Y ellos siguen aquí, así que un poco más...antes que se vayan o algo los espante de mi mente.
Gracias a los que acompañan esta historia, espero les guste a pesar de su ritmo lento
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Longxuan guió a Yichen a través del Ministerio, el niño estaba entusiasmado y lleno de curiosidad, hacía preguntas todo el tiempo. Aunque cuando se encontraban con alguien, se retraía y volvía a adoptar su aire formal para saludar y responder a las presentaciones. Al igual que su madre, el pequeño, jamás olvidaba quién era y lo que se esperaba de él. El Ministro lo llevó a sus oficinas donde podría relajarse sin cruzarse con funcionarios, sus asistentes respetaban su privacidad así que no los incomodaron mientras él le mostraba el lugar al niño.
-¿Le gusta trabajar aquí? – preguntó Yichen.
-Sí, me gusta mi trabajo – respondió y era verdad. Las razones que lo llevaron hasta aquel puesto eran un poco contradictorias, cumplir con un legado y un profundo resentimiento, pero le gustaba poder hacer algo para que el país fuera un mejor lugar, y mientras el joven príncipe hacía preguntas, también se dio cuenta de que le gustaba enseñarle. Se preguntó si así se había sentido su hermano mayor al ser tutor del Príncipe heredero, o incluso cuando le enseñaba a él. Porque había llegado a sentirse orgulloso del niño, pero también le tenía afecto. No había esperado que pasara, de hecho no había querido que pasara, hasta había luchado contra eso, pero había sucedido sin que se diera cuenta. Casi sonrió pensando que Yichen había sido el ganador de las partidas de weiqi aunque no lo supiera.
Cuando uno de sus asistentes lo llamó pues necesitaba que autorizara unos documentos, dejó al Príncipe solo unos momentos. Temía que se aburriera así que le dio un libro que tenía a mano, uno de sus años de estudiante, de relatos tradicionales.
Cuando regresó poco después, lo encontró aún leyendo, muy interesado.
-Si te interesó puedes llevarlo contigo- dijo
-En realidad, conozco la mayoría de las historias. Excepto ésta, no la había escuchado antes – dijo el príncipe, mirándolo.
-¿Cuál?
-La de la grulla y la luna – respondió el niño y Longxuan pensó que había elegido mal el libro que le había dado -¿La conoce?
-Sí, la leí hace muchos años.
-¿Y la recuerda?
-Vagamente- dijo. Y Yichen tomó su respuesta como una invitación a contarle lo que había leído
- Cuenta que hace mucho tiempo una pareja de enamorados se amaban mucho, y a pesar de ser pobres, eran muy felices. Una noche de verano, el hombre le preguntó a su amada qué quería que le diera, y ella como sabía que no tenía dinero, le dijo que quería la luna. Él la amaba tanto y deseaba darle lo que ella deseara, miró el cielo nocturno cada noche, pidió a los dioses y dedicó su alma a conceder el deseo de la mujer que amaba, finalmente se convirtió en una grulla para volar hasta el cielo y buscarle la luna, pero eso los separó, ya nunca pudo volver a ser humano y no regresó con ella. Es una historia muy triste- comentó finalmente.
-Lo es .Uno no debería desear lo que no puede tener, no termina bien, esa es la enseñanza – dijo Longxuan.
-Yo creo que lo triste es que no se entendieran a pesar de que se amaban, ella pidió la luna para no molestarlo sin pensar que él tomaría en serio cada uno de sus deseos y él no comprendió que su amor era lo único que ella quería - le dijo.
-Supongo que también puede entenderse de ese modo- respondió el hombre.
-Mi madre dice que todas las historias dependen de quien las lea o escuche, que las palabras tienen vida así que cuentan cosas diferentes a personas diferentes ¿Cree que ella demore mucho más en la reunión con el rey? – preguntó cambiando de tema y Longxuan se dio cuenta que el niño nunca había dejado de lado su preocupación por Liyuen.
-Espero que no, nos avisarán tan pronto ella salga e iremos a buscarla- le aseguró y el niño asintió.
No mucho después les avisaron que la princesa había terminado su audiencia con el rey, palacio quedaba cerca del ministerio así que tomaron un carruaje y llegaron rápidamente, justo a tiempo cuando ella cruzaba las puertas externas.
-Madre – llamó Yichen mientras descendía del carruaje, pero se quedó esperando ceremonialmente que ella se acercara. Longxuan la observó tratando de descubrir qué había sucedido dentro, aunque no era alguien fácil de leer, aún así no parecía turbada, pero tampoco feliz, parecía pensativa.
-Como estábamos cerca, vinimos a buscarla – dijo Longxuan cuando llegó hasta ellos
-Me alegra que así sea – respondió la princesa recordando que había guardias y muchas personas observándolos, más de los que ellos sabían. El Ministro le extendió la mano y la ayudó a subir al carruaje, luego ayudó al niño y se subió él finalmente. Allí podrían hablar con más privacidad.
-¿El abuelo estaba enojado? – preguntó Yichen que siempre parecía adelantarse a todo.
-No, me pidió que lo representara en un evento, que fuera en su nombre- contestó ella y miró al ministro, él supo que no era tan fácil como sonaba.
-¿Qué evento?- preguntó cauteloso.
-El cumpleaños del Márquez Tao. Ha regresado recientemente y hará una gran fiesta, ha enviado invitaciones a Palacio pero obviamente mi padre no asistirá, pero desea que haya alguien de la familia real. Además nos conocemos desde niños y es mi pariente lejano – agregó ella.
-Entiendo – dijo Longxuan.El Márquez Tao Wuxian era de los personajes más influyentes de la capital, quizás incluso del país. De la nobleza por parte de su padre y heredero de ricos comerciantes por parte de su madre, era reconocido, influyente, caprichoso y mujeriego. Su familia era poderosa pero siempre se mantenía al margen de los enredos políticos. Hasta ahora, por lo visto el rey lo quería de su lado. Y había incluido a princesa en esos planes.
-Mira, madre – dijo Yichen interrumpiendo mientras se asomaba a la ventanilla- ¿Qué es?- preguntó y Liyuen se inclinó para mirar hacia el exterior.
-Creo que hoy es el festival del Dragón – dijo ella cayendo en cuenta de la fecha, había estado tan preocupada por la convocatoria del rey que lo había olvidado. La ciudad se vestía de fiesta, había puestos callejeros de comidas y de mil productos más, dragones flotantes en el río y muchas cosas más para celebrar aquel día.
-¿No podemos venir? – preguntó el niño mirando a ambos.
-Yichen...
-Sí, debemos cambiarnos primero y luego podemos venir – dijo Longxuan.Él llevaba su túnica de funcionario y la princesa se había ataviado para presentarse ante el rey.
-¿De verdad? – preguntó el niño entusiasmado y Liyuen lo miró sorprendida.
-Sí, creo que por un día estará bien- asintió.
-¿Madre?- confirmó el niño.
-Vendremos – confirmó ella y el niño la abrazó. No solían participar de esos festivales, pues temía por su seguridad, pero si Longxuan aseguraba que estaba bien es porque se había encargado de que estuvieran bien custodiados, incluso cuando ellos no lo supieran. Y un momento de disfrute después de toda la tensión del día, no era mala idea. Además Longxuan, tal como el significado de su nombre, también era un dragón, de alguna manera era su festividad.
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La Grulla y la Luna
RomansaLa Princesa viuda Liyuen necesita protegerse a ella y su hijo de las intrigas del Palacio, por ello toma la decisión de proponerle una alianza a través del matrimonio a un hombre poderoso pero que la desprecia, el Ministro Fei Longxuan.