-Suficiente, malas influencias. Hora de dormir- regañó, Alastor aplaudiendo dos veces para llamar la atención del grupo.
-Estoy bieeeeen, deja de ser aguafiestas- Rebeca trató de erguirse y tambaleo hacia él apuntándole con un dedo acusador.
-Sí, sí, puedo verlo en tu elegancia al caminar casi tropezando pero manteniendote en pie. Admirable.
-¡No tropiezo!-Mmh, y tampoco arrastras las palabras-
-¡Tú no...- al sentir la tenue vibración en la base de su cuello su desconcierto lo llevó a tomarla de la muñeca para arrastrarla consigo sin previo aviso-¡Ey!
-Escaleras no-protestó, viendo dónde osaba llevarla y clavó sus pies en suelo anclandose a la planta baja. Por un momento temió perder su racha sin caídas y parecer aún más ebria de lo que ya se presumía.
Alastor suspiró, no tenía tiempo para eso, si algo sospechoso llegaba a escapar de sus labios en plena borrachera...Le calumniaba solo pensar que Husk fuera testigo y confidente de cualquier desliz.
-¡Quiero quedarme aquí!
"Yo te quiero lejos de Husker y Angel Dust llenando tu copa para obtener información" pensó mientras la tomaba en brazos al tiempo que ella pataleaba. -¡Noo!
-Cuidado o podría dejarte caer-Advirtió, una sensación de vértigo se apoderó de ella al darse cuenta que ya estaban a mitad de la escalera, el resto de los huéspedes observaban curiosos la escena todavía en sus respectivos lugares del bar.
-tal vez aun no estoy lo suficientemente intoxicado para esto- se quejo Angel, mientras acercaba a sus labios el trago que Husk había puesto delante de él, al terminar apoyó el vaso vacío sobre la barra con enérgica fuerza y procedió a levantarse de un salto:-Al diablo debo ver eso. -se apresuró a subir tras limpiarse la boca con el dorso de su mano.-No estoy tan mal y esto no ayudará
-Creo haberte oído las primeras dos veces
-Y no lo entiendes
-No eres muy convincente, podemos trabajar en eso. -le pellizcó la mejilla
El sonido del grifo de la ducha y las gotas repiqueteando llenaron el baño. Ella gimió, con la respiración entrecortada: -¡está fría!
-Solo un poco más- Canturreo él, deleitándose con el sufrimiento ajeno, aún sosteniendo sus hombros contra la pared. El cuerpo de Alastor se hallaba lo suficientemente lejos de la regadera como para mantener su cabeza y torso secos.
Cuando las gotas heladas cegaron su vista, la joven se vio obligada a cerrar los ojos y, por acto reflejo, llevó una mano al rostro para limpiarse. Inconsciente de que, desde el contorno de su muñeca, por una fracción de segundo brillo la cinta que amarraba el cuello de Alastor y por inercia lo arrastró hacia ella.
El impacto le hizo despegar los párpados súbitamente, para encontrarse con la frente del demonio de la radio pegada a la suya, y de pronto el agua ya no estaba tan fría.-Puta madre- Angel Dust se tapó la boca conteniendo el asombro, creyendo haber presenciado a través de una estrecha abertura entre la puerta y el marco, lo que parecía ser un beso entre ambos involucrados, iniciado por nada más ni nada menos que el implacable demonio de la radio. Tan digno siempre, tan reticente a sus insinuaciones y ahora lo veía sucumbir ante instintos primitivos y raros fetiches de sexo en la ducha.
-¡Ohhh~ tan lindos ustedes!- canturreó en un susurro mientras tomaba una foto con su móvil.El interior del cuarto quedó en silencio mientras ambos intentaban recomponerse. Aunque él jamás había perdido la sonrisa, sus dientes permanecían ocultos tras sus labios sellados. El hecho de que su expresión no se hallase retorcida en una mueca de felicidad extrema implicaba que sus ojos se volvieran mucho más expresivos de lo que deseaba. Y la sorpresa del contacto fue reemplazada por molestia en cuanto cayó en cuenta, ese vestigio del contrato sellado de antaño seguía poniéndolo a su merced, aunque ella no se diese cuenta.
-¿Qué estás...?-Por supuesto a los ojos de la muchacha no había sido ella quien arrastró el cuerpo del contrario dentro de su dominio, sino él mismo, por su propia voluntad.
Y debía mantener esa idea.-Shhh, permanece así.-tal vez si la aturdía un poco dejaría de hacer preguntas. Ninguno pudo hacerle frente al otro asi que los ojos de cada uno desembocaron instintivamente en los labios contrarios, mientras sus alientos se entremezclan al hablar.
-Estás empapado- No supo por qué susurró, quizá pretendía que ese sentimiento de calor abrazando sus mejillas generado por aquel desliz quedase solo entre ellos y las cuatro paredes del baño.
-Estamos a mano, ahora. Disfrutalo mientras dure.
A mano había dicho. ¡Que estúpido, que impropio! Él era poderoso, no necesitaba estar a mano con nadie. No tenía la necesidad, ni el deseo. Pero incluso así ¿qué la hacía tan especial como para ponerse en esa situación absurda?
"El pacto y nada más" se recordó. Como un mantra.Sí, nada más. No había lugar para nada más.
No lo permitiría. No de nuevo.
No con ella.Él se apartó súbitamente evitando mirarla a la cara.
-Estás más lúcida ahora, deberías volver a tu cuarto- Con una seriedad lúgubre que nunca le había visto emplear y mechones ocultando la verdad que escondían sus orbes. No podía verlos y lo deseaba tanto. Todavía goteando acercó una mano al rostro de Alastor -Ve.- Ordenó apartándose un poco más.-Mírame- demandó con tono firme y una voz que no le pareció suya. El pelirrojo se volvió hacia ella, levantó el mentón con la rebeldía de un niño que obedece de mala gana. Sus mejillas ardiendo en un rojo brillante y sus iris rubí, cristalizados y perdidos en la emoción del momento. Tan sumidos en la derrota y aún así desafiantes. Qué hermoso hueso tan duro de roer. El más alto sonrió con todos sus dientes, conteniendo la respiración agitada que amenazaba con delatarlo.
-Ve, querida- suavizó su tono aparentando tranquilidad.
Rebecca dejó el cuarto con un cosquilleo en la boca del estómago. Alastor puso una mano en su pecho, como queriendo enmascarar los latidos acelerados que sacudían su caja torácica y sus dedos se arrastraron por instinto hasta la base de su cuello, donde clavó las uñas con impotencia. Odiaba sentirse así.
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Attached | Alastor x OC
FanficElla es su dueña pero no lo recuerda Él piensa tomar ventaja de ello. Un nuevo huésped llega al hotel sin recuerdo alguno de cómo o cuándo ha caído en el infierno.Alastor sabe quién es, con la misma certeza con la que sabe que la soga que rodea su c...