La Grulla y la Luna

Capítulo 28- Desafíos

 Y siguen conmigo, aunque deben darles tiempo...

Van lento, dan pequeños pasos para encontrar un camino

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Longxuan estaba esperando al Márquez Tao en la sala de té más famosa de la capital, en una sala privada, mientras repasaba en su mente todo lo que había investigado sobre él en los últimos días, se había preparado como si fuera a una guerra.

Y aunque el hombre le caía mal, se puso de pie para recibirlo cuando entró.

-Vaya, no era a quien esperaba...-dijo el Márquez Tao cuando lo vio.

-Pero sabía que era yo quien venía, le avisé en el mensaje. Y usted vino igual, ¿por qué?

-Curiosidad supongo, ¿Príncipe Consorte? ¿Ministro Fei?- preguntó haciendo referencia a cómo debía llamarlo.

-Soy ambos, soy el Ministro y también el esposo de Liyuen – dijo sin perder oportunidad de recalcar aquel hecho y le hizo una señal para que se sentara- Espero poder satisfacer su curiosidad. Y espero que escuche lo que tengo que decir, sé que mi esposa transmitió la oferta del rey, pero me gustaría hablarle de algunos detalles que la hacen conveniente, más de lo que cree- dijo y el otro hombre lo miró con interés.

Una vez que les sirvieron el té, Tao Weixian habló.

-Sabe tan bien como yo que son promesas vacías.

-Son más que eso, son las promesas de un rey y si confía saldrá beneficiado.

-Pero si el Príncipe Heredero no logra su propósito, el ofrecimiento de las rutas comerciales del norte no valdrá nada y yo habré desperdiciado mi dinero en vano.

-El príncipe va a triunfar- aseveró Longxuan

-¿Qué lo hace estar tan seguro?

-Porque está decidido y yo lo voy a ayudar a lograrlo, de hecho ya empecé mejorando sus provisiones y condiciones. Él regresará y usted ganará mucho dinero al estar a cargo de las rutas del norte- dijo Longxuan y era verdad, sabía que el Príncipe estaba dando lo mejor de sí para lograr regresar como un héroe, para afianzarse en el corazón del pueblo y de esa forma afianzarse también en su legítimo lugar como sucesor. Sabía también que había fuerzas tratando de impedirlo, pero él haría lo posible por ayudarlo a regresar triunfante, porque era lo que Longyin habría deseado y porque era necesario para que Liyuen ya no estuviese como centro de la batalla sucesoria. Si el príncipe volvía, él mismo debería enfrentar a la Concubina Shuang y sus aliados.

-Sigue sin ser una certeza- comentó Tao mostrándose dudoso.

-Y los títulos nobiliarios también son importantes – insistió Longxuan

-No los necesito- respondió el Márquez con arrogancia, en efecto él ya era noble y rico.

-Es verdad, pero podrá decidir quiénes lo merecen y eso le ganará la lealtad de muchos y además estarán en deuda con usted, de por vida. Que hombres poderosos estén en deuda con usted es una ganancia mayor a cualquier inversión que haga, y aunque es cierto que la reducción de impuestos es otra promesa a futuro, será una gran ventaja cuando suceda. Y usted lo sabe.

-Tomar partido por el rey me pondrá en la mira de sus enemigos.

-¿Acaso no puede protegerse a sí mismo? Tiene un ejército propio – dijo Longxuan mientras bebía el té. Tao era la clase de hombre que reaccionaba más ante un desafío que ante una apelación o amenaza.

-¿Tiene algún otro beneficio que ofrecerme?

- Puedo pensarlo, seguramente se me ocurrirá algo más que enriquezca este trato, excepto mi esposa. Ella transmitió el mensaje del rey y eso fue todo. Espero que lo recuerde y se comporte como corresponde a un pariente lejano – dijo livianamente pero le clavó la mirada mientras bebía té. El otro hombre sonrió. Había escuchado muchos rumores sobre el matrimonio de Liyuen, entre ellos que era algo falso, pero recordaba lo sucedido en la fiesta y la mirada de Longxuan era la de un hombre posesivo y protector de su mujer, no estaba jugando. Y aunque la princesa lo atraía, y mucho, tampoco era tan estúpido para enfrentarse al ministro. Podía aceptar su oferta o rechazarla, pero le acababa de marcar los límites que no debía cruzar.