Young volcanoes (Shawn Mendes)

3. Say something

Olivia, su nombre era Olivia. Ni siquiera sabía cómo había acabado pensando en ella pero me aliviaba saber que ya no tendría que denominarla en mi cabeza como “la chica del sombrero” o “la chica de la azotea”.  Tal vez fuese por lo curiosas que me parecían todas las situaciones, un par, que había pasado desde que la vi allí arriba.

Continué caminando detrás de Matt y Jack por el pasillo hasta que llegamos a la puerta donde esperaba la señorita Walsh junto al resto de alumnos.

- Aquí tiene. – Informó Jack extendiendo la llave del aula a la maestra.

Acabábamos de hacer de recaderos a causa de que minutos antes la profesora había informado que se le habían olvidado las llaves de la sala multimedia. . Aquella sala era absolutamente enorme. Tenía varios niveles, como en las universidades, permitiendo que estuvieses donde estuvieses sentado pudieses observar la pizarra, el proyector y al profesor. Lamentablemente para mí, había llegado el día de las presentaciones. Al final de cada trimestre, la señorita Walsh nos encargaba un trabajo sobre un tema que ella misma nos asignaba y contaba de manera muy positiva en las notas finales.  Esta vez, el tema iba sobre personajes históricos y, a pesar de haberme gustado la opción que nos habían asignado y de poder hacerlo con mis amigos, tenía un problema. Un gran problema. Me ponía demasiado nervioso en actividades como esta. Nunca me ha gustado ser el centro de las miradas y aún menos si la mitad de ellas no piensas cosas muy acertadas sobre mí. Ni siquiera agradables.

Me senté en la primera fila, para no variar, entre Jack y Matt. La profesora caminó hasta su mesa y, abriendo su archivador, comenzó a dar paso a los grupos uno por uno para comenzar sus presentaciones.

- Shield y Baum, comenzareis vosotros.

Suspiré aliviado. Ambos se pusieron de pie y bajaron las escaleras hasta llegar a la tarima de madera donde, después de varios minutos, comenzaron a presentar su trabajo. 

-o-

Debería estar prestando atención. Estos muchachos habían trabajado duro, menos el grupo de Sam, para hacer sus trabajos y aquí me estaba yo ignorándoles y mirando a las musarañas pero me encontraba demasiado ocupado tratando de respirar. El simple hecho de pensar que pronto yo estaría en aquella tarima, hablando en voz alta frente a aproximadamente veinte personas que no me quitaban ojo de encima me aterraba. Se me secaba la boca sin ni siquiera intentarlo y ni siquiera sabía cómo iba a poder hacer aquello. Sé que tal vez podía parecer exagerado pero cada persona tiene su forma de reaccionar frente a diferentes situaciones y esta era la mía. Patética, lo sé.

La clase estalló en aplausos dando por finalizada la presentación del cuarto grupo del día. Yo seguí el aplauso tratando de disimular. Sabía que hasta el momento se había hablado de personajes como Adolf Hitler, Elvis Presley, Nelson Mandela e incluso Jesucristo y, si me hicierais alguna pregunta de ellos la acertaría, no porque estuviese atendiendo si no porque mi cultura general era muy extensa. Sin embargo, si me preguntarais que alumno ha hecho cada presentación no sabría contestaros.

El timbre que anunciaba el final de aquella clase sonó y la preocupación que inundaba mi mente y mi cuerpo desapareció. Cogí mi bandolera y salí con mis compañeros rumbo a la cafetería. Al llegar a nuestra mesa de siempre observé a mis compañeros mirando de manera curiosa nuestra mesa, me acerqué aún más y observé que frente a  mi sitio había un vaso de cartón de la cafetería con café en su interior.

- ¿Y esto? – Preguntó Matt.

Sabía perfectamente de que se trataba; Olivia. “Dejémoslo en que te debo un café”. Sonreí acercándome a aquel café supuestamente mío.  No sé qué me sorprendía más, si el detalle en sí mismo o que el café estuviese intacto después de haber estado a saber cuánto tiempo en aquella mesa. Junto al vaso había un pequeño paquete de azúcar, un par de servilletas y lo que parecía ser una nota que al cogerla resultó ser un sobre donde había algo escrito en una caligrafía perfecta.