Capítulo 17 - Amenazas y confianza

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Y un poco más de ellos, que me tienen muy entusiasmada, así pasa a veces...una historia llega y queremos contarla tan pronto como podamos, antes que se escape

Espero les esté gustando

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Dos días después, el rey convocó a Longxuan , tanto él como la princesa imaginaban que tendría que deberse a Yichen.

-No debí aceptar ese plan...-dijo la princesa paseando de un lado al otro en el estudio de él. Era obvio que desde la visita de quien fuera su familia política había perdido la calma.

-También me hubieran convocado si Yichen hubiera salido en primer lugar en los exámenes, imaginé que Su Majestad me llamaría. Es su nieto y uno de sus posibles sucesores, después de todo.

-¿Y también está tan seguro sobre prever lo que hará mi padre? Porque yo no lo sé, yo nunca sé cómo reaccionará o qué decisión tomará y cómo eso afectará mi vida- dijo ella.

-No, no puedo prever qué hará Su Majestad, pero si hubiera tomado alguna decisión drástica me hubiera convocado antes, y no solo a mí, también a usted. Así que creo que aunque sea difícil debe calmarse y confiar – dijo y Liyuen no sabía si debía confiar en su padre, en Longxuan que había prometido protegerlos o en ella misma que había decidido ir a él para buscar ayuda. Pero como no podía dejar que la desesperación la arrastrara, confió.

El Ministro Fei se entrevistó con el rey quien efectivamente preguntó por su nieto y muy sutilmente indagó sobre por qué había fracasado en sus exámenes, ¿acaso el niño no tenía talento? Había escuchado rumores diferentes de sus tutores en años anteriores.

Longxuan lo tranquilizó, le dijo que Yichen aún era pequeño, que era un niño inteligente pero necesitaba más tiempo de estudio, y que ahora que estaba bajo su guarda se encargaría mejor de su educación. Fue tan sutil como el rey para expresar su intención de que nadie apartara al niño y mezcló mentira y verdad , no podía decir que el pequeño príncipe era incapaz pero tampoco podía dejar al descubierto sus talentos, aunque su intuición le decía que el rey siempre veía más allá de lo que ocultaban, porque él mismo estaba acostumbrado a esconder sus intenciones.

También con la misma sutileza dejó caer algunas pistas sobre lo que sucedía en las fronteras, sobre rumores que le habían llegado de que el Príncipe Heredero estaba sufriendo algunos contratiempos debido a la falta de provisiones. Sembró la sospecha, aunque sabía que podría volverse contra él, también podría ser que aquello lo ayudara más tarde. Los juegos de la política eran igual a algunas hierbas que podían ser veneno o cura dependiendo de las dosis.

Aún así pudo regresar a la mansión de la princesa con buenas noticias, pues el rey no había mencionado a la familia Zhang y le había pedido que guiara bien a su nieto, lo que significaba que no iba a apartarlo de su madre.

Cuando le contó a Liyuen, ella solo agradeció. Había mucho más que quería decirle, pero le temía a las palabras y donde podían llevarlos. "Gracias" era lo único que verdaderamente expresaba con total sinceridad lo que sentía. Era una palabra sin sombras.

Sin embargo, aquella noche soñó con una ola gigante que arrasaba todo, y a la mañana despertó con la huella de aquel sueño, imaginando que el viaje que tenía por delante no era en un mar sereno sino en aguas turbulentas. Intentó convencerse de que era una tontería, era una mujer inteligente, pero cuando una semana después le llegó una invitación a Palacio para tomar el té con la Concubina Shuang, pensó que los presagios también eran ciertos.

No imaginaba que fuera solo un momento ameno de recreación, siempre había algo detrás. Cuando lo habló con Longxuan , ambos concluyeron que algo debía estar tramando, si el plan de que la familia Zhang se hiciera cargo de la crianza de Yichen había sido idea suya, el fracaso debía haberla puesto de mal humor. Y si le habían llegado rumores de lo que él había hablado con el rey o se había enterado que mantenían contacto con el Príncipe Heredero, debía estar deseando desquitarse.

-Tendré que asistir- dijo ella con resignación. Negarse era imposible.

-Eso me temo, y estará sola – dijo casi sonando preocupado. Liyuen lo miró fijamente un instante. Había estado sola muchas otras veces, pero ahora sonaba muy desolador. Se había acostumbrado muy rápido a que él estuviera a su lado, a la sensación de seguridad que le transmitía.

-Estaré bien, hay más invitadas. Supongo que no me envenenará delante de ellas – dijo en broma, pero la expresión de él cambió.

-Espero que no- respondió con acritud y no volvieron a hablar del tema.

El día que ella debía asistir al Palacio, Longxuan tomó su día libre para quedarse en la mansión junto a Yichen y también para poder estar disponible si algo sucedía.

-Deme su mano- indicó bruscamente después de que ella se despidiera del niño. Liyuen extendió el brazo tímidamente y él sacó una pulsera de la manga de su túnica y se la colocó en la muñeca. No era de jade ni como ninguna otra joya que tuviera, y además le extrañó que le obsequiara algo, solo le había dado los regalos correspondientes al día de la boda. Además era incómoda, una pulsera de plata con flores labradas, con cadenitas que colgaban con pequeñas flores en el extremo, se le engancharía en la ropa si no tenía cuidado. La observó con atención, no sabía que decir, así que lo miró confundida. Hasta que pensó en el metal del que estaba hecha, plata –Deje que roce los alimentos y el té antes de probarlos- le dijo él confirmando sus sospechas. La pulsera era para que pudiera probar si la comida estaba envenenada.

Sintió que se le mezclaban las emociones porque el peligro era real, porque Longxuan le recordaba que sí debía temer y estar alerta, pero también que hubiera pensado en aquello, la aliviaba. De alguna forma, no estaría sola en el palacio. Asintió.

-Y beba esto en el carruaje, antes de bajarse a Palacio – dijo entregándole una botellita pequeña. Ella volvió a asentir- ¿No va a preguntar qué es?

-No. No necesito saberlo.

-¿Confía en mí?- preguntó él.

-Sí- respondió y luego se dirigió al carruaje.

La Grulla y la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora