31. You suck at love

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A pesar de no tener los ojos abiertos me encontrabadespierto. En eso había tenido algo que ver el hecho de sentir un punzantedolor en el cuello. No me encontraba nada cómodo, como de costumbre solíadespertarme. Abrí lentamente los ojos y aclaré todas mis dudas. Me encontrabaen una postura extraña en uno de los sillones que había en la biblioteca, síuno de esos pequeños y cómodos sillones para sentarse pero por lo vistomalditamente incómodos para dormir toda una noche sobre ellos. ¿Quién lo iba adecir? Eché un vistazo a mí alrededor observando la mesa que había entre losdos sillones, la cual estaba rebosante de libros que acompañaban las copas y labotella de vino. Había sido una buena noche. Realmente echaba de menos pasaralgo de tiempo a solas con Olivia, como ya dije, pero el hecho de volver ahacerlo hacia que lo extrañara aún más. Era raro. Hablando de Olivia... Miré alsillón donde supuse que debería estar y ni rastro. ¿Dónde se había metido? Meincorporé en el sofá y después de poder abrir mis ojos por completo estirétodas mis articulaciones y me puse de pie. Justoen ese momento fue cuando un agradable aroma acudió a mí. Comida. No sabíaprecisamente de qué tipo de comida se trataba pero era comida y eso era lo importante.Salí al pasillo y perseguí aquel olor con mi increíble olfato hasta llegar a lacocina, donde divisé a Olivia centrada en los fogones. 

- Huele genial.

Observé de perfil como sus mejillas se levantaban y se giró hacia mí.

- No sabía que ya estabas despierto.

- ¿Pensabas despertarme con el desayuno en el sofá?

- Puede – Sonrió.

- Por cierto, debería haberte ofrecido una cama y no un sillón.  Es más ni siquiera deberías estar haciendo eso, lo debería estar haciendo yo. Soy un pésimo anfitrión. 

Volvió a girarse y con una paleta de madera sacó una tortilla de la sartén y la colocó en un plato plano tal y como supuse que había hecho antes, ya que vi un plato igual.

- En lo último estamos de acuerdo pero eh, tranquilo, me podrás hacer el desayuno otro día. – Dijo colocando los platos sobre la mesa de la cocina. – Y por el sillón no te preocupes, es más cómodo que mi cama.

Me acerqué a uno de los muebles y cogí dos vasos de cristal que puse frente a cada plato.

- Pues lo siento por tu espalda, de verdad.

Ella cogió dos servilletas de papel y las colocó dobladas junto a los platos para después posar un tenedor encima.

- No todos tenemos unos padres que nos consienten de todo. – Dijo en tono de burla.

Yo reí y abrí la nevera sacando un brick de zumo y una botella de leche y los coloqué junto a los platos.

- De algo tendría que servir... Dormir es importante.

Ella cogió otro plato más pequeño y después del aviso de la tostadora sacó las tostadas y después de colocarlas en el plato las dejó sobre la mesa.

- En eso estoy de acuerdo. – Dijo sentándose.

Yo me senté frente a ella y observé toda la mesa.

- Vaya, se te da bien.

- Claro, no tengo una asistenta para que me haga las tareas. – Dijo con un ligero tono acusatorio.

Young volcanoes (Shawn Mendes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora