Capítulo 30 - El filo del peligro

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Un poco más...y  es un capítulo largo (Por cierto parece  que va a ser un poco más extensa de lo que había creído al inicio)

Buen fin de semana

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Una semana más tarde, el rey y el Márquez Tao oficializaron su trato cuando éste hizo un aporte a la corona en nombre propio y de los grandes comerciantes de la capital. Fue en medio de un acto protocolar en Palacio, al que Fei Longxuan asistió como Ministro y acostumbrado como estaba a leer el ambiente supo que sus enemigos estaban descontentos.

Los partidarios del Rey y del Príncipe heredero celebran aquel acuerdo, serviría para ayudar económicamente al mismo tiempo que reforzaría el mensaje de que el rey y el príncipe, que luchaba en la frontera, contaban con el apoyo de parte importante de la sociedad.

El gobernante había agradecido su papel como mediador en aquel acuerdo, incluso él y Tao se habían saludado como si fueran viejos amigos, y ambos habían intercambiado miradas que expresaban la ironía de aquella puesta en escena. Pero ambos estaban acostumbrados a jugar.

Sin embargo, Longxuan supo que ahora debería esperar el pago por aquella jugada. El rey había accedido en forma tácita a no involucrar a Liyuen, pero sus enemigos estaban decidiendo como pagarle y eso lo inquietaba un poco. Y le preocupaba que ya supiesen que estaba tras la compra de hierro.

Reforzó la custodia de Yichen, y no quiso asustar a Liyuen con alguna advertencia, pero también dio órdenes para que los guardias de la mansión estuvieran más atentos, y como medida extra comenzó a portar una daga. No era afecto a las armas, ni era experto, pero en los últimos años había aprendido a usarlas, aunque nunca se había sentido lo suficientemente amenazado, hasta ahora.

Días después de la oficialización de la colaboración, los comerciantes encabezados por Tao, organizaron una fiesta en su distrito principal , él y Liyuen fueron invitados, estuvo tentado a inventar una excusa para no ir, pero sabía que la invitación, así como el pedido del rey que lo representaran en esa ocasión, era ineludible. Y tampoco podía evitar que la Princesa fuera, porque justamente ella era quien le daba el carácter oficial a esa visita.

-No te alejes de mí esta noche – le dijo cuando estuvo lista. Ella se había arreglado pero sin exagerar, lo suficiente para dar un tono oficial a su presencia pero no como para hacer que su estatus resultara incómodo para alguien. Un vestido en tonos azules, y un par de horquillas de oro en el cabello. Aúna sí su belleza era notable.

-No lo haré- dijo Liyuen que no estaba segura si la advertencia era por la presencia de Tao por algo más, ya que Longxuan no había sonado enojado sino más bien ansioso.

Se despidieron de Yichen, Liyuen le recordó que hiciera caso a su niñera y se acostara temprano en lugar de esperarlos despierto y él asintió. Aunque ella sabía que no lo haría, su única desobediencia solía ser esa, cuando ella no estaba, esperaba despierto su regreso, como si temiera o como si solo estuviera tranquilo al saberla en el mismo lugar. Tras despedirse del niño, partieron.

-¿Sucede algo? – preguntó Liyuen porque el silencio en el carruaje era demasiado tenso.

-No, solo que supongo que hay gente que no está contenta con este trato.

-Traje la pulsera – dijo ella y mostró la pulsera de plata que él le había regalado- al menos trataremos de que no nos envenenen y tus guardias se encargaran del resto. Supongo que Tao tampoco querrá que le arruinen el festejo, así que no debes preocuparte – le dijo y la expresión de él se suavizó. Había creído que ella no sabía lo que lo inquietaba, se había equivocado. Lo conocía bien, más allá de los muros que ellos y el tiempo habían construido, ella lo conocía y además tenía una inteligencia que no podía subestimarse. Muchas veces había pensado que Liyuen también habría sido adecuada para el cargo de gobernante, hasta quizás más que su hermano si no fuera porque había nacido mujer y porque el peso de la corona era demasiado dañino.

La Grulla y la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora