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Mi pequeño Huron, el tiempo pasa rápido y ahora eres mío, como yo soy tuya.
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.Mijaíl
Son imágenes hechas con BING IA, sujetas a cambio.
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.Aquel
hombre corría con todo lo que sus piernas daban, la distancia que tenía que recorrer era pequeña si estuviera en su juventud, pero ya estaba en sus cien años, ya su cuerpo bastante maltratado no era como el pasado.
—¡Sacerdotisa! ¡Sacerdotisa! ¡Hay una pelea!— Los gritos alertaron a la pareja que se encontraba entregada al fuego de la pasión. Mijaíl maldijo a sus adentros, estaba en el cielo, fusionándose con la persona que amaba como si pudieran ser uno solo.
—¿¡Que pasa!?— fue un grito ronco que Sara dejó salir, por suerte estaban en la casa del árbol y el aroma a sexo podía mantenerse un poco más "controlado" pues el aire lo ventilaba en las alturas.
—¡Su esposo Will está en una pelea con un hombre del clan serpiente!— grito el hombre
—¿¡Que!?— fue un grito en conjunto, impulsados como dos conejos asustados nos separamos.
Dolía horrores, sentía tanto deseo que solo quería seguir reclamando el cuerpo de ella haciéndolo suyo. Pero su deber como médico y como compañero de Sara le llamaba.
Luego se las cobraría a Will. Sara corría como un caballo desbocado, la piel animal que usaba como vestido apenas y estaba bien sujeto, sus senos géneros rebotaban con mayor presencia al correr. Tras de ella veníamos el viejo lince soltero, Eric, y yo. Traía mi bolsa de hierbas para aplicación externa.
No me preocupaba Will, me preocupaba el hombre serpiente que logro desatar su irá. ¿Acaso no sabía que Will era una bestia celestial de 3 estrellas?
Para cuándo llegamos un oso y una serpiente luchaban con todo, la sangre cubría el piso y ambos animales mostraban cicatrices profundas. Pero más aún la serpiente, las marcas en su piel escamosa eran tan notorias y profundas que su piel de verde brillante se veía rojiza en grandes parches.
—¡Will, Aoba, les ordeno detenerse!— El grito de Sara parecía detener el tiempo, al verla su cuerpo emitió una luz cálida que pronto como un vendaval salió furioso cubriendo a ambos animales y frenando los en seco. —¡¿Que carajos les pasa?!— el grito furioso de mi querida compañera erizo mi piel. Parece que no tendré que vengarme de Will, el solito se trajo los problemas. Pensaba con gracia mientras los revisaba, no había heridas fatales en la forma de oso de Will, solo rasguños en la piel. Aoba si se veía bastante maltratado.
—Los liberare, se vuelven humanos y resolvemos esto con diálogo.. . Más les vale tener una razón plausible o los castigare severamente a ambos.— La voz de Sara sonaba ronca contenida, parecía que realmente estaba conteniendo su ira.
Me acerque a aplicar tratamiento para ambos. El gemido bajo de Aoba me hizo suspirar, sus heridas eran profundas parecía que Will no se había contenido para nada.
—Tu —La voz de Sara resonó cuando uno de los espectadores fue señalado.— ¿Porque pelearon?—
—El señor Aoba se estaba burlando de usted sacerdotisa, diciendo que tenía gustos singulares al elegir un Gerd como segundo compañero. — Comento nervioso el hombre, no pude evitar lo, me sentía adolorido, sabía que la atacarían por eso... No soy un hombre para ellos, pero para ella si lo soy... ¿Me abandonara por esos comentarios? Me pregunte mirándola con miedo, sus ojos castaños me vieron con suavidad un brillo cálido llenando los.
Ella comenzó a avanzar hacia mi, poniéndome nervioso ¿Me abandonara?
—Asi que tienes una lengua tan larga y la usas para cosas tan poco productivas.— Su voz ronca por un momento se sentía tan intimidante, sus ojos parecían calculadores y crueles. Sus pies ahora notaba estaban descalzos, sus uñas cortadas con el cuchillo, pronto precionaron una herida abierta en el torso del hombre. Ensuciando sus pies con sangre.
—¿Sara que haces?— Pregunto Will preocupado, al ver aquello.
—Le enseño una lección aún insolente. —
La luz se formó flotando en el aire una mano, que pronto golpeó la cara de Aoba una y otra vez, hasta dejarle el rostro tan hinchado como un cerdo
—¿Y a ti que te importa quien se casa conmigo o no? ¿¡Tienes envidia, celos!? Mis hombres son míos, mis compañeros y amigos son totalmente míos, de mi elección, ¿Que cavidad tienes tu aquí? ¿No es lo mismo que querer forzarme a tomarte como mío? — Sus palabras llenas de burla, su pie jamás dejo de patear la herida, abriendo la aún más. —Por eso jamás serás nadie, si tuviera que elegir un hombre serpiente como pareja jamás te miraría, hasta Aoi con sus cicatrices es extremadamente mas atractivo y sexi que tú. Y si no me equivoco, hasta más fuerte que tú.—
Ella hablo con veneno, sabía bien que no había algo más humillante que atacar a la fuerza y belleza de un macho. Aoba nisiquiera pudo atacarla estaba tan herido que podría morir si no se le trataba a tiempo.
—Tienda, poción revitalizante.— Llamo y su mano apareció un frasco extraño con un líquido rojo en él. Con un suave movimiento quito la tapa, dejo caer un poco de aquel líquido en la herida de Aoba y frente a nuestros ojos como un milagro, aquella herida se cerró a simple vista. El aspecto del hombre serpiente parecía mejorar, ella no termino de curarlo simplemente se giro y fue hacia Will, tomando el líquido en sus labios beso al hombre oso,
Un beso fogoso, donde todos los presentes pudieron ver el deseo y la pasión, Will trago la medicina desde los labios de Sara, y hasta a mí se me seco la boca ante lo caliente de la escena.
—¿mucho mejor amor?— Le pregunto a Will mientras acariciaba el rostro del oso.
—Mucho mejor mi diosa.— La voz de Will salió ronca, pero era cierto notoriamente sus heridas habían cerrado.
—Perdon amorcito, te hice sacar tus medicinas para nada.— ahora para mí sorpresa, ella me hablaba a mí su mano extendida hacia mi dirección mientras sonreía cálidamente. Will abrazaba un lado de ella y sin dudar abrace el otro costado recibiendo gustosamente un beso tan pasional como el que acababa de ver.
Ella era única, ella nos amaba por igual y nos trataba como iguales.
Por eso .. . La lucha por llamar su atención era cada vez más fuerte, todos deseaban ser amados como ella nos amaba.
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Seré La Reina De Las Bestias. (Poli 1)
FantasyYo no era santa, pero ese hombre me volvió devota. Una mujer independiente de la época moderna, que muere y aparece en un mundo medieval donde las mujeres ya no existen y los Gers u omegas masculinos son el único medio de reproducción. Su vida estar...