18. Corrupted

705 68 3
                                    

La moto de Olivia paró frente a la casa de Matt y suspiré bajándome de ella.

- Lo he pasado genial.

-  Como siempre. – Contestó. – Conmigo nunca te aburres.

Cierto pero tampoco era cuestión de echarse flores.

- Nos vemos.

Me dedicó una sonrisa y después de entregarle el casco me despedí de ella con la mano y desapareció calle abajo. 

Finalmente, había pasado la noche en su casa pero no os alarméis, yo dormí en el sofá. Jamás me atrevería a dormir con ella y menos estando su padre en casa.

Caminé hasta la puerta de Matt cuando una especie de silbidos hicieron que me parara. Observé a mí alrededor y divisé a mi amigo asomado en su ventana señalándome la parte trasera de la casa. Suponiendo que con aquello quería decirme que entrase por la puerta de atrás, caminé hasta allí esperando a que me abriera, lo cual hizo segundos después.

- Buenos días. – Saludé animado. 

Hacía tiempo que no me sentía así, ¿cómo podría describirlo? ¿Contento? Sí, lo estaba. Supongo que es cierto eso de “noches felices, mañanas eufóricas”.

- Serán para ti. – Contestó con un tono algo borde.

- ¿Qué pasa?

- ¿Qué qué pasa? Tú madre está dentro. 

Mierda. Se supone que debería haberme dado tiempo a avisar a Matt pero no fue así, estaba perdido.

- Podrás imaginar mi cara cuando a las nueve de la mañana se presenta aquí tú madre preguntando por su hijo, que se supone que había pasado la noche aquí ayudándome con biología porque ayer le llamé muy preocupado rogándole que me ayudara.

Agaché la cabeza. Esto no pintaba bien, nada bien. Primero, porque puede que mi madre se hubiese enterado de todo y segundo, el tono de Matt no mostraba felicidad precisamente.

- ¿Qué le has dicho? – Susurré.

- Que estabas durmiendo, me debes una muy gorda.

Suspiré hondo. Me acababa de quitar un gran peso de encima. 

- Lo que quieras.

- Puedes empezar por explicarme qué coño hacías de madrugada por ahí y desde cuando se supone que mientes a tus padres sobre dónde estás o lo que haces utilizándome a mí como tapadera.

Apreté los labios y observé como Matt me miraba con los brazos cruzados. 

-  Es… Es la primera vez que lo hago, en serio. – Carraspeé. – Y estaba con Olivia.

- Con Olivia, ya... – Pasó la mano por su barbilla varias veces. - ¿Es que no te das cuenta? Tú no haces estas cosas, no mientes, no te escapas… Te está corrompiendo.

-  No es verdad.

- Por supuesto que lo es.

- Ella me ayuda. 

- ¿Te ayuda a qué? ¿A ser como ella y como sus amigos? ¿Qué es lo que se supone que hacéis? ¿Vais al parque a tirarles piedras a los niños, robáis coches, os drogáis…?

- Matt, para. – Ordené algo molesto. – No la conoces.

- Claro que no la conozco, ni pretendo hacerlo. Se quiénes son mis amigos de verdad y no me hace falta más.

- ¡Yo también lo sé! Y ella lo es. Me está enseñando cosas de mí mismo que desconocía, me divierto con ella…

- ¿Y con nosotros no? Porque jamás, jamás  – Recalcó. – has hecho algo así por nosotros. Nunca te has saltado las reglas por estar con nosotros o lo que sea. También sabemos pasárnoslo bien pero a nuestra manera ¿sabes? Si lo que quieres es, yo que se salir y divertirte puedes hacerlo con nosotros, tus amigos. Vente cualquier noche a los sitios donde solemos ir, en serio Shawn.

Ladeé la cabeza mirándole y frunciendo el ceño. 

- ¿Dónde soléis ir?

- Salimos cada semana. No… No te decimos nada porque ya sabemos cuál va a ser tu respuesta.

- ¿Cuál?

- Que no puedes, que debes estudiar…  Contigo todo es así, los estudios son lo primero siempre y parece que lo único.

Bajé la mirada. ¿Qué quería decir con eso? 

-  Siempre he valorado lo aplicado y entregado que eres pero hay más cosas aparte de eso en la vida. Siempre hablamos de lo mismo, no vemos para lo mismo. Trabajos, deberes, deberes y trabajos… - Suspiró. - ¿Qué pasará cuando todo eso acabe? Cuando el instituto termine y seamos más mayores, ¿se acabará y ya está? Porque – soltó una carcajada con agonía. – ni siquiera sabía que querías cambiar, supongo que no se demasiado sobre ti… Supongo que ser amigos desde siempre no significa que vayamos a serlo para siempre. 

Esa última frase se clavó en mi estómago como si de un punzante cuchillo se tratara. Resulta que estaba aún mas solo de lo que creía. 

-o-

- ¿En serio te dijo todo eso? – Preguntó Olivia con gesto triste sentada a mi lado en la mesa y haciéndome asentir. - ¿Y tú que hiciste?

- Me fui. Puede que lo mejor hubiese sido quedarme y hablar con él pero no pude, solo quería salir de allí. 

Y tuve unas ganas terribles de llorar. Sí, de llorar, porque suelo ser débil pero aún más cuando se trata de mis amigos, o de la gente que creo que lo es. Dicen que los amigos son la familia que eliges y, cuando alguien cree que eres merecedor de ello, de ser su amigo, es una sensación genial. Una sensación que para mí, sinceramente, es de las mejores, el ser importante para alguien, que digan delante de otra gente “es mi amigo” y notes orgullo y felicidad en su rostro. Supongo que nadie se sentía capaz de decir eso sobre mí, tal vez no hubiese cuidado demasiado a mis amigos.

- No te martirices, Shawn. Dale algo de tiempo a esto y se arreglará, estoy segura.

Sonreí con pesar y escuché como el timbre que reanudaba las clases retumbaba por la cafetería. Olivia besó mi mejilla y se despidió con un pequeño abrazo por la espalda mientras acariciaba mis brazos. Me reconfortaba saber que ella estaba ahí para mí, porque si, a pesar de haber sido algo decepcionado por un amigo de toda la vida sabía que ella, una chica a la que conocía de varias semanas, estaba ahí de verdad. Y eso era algo que me hacía sentir bien porque contrariando a los sentimientos que siempre tenía sobre mí, todos malos, algo en mi interior empezaba a pensar que puede que no todo en mí fuese así. Algo en mí había llamado la atención de Olivia al igual que algún día lo hizo con Matt.

Suspiré y comencé a caminar por el pasillo en dirección a mi siguiente clase cuando noté una mano posándose sobre mi hombro que me hizo parar. 

Young volcanoes (Shawn Mendes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora