Capítulo 26 -Cielo e infierno

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Un poco más, para entenderlos mejor...

Buen fin de semana

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Longxuan se aseguró de ir temprano al día siguiente y para su sorpresa cuando Liyuen llegó, iba vestida de hombre.

-¿Yuen? – preguntó confundido- ¿Qué haces?

-Vamos a escaparnos- dijo ella.

-¿Qué? ¿Enloqueciste?

-Solo hoy, solo un rato. Hay una puerta secreta por la que mi hermano escapaba cuando era más joven y que además siempre ha servido como salida de emergencia por si sucede algo. Hoy vamos a usarla para ir de paseo. Solo hoy, solo una vez, un par de horas ¿por favor ,Longxuan? – pidió ella.

-¿Y si nos atrapan?

-Fei Longxuan, si nos atrapan, será un placer haberte conocido- dijo ella sonriendo y luego lo provocó- No pensé que fueras un cobarde.

-Soy precavido y tú una princesa.

-No hoy – dijo ella y dio un giro para que la viera- De hecho parecía un joven erudito, si se la miraba de lejos y sin prestar demasiada atención a sus bonitos rasgos.

-Longxuan...

-De acuerdo, de acuerdo. Solo que si nos atrapan, diré que fue tu idea – le dijo sonriendo y ella lo guió hacia la puerta secreta que los llevaba hacia el exterior. Afuera había dos caballos esperándolos, por lo visto lo tenía todo planeado. Cabalgaron hasta la ciudad, dejaron los animales en la caballeriza de una hostería y empezaron a caminar por las calles principales. Longxuan le fue contando sobre las tiendas y caminaron por la vera del río donde eligieron un lugar para descansar y beber té. Era un día común, así que no había nada extraordinario para ver, sin embargo aquella cotidianeidad del ir y venir de la gente era algo bastante novedoso para Liyuen

-¿Aquí junto al río se celebra el festival de las linternas, verdad? – preguntó ella y él asintió- Me gustaría verlo alguna vez, desde palacio solo se ven algunas luces lejanas.

- Te traeré el año próximo – dijo él antes de darse cuenta de lo que estaba diciendo. Ella lo miró e hizo un breve gesto de asentimiento

Vagaron un rato más, y Liyuen se distrajo un instante viendo a una pareja, el hombre estaba comprando una horquilla para la mujer, solía ser una muestra de afecto entre los enamorados.

Longxuan a su vez se la quedó mirando a ella, por un segundo pensó en regalarle una horquilla, pero se prometió a sí mismo que lo haría luego, en otro momento y en otro lugar que no fuera una calle cualquiera en un paseo furtivo con ella vestida como hombre. Merecía más.

-Liyuen, debemos regresar – dijo dándose cuenta que ya habían estado fuera mucho tiempo.

-Sí- respondió ella con resignación y la elocuencia, que había tenido para hacer preguntas o comentar todo lo que veía , desapareció. Caminaron en silencio hasta la caballeriza.

-¿Estás bien? – preguntó mientras la ayudaba a montar.

-Un poco cansada- respondió y cabalgaron de regreso.

Al llegar, descendieron de sus monturas y se quedaron un instante allí, como si no supieran qué hacer.

-Déjalos aquí, los buscarán luego – dijo ella refiriéndose a los caballos

-Entremos – dijo él y avanzó hacia la puerta secreta. Ella lo tomó de pronto de la manga de la túnica para detenerlo y se lo quedó mirando como si quisiera decirle algo.

La Grulla y la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora