Capítulo 48:

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Capítulo 48:

Casie:

–¡Para aquí! –exclamo a voz en grito cuando pasamos por el mirador del pueblo. Observo como Ethan abre los ojos como platos, asustado, antes de dar un volantazo y aparcar junto a la valla de madera que recorre el mismo.

–¿Qué cojones, Casie? ¿Dónde estamos?

–Es el mirador del pueblo. Solía venir aquí a charlar con Anna, cuando éramos más pequeñas.

–Es decir, que me has traído al picadero del pueblo –me lanza una mirada cargada de lujuria, que consigue ponerme nerviosa al instante.

–¡No es ningún picadero! –no puedo evitar sonrojarme. Parezco una niña chica.

–Si quieres decirme algo se directa, Casie. Sabes que no tengo ningún problema en desnudarte ahora mismo –me pica un ojo. Y aunque agradezco que intente evadirme, no puedo evitar ponerme más y más roja.

Cuando se da cuenta de que estoy completamente cohibida lanza una pequeña risa al aire. Ese simple gesto consigue revivir las mariposas de mi estómago. Verlo sonreír ya es un privilegio, así que verlo reírse es incluso más bonito si cabe. Entonces se desabrocha el cinturón, desabrocha el mío al mismo tiempo y se acerca a mi. Posa una de sus enorme manos sobre mi nuca, al mismo tiempo que me acerca a él. Con el pulgar, aprieta mi labio inferior, acariciándolo con ternura.

–Ven aquí –murmura, provocando que su aliento choque contra mi boca, extasiándome.

Coge una de mis piernas y me ayuda a sentarme sobre él. Sus manos bajan inmediatamente a mi trasero, apretándolo con fuerza. Las cosquillas que empiezo a experimentar sobre mi parte íntima no son buena señal. Debería contenerme, al fin y al cabo estamos en un lugar público. Aún así, soy incapaz de hacerlo, no cuando sus ojos me miran de esa forma tan sexy, brillantes a causa de la lujuria que trasmiten.

No trato de contener más, pego mi boca a la suya, chupo su labio inferior y lo muerdo con fuerza. Cuando un gruñido escapa de su garganta, entiendo que he sido lo suficientemente determinante con lo que necesito ahora mismo. Su boca devora la mía con devoción, mientras nuestras lenguas se enredan. Estoy tan perdida por este chico, que ese simple gesto me arranca un gemido.

Mis manos descienden hacia el bajo de su camiseta, introduciéndose en ella. El cálido tacto de su piel hace que todo mi cuerpo se encienda. La dureza de su abdomen me absorbe, al tiempo que mis uñas se pasean por esos preciosos baches que forman sus músculos. En el momento en que Ethan gruñe, atrapando mi labio entre sus dientes, me mojo sin poder evitarlo.

–Casie, nos puede ver cualquiera –es cuanto menos gracioso que quien tenga vergüenza ahora sea él.

La forma en que pronuncia mi nombre solo consigue ponerme aún más cachonda. Ahora mismo me importa poco estar a tan solo dos metros de la carretera. Necesito esto, como el aire para respirar. Necesito despejar mi mente, evadirme de lo que pasará en cuanto pise la casa de mis padres. Y él lo sabe.

–Ni se te ocurra parar, Ethan –gruño a la altura de su cuello.

No necesito decirle nada más para hacerle perder el control y dejarme arrastrar junto a él. Me termina dando dos orgasmos, a pesar del espacio reducido con el que contamos. Sigo pensando que las manos de este hombre hacen magia sobre mi cuerpo. Me lo corrobora la sensación de paz y relajación que siento en el cuerpo, tras haberme corrido junto a él.

–¿Qué pasa? –pregunta, mientras sigo a horcajadas sobre su regazo.

–No sueles sonreír mucho... –sus hombros se tensan, perdiendo un poco la sonrisa–, y me encanta tu sonrisa –confieso, haciéndola aparecer de nuevo.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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