado tarde.

Liyuen se aseguraba de enviarle comida y a veces se quedaba despierta hasta saber que había regresado, aunque sus habitaciones estaban distanciadas escuchaba el murmullo de los sirvientes cuando él llegaba y se quedaba tranquila. Le había dicho que el estatus de Príncipe Consorte lo protegería, ya no estaba tan segura. Empezaba a pensar que en lugar de ganar algo con aquella unión, los dos habían perdido

Y unas semanas después, aquel trabajo duro mostró los resultados. Longxuan había acusado a varios funcionarios de corrupción, ante el rey y había presentado las pruebas necesarias para condenarlos, uno de ellos era el Viceministro de Guerra y otro un familiar lejano de la concubina Shuang. Aún no podía llegar a ella, pero había devuelto el mensaje, si ella les hacía daño, él lo devolvería

El rey ordenó la detención de aquellos hombres, así como la expropiación de sus títulos y propiedades y aunque Longxuan sabía que el contraataque enemigo no sería pronto, tomó algunas medidas.

Redobló los guardias que protegían a la Mansión y a cada uno de los miembros, e infiltró espías en todo los lugares que podía, incluso en la academia donde asistía Yichen. Aunque eso no se lo contó a su esposa. En cambio, sí revisó junto a ella los antecedentes de cada sirviente de la casa e incluso de los proveedores, ya fuera de alimentos, vestidos o muebles, y tiendas que visitaban asiduamente.

-¿Es necesario? – preguntó ella. Siempre había sido muy cuidadosa eligiendo a la gente que la rodeaba.

-Es mejor tomar todas las precauciones hasta saber qué harán. Por un tiempo estarán quietos, para no levantar las sospechas del rey, la Concubina Shuang ha tenido que poner mucho esfuerzo para desvincularse de lo sucedido, ha repudiado públicamente a sus familiares y ha mandado a azotar a la esposa del viceministro cuando fue a pedirle ayuda. Además el rey ha ordenado que se envíen más provisiones al Príncipe Heredero. Y ha encargado que yo supervise ese proceso, así que no van a mostrar los colmillos ahora o se estarían arriesgando.

-Pero lo harán...- dijo ella

-Sí. Por eso tenemos que estar preparados- dijo él y la princesa se resignó. Sabía que debían tener más cuidado porque el próximo ataque podría acabar con ellos, y aunque tendrían un tiempo de tregua , no debían bajar la guardia.

Y aunque temía vivir bajo constante amenaza, a medida que los días fueron pasando volvieron a retomar sus rutinas. Longxuan volvió a almorzar a la casa, retomó sus elecciones y partidas de weiqi con Yichen. Y ella volvió a encargarse de los detalles cotidianos de la mansión y en brindar socorro a los ciudadanos que pidieran su asistencia, en eso había sido inflexible aunque el ministro había dicho que esa actividad podría traerle complicaciones se había negado a dejarla. Aún así él había pedido que lo tuviera al tanto para asegurarse que no le tendieran ninguna trampa, así que reservaban algún momento del día para hablar sobre los casos que le presentaban y cómo resolverlos.

Los días fueron calmos, hasta que Liyuen recibió una convocatoria de su padre. La llamaba a palacio pero no informaba sobre qué asunto era, y pedía solo su presencia, no convocaba a Longxuan ni a Yichen, casi estaba convirtiéndose en un ciclo sin fin. Tomar un poco de aire, para volver a sentirse asfixiada. Y esta vez ni ella ni el Ministro sabían qué era lo que el rey deseaba.

Los días fueron calmos, hasta que Liyuen recibió una convocatoria de su padre. La llamaba a palacio pero no informaba sobre qué asunto era, y pedía solo su presencia, no convocaba a Longxuan ni a Yichen, casi estaba convirtiéndose en un ciclo sin fin. Tomar un poco de aire, para volver a sentirse asfixiada. Y esta vez ni ella ni el Ministro sabían qué era lo que el rey deseaba.

Si hubiera sido alguna acusación contra ella la hubiera hecho ir inmediatamente e incluso custodiada, si fuera algo meramente social hubiera invitado a Longxuan a acompañarla.

Debía tener que ver algo con su rol como Princesa real y eso la preocupaba más que nada, porque si su padre la necesitaba como pieza en sus planes, era ella quien pagaba el precio.

Además Yichen no tenía academia aquel día y la idea de dejarlo solo, la incomodaba ¿Qué tal si todo era un plan para dejar al niño desprotegido?

-Lo llevaré conmigo a conocer al Ministerio donde trabajo – dijo Longxuan cuando ella mencionó al pasar que no quería que el niño quedara solo en la mansión- Así no estará ansioso esperando y estaremos más cerca de Palacio.

-Gracias, estoy segura que eso lo emocionara- dijo ella y por un instante , él deseó poder también distraerla de aquel encuentro con el rey.

La Grulla y la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora