Capítulo 4- Fichas en el tablero

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Dejo un poco más de ellos ( mucho antes de lo que esperaba). Abrazo

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Al día siguiente el rumor ya corría por toda la capital, y dos días después, Fei Longxuan le informó que el rey había solicitado hablar con él. Linyuen no supo si alegrarse de que el plan estuviera funcionando o resentirse, en lugar de llamarla a ella, su padre llamaba a su ministro. Tras la reunión, su extraño aliado la invitó a tomar el té en el salón más exclusivo de la ciudad, aunque ambos sabían que era para informarle lo sucedido en la audiencia.

La esperaba en una sala privada del segundo piso. Había ventanales que daban a la calle y al lugar asistían solo los nobles y los funcionarios, así que era totalmente aceptable para reunirse, pero también les daba privacidad para hablar.

-Su alteza – la saludó al llegar y extrañamente cada vez que él la llamaba de aquel modo hacía que sonara ofensivo más que respetuoso.

-Su excelencia – respondió ella e intentó imprimir el mismo tono de frialdad en sus palabras.

-Siéntese y le contaré sobre la audiencia, imagino que debe sentir curiosidad.

-Sí – respondió y él le sirvió una taza de té. El sutil aroma del té de jazmín se elevó entre ellos,era el favorito de la princesa, un aroma dulce y tranquilizador.

-El rey había oído rumores sobre nuestras recientes interacciones, así que me preguntó . Tuve que mentir un poco, le dije que éramos amigos, que ambos teníamos interés en las pinturas de Wangzhu y eso nos había acercado. Que habíamos encontrado muchos puntos en común y era agradable pasar tiempo juntos. El rey me preguntó su estaba interesado en su alteza- dijo él y bebió de su taza.

-¿Así de fácil? – preguntó ella

-Parece que tenía razón, una princesa de veintiséis años, viuda y con un hijo no es tan difícil de conseguir – dijo y a ella le dolieron aquellas palabras, eran similares a las que ella había dicho antes pero al mismo tiempo en boca de él sonabas horribles.Y más aún porque eran verdad. Tal como había previsto , su padre prefería casarla, neutralizar la posible influencia de la familia de su marido muerto, evitar que ella encontrara una alianza más poderosa y evitar que eligiera algo que pudiera perjudicarlo. Y aún así ella había elegido, aunque nadie lo creyera.

-¿Algo más?- preguntó y el hizo una mueca.

-Dije lo que se supone que debía decir, que estaba muy interesado, que su alteza era más de lo que pudiera desear, que un hombre como yo era indigno de usted. Me incliné ante él y dije que sería un honor inimaginable si pudiera tenerla como esposa, que sería un consorte leal a su Alteza y a los intereses de su Majestad. Y el rey prometió que lo hablaría con usted.- finalizó y ella sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas por la parodia que habían representado aquellos dos hombres respeto a su futuro.

-Supongo que convenció a mi padre.

-Ahora será su turno cuando la llame.

-Es solo por convención, si no negó la posibilidad y es porque aceptó. Así que es tiempo de preparar todo.

-¿Tiene algún pedido particular? –preguntó él.

-Quiero que vivamos en mi casa- dijo ella y lo vio cambiar de expresión, pero no iba a ceder. Le había costado mucho dejar la casa de su marido y que su padre le concediera aquella mansión para vivir con su hijo. Era el hogar de Yichen y de sus rutinas.

-¿Debo abandonar mi casa para vivir en la suya? – preguntó él.

-Aunque haya perdido valor, sigo siendo una princesa, Su excelencia, y no quiero dejar mi casa. Tendrá las mismas o más comodidades y siendo el príncipe consorte no es algo fuera de las normas ni que lo ridiculice. Puede poner el resto de las condiciones, quedarme allí es lo único que pido- dijo.

-Está bien, me mudaré después de la boda. Quiero mi propio espacio.

-Lo tendrá – dijo ella y se levantó- Hablaremos después de que mi padre me llame.

-Terminaré el té si no le importa, uno de mis guardias la acompañará.

Liyuen asintió y salió de allí, así como el aroma del té le había parecido dulce, ahora, tras la conversación, sentía que el sabor era amargo.

Ya todo estaba en marcha. No podía volver atrás. Sólo le faltaba algo más, hablar con su hijo.

Al llegar a su casa, mandó a llamar a Yichen a su estudio. El niño entró algo cohibido, no estaba acostumbrado a que su madre lo llamara allí.

-Madre, ¿sucedió algo? – preguntó con temor y ella se conmovió al verlo inquieto. Era un príncipe, debía educarlo para que fuera fuerte, pero era su niño también, su pequeño. Se levantó y le extendió la mano.

-Vamos al jardín- dijo y lo vio sonreír.

Fueron a su lugar favorito, junto a una mata de azaleas, debajo de grandes árboles de magnolias en flor. Se sentaron en el banco en el que solían tener muchas conversaciones, de cosas triviales y de cosas importantes.

-Voy a casarme con el ministro Fei Longxuan – le dijo.

-¿Lo amas?- preguntó el niño y la desconcertó- No amabas a mi padre- agregó y fue una afirmación, no una pregunta- Hacemos sus rituales cada año, pero nunca me hablas de él y guardaste su espada y las cosas que le pertenecían que me dieron sus familiares.

Liyuen había intentado decirle siempre la verdad a su hijo. Había cosas que no eran apropiadas para un niño, así que había callado o había buscado decirle tanto como era posible dependiendo su edad,pero jamás le había mentido. Necesitaba darle tranquilidad. Se agachó a su lado y lo miró.

-Amaba a tu padre.

-¿Y al Ministro Fei?¿Lo amas? – insistió tercamente

-Sí – respondió.

-¿Y él te ama?

-No lo sé, pero va a cuidar de nosotros – le dijo.

-Algún día yo podré cuidar de ti – afirmó y ella asintió.

Tal como había previsto, su padre la convocó al día siguiente, y tal como había temido pidió su opinión solo como formalidad.

-He hablado con el Ministro Fei y por lo que he oído también estás interesada en él, creo que sería un buen marido para ti. También Yichen necesita un buen modelo para seguir, ¿qué opinas, Liyuen?

Ella lo contempló unos instantes, muchos años atrás, cuando niña había pensado en aquel hombre como su padre, había esperado amor y ternura de él. Pero ya era una adulta, sabía que era más rey que padre y ella era más súbdito que hija.

-Me haría feliz, padre- expresó.

-Entonces haré los anuncios correspondientes y empezaremos con los preparativos, creo que en un mes estará bien. Con tu hermano lejos...

-No creo que sea conveniente algo demasiado ostentoso, padre. Es mi segundo matrimonio.

-Tienes razón, aunque es un motivo de alegría y nuestro pueblo también se alegrará- dijo y se acercó a ella , posó sus manos sobre sus hombre y la miró con algo parecido al orgullo. Liyuen sabía que así sería, siempre que fuera obediente, siempre que no se interpusiera en sus planes, siempre que no lo traicionara -¿Hay algo que desees?

-No, nada. Solo quisiera que la gente de mi mansión se ocupe de todo – dijo ya que no quería que la Consorte Shuan se involucrara

-Está bien, pero al menos enviaré fondos una vez que hagamos el anuncio, y el banquete de bodas será aquí, no quiero que nadie se sienta ofendido por no haber podido asistir – dijo y sabía que no cedería. La dejaría organizar los detalles pero su boda seguía siendo un hecho político.

-Gracias, padre – fue lo último que le dijo antes de retirarse. Y los eventos se desencadenaron tal como estaban previstos. El rey anunció la boda un par de días después, luego de anunciárselo formalmente al Ministro Fei. Luego el rey le envío un arcón con plata , y también a las costureras de palacio para que le confeccionaran su vestido de bodas, ese era su regalo.

Y así empezaron los preparativos.

La Grulla y la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora