42. Face down

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Había pasado una semana en la que todos nos encontrábamos bastante ocupados a causa del fin del trimestre. Nos encontrábamos exámenes y trabajos cada día poniéndonos a prueba y haciéndonos sentir mentalmente exhaustos. Yo, personalmente, debía mantener mis notas altas si no quería la decepción de mis padres y la privación de mis continuas salidas, que a pesar de ser recurrentes últimamente, a ellos les seguían pareciendo inusuales. La presión por mantener mi media alta provocaba en mí un gran estrés. Apenas tenia tiempo para descansar y aún menos para la vida social. Cuando no estaba haciendo lo propio de una rutina diaria (comer, dormir...) estaba estudiando o repasando. La vida del estudiante puede llegar a ser muy dura pero eso solo lo comprenden los demás estudiantes.
A pesar de todo esto y de mi gran compromiso en el tema estudiantil tan solo había un factor que me hizo poner pausa a todo aquello; Olivia. No había hablado con ella desde aquel día en el hospital, ni siquiera había podido verla en el instituto ya que yo iba corriendo de un lado a otro y mirando los libros cada vez que tenia un segundo libre. Pero esta vez era diferente. Había recibido un mensaje de Anna cuando me encontraba estudiando en mi cuarto que hizo que mi mente parara en seco. A pesar de todo lo que estaba trabajando esta semana un simple texto en la pantalla de mi móvil deshizo todo.

-o-

El taxi paró frente a la casa de los Winkler. Observé por la ventana la fachada de la casa y suspiré. Había estado todo el camino pensando que decir cuando me encontrase cara a cara con Olivia pero nada me parecía del todo adecuado. Varios coches se encontraban aparcados frente a la casa y todo me parecía extrañamente triste. Tal vez eran solo imaginaciones mías debido a que sabia lo que había pasado.

Entregué un billete al taxista indicando que podía quedarse con el cambio y después de salir de escuchar sus gracias salí del coche. Arreglé mi camisa negra y tan solo observé como el taxi desaparecía carretera abajo.

Segundos después, comencé a caminar hasta la puerta de la casa y después de estar un rato pensándolo llamé al timbre. El señor Winkler abrió la puerta, en su rostro faltaba su habitual sonrisa pero no era nada que se le pudiese reprochar en este momento.

- Shawn. - Dijo a modo de saludo. - Que bueno verte.

- Hola, señor Winkler. Me he enterado de lo que ha pasado, lo siento mucho.

Asintió y pasó su brazo por mi espalda dando un par de palmaditas en mi hombro y haciéndome pasar.

- Agradezco que hayas venido.

Observé el interior de la casa. Había mucha gente, solo pude reconocer a la madre de Taylor, todos los demás eran desconocidos para mí.

- ¿Quién es toda esta gente? -Pregunté.

- Familia y amigos. La mayoría familia, o eso creo. - Confesó con una pequeña risa sin ganas. - Oli está en el jardín, le vendrá bien verte.

- Gracias.

El señor Winkler se alejó y volví a mirar a toda la gente. Todos iban vestidos de negro y a pesar de ser un día triste ellos no lo parecían demasiado.

Caminé hasta la puerta del jardín y al abrirla pude ver a Olivia, sentada sola en el césped con la pared apoyada en un árbol. En ruido al cerrar la puerta la alertó y miró hacia mí, sonrió y se puso de pie. Caminé hasta ella rápidamente y antes de poder decir algo me abrazó con fuerza.

- Lo siento mucho, Oli. -Dije correspondiendo el abrazo.

- Lo se, Shawn. Lo se.

Segundos después nos separamos y ella volvió a sentarse en el suelo.

- ¿Cómo te has enterado? -Preguntó.

- Me lo ha contado Anna. -Contesté sentándome a tu lado. - ¿Ha venido a verte?

Young volcanoes (Shawn Mendes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora