Un poco más, y si no tuviera una vida adulta iría mucho más rápido porque una historia que no buscaba ni esperaba me tiene bastante atrapada imaginándola a toda hora.
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Sin embargo, la pausa no duró mucho, pues llegó la fecha de los exámenes imperiales y tanto la princesa como su hijo volvieron a rondar la mansión taciturnos , ambos habían aceptado las instrucciones de Longxuan y hasta entendido los motivos, pero no lograban congraciarse con ello.
Yichen se había preparado tanto para aquel día y se sentía frustrado por tener que fracasar a propósito, y su madre se sentía angustiada por él. Era una injusticia, es verdad que el hecho de que destacara lo harían más vulnerable pero obligarlo a esconder sus talentos se sentía como cortarle las alas.
Las comidas se volvieron silenciosas nuevamente, y Longxuan que sabía a qué se debía el estado de ánimo no interfería, nada que dijera podía cambiar los hechos, seguía creyendo firmemente que era la mejor forma de correr al niño de la mira de sus enemigos. Pero no había esperado sentirse molesto también.
El día del examen, Liyuen ayudó a Yichen a ponerse el atuendo oficial y a ordenar sus útiles escolares, y aunque el niño dijo que no era necesario, fue con él hasta la academia donde se realizaría la evaluación. Había distintas fechas para los estudiantes de diferentes edades y se comenzaba con los más pequeños, el examen de los mayores se realizaba en palacio, ya que muchos accederían a puestos oficiales dependiendo de sus resultados. La princesa y su hijo hicieron el camino en silencio, en otra ocasión hubiera sido un momento de alegría y estarían hablando mucho, ahora se sentía lúgubre. Antes que el niño bajara del carruaje, ella le acomodó a túnica y el pelo, a pesar de que está perfectamente pulcro , era como si con aquellos gestos maternales quisiera acomodarle un poco el alma.
-Estoy orgullosa de ti. Siempre – le susurró y le dio un beso en la frente antes de despedirlo. Para los demás e incluso para él mismo podía ser un niño maduro y con responsabilidades, para ella era su pequeño.
Longxuan estaba inquieto también y no podía concentrarse en los informes que leía, así que decidió postergar su trabajo y regresó temprano a la mansión.
La princesa estaba en la galería principal esperando el regreso de Yichen y cuando él llegó le dirigió una mirada de recriminación y no pudo evitar sentirse culpable.
Esperaron en un silencio que era tenso, ambos se sobresaltaron levemente cuando sintieron el ruido del carruaje llegar a las puertas de la mansión. Liyuen se puso de pie al ver entrar a su hijo, pero algo en la expresión corporal del pequeño príncipe le impidió ir hasta él. Tampoco el ministro se adelantó hasta que Yichen llegó a su lado.
-Su señoría, sabía todas las respuestas, pero respondí un tercio de ellas mal- dijo el niño y en su mirada se juntó el dolor y unas lágrimas que se negaba a verter. Longxuan no supo que decir, no había palabras adecuadas para un niño que informaba que había cumplido con el deber impuesto y a la vez transmitía que le había dolido inmensamente. El pequeño príncipe siguió de largo, le hizo una leve reverencia a su madre, pero no se detuvo, avanzó directo a sus habitaciones.
-Yichen- lo llamó ella y fue detrás, pero Longxuan la detuvo tomándola del brazo.
-Déjelo.
-Jamás dejaré a mi hijo sufrir solo. Es un niño – dijo ella
-Lo sé, y por eso necesita un momento para descargar sus emociones. Sé que ha sido más maduro de lo que debía, sé que pedí demasiado de él, así que dele un momento para desahogarse.Liyuen no respondió, pero se quedó allí esperando , hasta que su impaciencia ganó y se dirigió a las habitaciones de su hijo.
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La Grulla y la Luna
RomanceLa Princesa viuda Liyuen necesita protegerse a ella y su hijo de las intrigas del Palacio, por ello toma la decisión de proponerle una alianza a través del matrimonio a un hombre poderoso pero que la desprecia, el Ministro Fei Longxuan.