2. Nobody's perfect

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Caminé por el pasillo en busca de alguno de mis compañeros. Tan solo deseaba que estuviesen bien. Acomodé mi bandolera en mi hombro y entré en la cafetería. Allí cada grupo de amigos tenía su respectiva mesa: las animadoras, los del equipo de fútbol, los músicos, los cerebritos… Al final de todos ellos y muchos más nos encontrábamos nosotros, los que no éramos nada. Ser de esta categoría tenía sus cosas buenas y sus cosas malas que se resumían en tan solo una: nadie te prestaba atención. Eras completamente invisible para los demás, para aquellos que se creían mejor que tú, es decir todos. Esto no siempre era malo, a veces con cierta gente era de agradecer, luego simplemente tratas de acostumbrarte.

Divisé a mis compañeros sentados en nuestra mesa de siempre y me acerqué rápidamente a ellos. 

- ¿Estáis bien?

- Eh, ¿Dónde estabas? – Preguntó Matt. 

- Eso, te perdí el rastro en menos de un segundo. – Añadió Jack.

- En la azotea. ¿Sabíais que aquí había azotea?

Ambos negaron con la cabeza y me senté junto a ellos. Dejé mi bandolera sobre la mesa y observé detenidamente el rostro de Jack buscando un rastro de magulladuras o heridas. 

- Deja de violarme con la mirada, Mendes. Estoy bien.

Suspiré dejando caer mi espalda sobre el respaldo y eché un vistazo a la cafetería. Hoy estaba más llena que otros días, debido al frío supongo. Observé la parte de la barra donde se hacían los cafés y estaba a rebosar así que mi idea de acercarme allí se esfumó. Mi mirada frenó su recorrido para pararse en una de las mesas del centro a la que nunca antes había prestado atención y donde se encontraba la curiosa muchacha del sombrero.  Su mesa estaba rodeada por las mesas de la gente “popular”, como ellos mismo se autodenominaban, entre ellos Sam y sus secuaces. Pero en esta ocasión algo llamó mi atención, aún más. Ella se encontraba sentada junto a una chica y tres chicos más y, a pesar de su posición en la sala, no prestaban atención a nadie más. No se pasaban el recreo vagando de un lado a otro con aire de superioridad dejando ver que eran conocidos y queridos (o eso creen) por todo el mundo. No. Ellos se encontraban en su mesa, hablando relajadamente y riendo, sin reparar en la gente de su alrededor.

Observé como reía junto a la otra chica. Aunque estaba lejos pude escuchar su risa, no sé si porque estaba demasiado concentrado en ella o porque era realmente escandalosa. 
Una mano pasó por delante de mi cara varias veces intentando llamar mi atención. Miré hacia Matt y alcé las cejas. 

-  Tierra llamando a Shawn. ¿Qué estás mirando? 

Su mirada se dirigió al mismo lugar que yo estaba mirando y, aprovechando que nuestros “queridos amigos”, sarcásticamente, se encontraban cerca decidí improvisar. 

-  Me preguntaba cuando cambiaran las cosas. Cuando se cansaran de utilizarnos y decidirán hacer las cosas por ellos mismos.

-  ¿Te refieres a Sam?

Asentí carraspeando y volviendo la mirada hacia ellos. 

-  Nunca. – Intervino Jack. – Eso nunca pasará. Y cuando no seamos nosotros, serán otros.

Buena táctica. Me auto felicité. Apreté mis labios mientras Matt asentía mostrándose de acuerdo con la opinión de Jack cuando, casi sin querer, mi mirada volvió al mismo lugar de antes. La diferencia fue que esta vez ella también me estaba mirando. Me giré nervioso y mis compañeros me miraron extrañados.

- ¿Qué pasa? – Preguntó Jack.

-  Voy a por un café. 

Aprovechando que tenía algo de dinero en mis bolsillos me levanté y caminé a la barra de la cafetería, donde casi toda la cola de antes había desaparecido. Al acercarme pude oler perfectamente aquel olor embriagante que tanto me gustaba.

Young volcanoes (Shawn Mendes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora