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—Tráelo a tu amigo para mi amigo.
—Virgen y envidioso.
—Inhala.
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Cuando terminaron de ayudar a Atsumu con el trabajo Kenma estaba muy exhausto como para esperar a que volviera de la biblioteca, y Akaashi, que normalmente se dormía a las nueve, también se fue a acostar, Oikawa se quedó en el sillón esperándolo mientras se tomaba un café, habían porciones de pizza tiradas en la mesa, agarró una y la miró para ver qué no tuviera mugre, luego empezó a comer.
Antes, cuando estaba comiendo pizza fría con café y viendo una serie en volumen bajo, Iwaizumi estaba ahí, comiendo a su lado y haciéndole conversación acerca de la serie. Maldito trabajo de literatura que lo tenía ocupado.
Y cuando no estaba Iwaizumi estaba Atsumu, que ya llevaba unos diez minutos en la biblioteca, también imprimiendo el trabajo de literatura, maldito trabajo.
Sus insultos lo invocaron, Atsumu solo entró, dejó la puerta abierta y no dijo nada, solo se tiró al sillón.
—¿Quieres pizza?— El teñido no respondió y Tooru le sacudió el hombro.— Respóndeme, flojo.
Siguió sin responder, tenía la cara pegada al cojín y apenas se movía, parecía un muerto, el castaño se levantó y cerró la puerta, luego se intentó volver a sentar solo para darse cuenta de que Atsumu ya había ocupado la totalidad del sillón.
—Si vas a ser un cadaver al menos déjame un pedazo para sentarme.— Volvió a ser ignorado y Oikawa lo sacudió por el hombro una vez más.— Bueno, dale, me siento en el piso entonces.
—Tooru.— Levantó la cabeza, tenía los ojos rojos, llorosos y raspados por tanto restregárselos, Tooru se paró del piso preocupado y le agarró la cara con cuidado.
—¿Que pasa? ¿Fue tu padre? ¿Perdiste otra materia? Tsumu, habla.— Se volvió a recostar en el sillón, ahora mirando al techo, luego se restregó los ojos.
—Siento como si... me hubieran matado.— Dijo entre sollozos, Oikawa lo volvió a sacudir por los hombros con fuerza para que explicara.— Ya se que es dramático.
—Yo decidiré eso.
—Tu no eres ningún tipo de autoridad en dramatismo.— Arremetió con una risa, intentó volver a restregarse los ojos pero Oikawa lo detuvo.
—Te estás lastimando.
—Tenías razón.— Sollozó una vez más y luego se sonó los mocos.— Me lo dijiste.
—Respira, a ver, inhala.— Atsumu tomó un respiro largo intentando detener las lágrimas y luego exhaló junto con su mejor amigo.— Ahora si, habla, llorón.
—Fue una apuesta.
—No te estoy entendiendo nada.
—Iwaizumi y Kiyoomi apostaron que podía enamorarme, me pidió noviazgo por lástima. No quería estar conmigo nunca.— Volvió a intentar restregarse los ojos y Oikawa volvió a agarrarle las manos para que no lo hiciera.— Me siento tan estúpido.
—¿Que apostaron?
—El que perdiera le hacía el trabajo de literatura al otro.— Se volvió a reír, como si la situación fuera graciosa.— Perdón es como... como un mecanismo.
—Son unos hijos de puta esos dos, y tú, no eres un estúpido.— Pasó sus manos con cuidado para limpiarle las lagrimas y se sentó a su lado.
—¿Te das cuenta de lo cercarnos que son ellos con Ushijima, con Kuroo, con Bokuto, con Komori?— Se tapo la cara con las manos y soltó un sonido que era una combinación entre un sollozo y una risa entre dientes.— Esto es patético. No debí confiar en el, nunca, lo sabían todos menos yo.
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Apartamento 512
FanfictionCuando su padre lo envió al internado de Tokio y lo sacó de su equipo de voleibol, Atsumu estaba seguro de que su vida habia terminado, o así era hasta que conoció a sus compañeros de cuarto; el ruidoso y extrovertido Oikawa Tooru, al cual ya conocí...