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—¿Estás intentando compararte con Henry Cavill?
—Opino, que nos deberíamos comprar una ouija.
—Te amo.
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—¿Ahora puedo hablar yo?— Iwaizumi se quedó en silencio un segundo y luego asintió.— Pero déjame pasar.
—Puedes hablar igual aquí que adentro.
—¿Por favor?— Pidió Oikawa, mirándolo una vez más como un perrito abandonado, Iwaizumi lo miró una vez más y suspiró.
—Maldito caprichoso,— Abrió la puerta más y Oikawa pasó al apartamento.— consentido,— Cerró la puerta con llave y ambos caminaron hasta su cuarto.— malcriado,— Iwaizumi abrió la puerta del cuarto y ambos entraron, luego la cerró.— estúpido.
—¿Tienes más insultos?
—Unos cuantos. Los dire cuando tú termines de hablar.
—Creo que cuando acabe no vas a querer seguirme insultando.
—Siempre voy a querer insultarte, Idiotakawa. Es lo que más me apetece.
—Pues a mi lo que más me apetece eres tú.— Iwaizumi tenía una expresión con la que se notaba que le iba a pegar un cabezazo, pero al castaño le dió igual, se acercó lentamente, lo agarró del rostro y luego le dio un suave beso en los labios.
Esta vez, Iwaizumi no se lo devolvió, solo le agarró las manos y lo separó.— ¿Esta es tu idea de hablar?
—Pues no, pero es que te veo así de guapo, y solo puedo pensar en estamparte un beso.
—Estoy apunto de echarte.
—¡Bueno, bueno! No tengo mucho que decir, Iwa, tampoco mucho que dar, pero te quiero. Mucho.
—¿No te jode? Eso también lo se yo.
—¡Eres muy grosero conmigo, estoy empezando a pensar que es mejor no explicarte nada!
—¿Tienes algo que explicar?— Oikawa hizo un puchero.— Esta bien, habla.
—Termine todo con ella. Termine con las mujeres, y con los hombres, definitivamente. También con el dinero, con mi papá, con no subirme a un metro, con todo. Con lo único con lo que no terminé es contigo.
—¿Tú te das cuenta de que estás diciendo?
—¡Si!— Insistió, le agarró las manos con una sonrisa.— Mi papá dejó la colegiatura de estos dos años paga, así que solo tengo que seguir trabajando. En vacaciones me quedo contigo en tu casa. Y... y como no voy a la universidad pues sigo trabajando, eventualmente ambos tendremos nuestras carreras y el dinero dará exactamente igual, podríamos tener un apartamento, yo seré colocador del equipo nacional, haremos un viaje cada dos, tres meses, ¡y vamos a tener un perro!
—¿Oikawa tú estás totalmente seguro de lo que dices?
—Totalmente. No me importa no tener familia, no tener nada, si te tengo a ti, al voley y a mis amigos, me basta y me sobra.— Iwaizumi entrelazó sus dedos con los del castaño.
—Mi familia puede ser tu familia. Atsumu, Akaashi, Kenma, ellos también son tu familia.— Iwaizumi se acercó lentamente y le dio un corto beso.— ¿Un perro?
—Si, uno grande, que llene todo de pelos y de babas.
—...Le faltan bastantes detalles a este plan de vida tuyo.
—Que si, cariño, que si. Lo planeamos mejor cuando estemos en nuestro tercer año.
—Eres un dramático, y un meloso.

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Apartamento 512
Fiksi PenggemarCuando su padre lo envió al internado de Tokio y lo sacó de su equipo de voleibol, Atsumu estaba seguro de que su vida habia terminado, o así era hasta que conoció a sus compañeros de cuarto; el ruidoso y extrovertido Oikawa Tooru, al cual ya conocí...