27. Red sky

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La noche continuó sin sobresalto alguno. Al volver a casa, Blue volvió a unirse a nosotros y ambos llegamos a casa sin levantar ninguna sospecha. Agradecí en cierta manera que hubiese decidido no estar con nosotros. Por lo visto no conocía demasiado a la verdadera Blue y por lo tanto no sabía como hubiese actuado con los demás, cosa que me ponía nervioso. Odiaba caminar a oscuras.

Ahora me encontraba sentado frente a mi ordenador en un intento de acabar de una maldita vez el único trabajo que me ha llevado de cabeza en toda mi vida. Esto solía ser fácil, ¿qué estaba pasando? Estaba empezando a sentirme realmente inútil. Si en lo que supuestamente mejor se me daba no estaba siendo nada bueno no quería imaginarme en lo peor. Continúe golpeando la mesa con el bolígrafo de color azul que sostenía entre mis dedos mientras observaba la lámina vacía en la pantalla del ordenador. Llevaba plantado ahí varios minutos, los cuales me parecían horas, sin hacer nada. Tan solo soltando un pesado suspiro de vez en cuando. Esto era frustrante.

La puerta de mi cuarto se abrió después de un par de golpes que no me dejaron contestar. Era mi padre.

- Hijo, nos vamos a comprar, volvemos en seguida.

- Está bien.

- ¿Necesitas algo?

- No, tranquilo.

- Bien.

Y dicho esto salió de la habitación. Al verle en la puerta me había encogido en la silla e intenté tapar lo máximo, y disimuladamente, posible la pantalla con mi espalda. Todo esto porque la respuesta a sus preguntas de "¿cómo va el trabajo?" siempre eran "genial, ya casi está". Se que lo fácil sería informarle de que no iba bien, decirle un "no se hacerlo, necesito ayuda" pero por lo visto yo nunca elegía lo que era considerada la opción más fácil para los demás. Para toda la humanidad. Bueno, yo era un chico complicado, a veces demasiado, era consciente de ello. Me levanté de mi silla y estiré todo mi cuerpo acompañado de un gruñido para después caminar hacia la ventana y observar como el coche de mis padres desaparecía carretera abajo. Aprovechando que estaba solo en casa, bajé a la cocina a comer algo. Me decidí por un vaso de leche y una manzana que iba mordisqueando de camino al sofá. A estas horas el contenido televisivo era exageradamente aburrido, así que el plan era acabar mi tentempié y volver al trabajo. Y eso es lo que hice, después de unos minutos volví a la habitación y volví a ocupar mi sitio en la infernal silla de oficina colocada frente a mi ordenador. Sabía que las horas pasarían lentas, esta tarde iba a ser eterna.

-o-

Unos golpes en el cristal interrumpieron mis ganas de llorar. Estaba frustrado, demasiado. Mi mente seguía en un continuo fundido en negro, como si la luz de mis ideas, que solía ser rápida y eficaz, se hubiese fundido. Moví mi silla, que tenía ruedas, hasta el final del escritorio y pude observar a Olivia en el balcón. Abrí la puerta de cristal y volví a mi sitio mientras se adentraba en la habitación. Tiró su bolso en la cama y se colocó detrás de mí, apoyando sus manos en mis hombros e inclinándose hacia la pantalla del ordenador.

- Qué haces?

- Un trabajo.

- ¿Si? Porque yo solo veo una hoja en blanco...

Suspiré y pasé las manos por mi cara repetidas veces.

- No se que me pasa, yo... No puedo sacarlo.

- Shawn, tranquilo. Solo es un trabajo.

- No... Se supone que esto es lo que se me da bien y, últimamente...

- Seguro que hay más cosas que se te da bien, no te preocupes. Además, aunque tengáis que elegir personajes históricos la finalidad es valorar la redacción y expresión cuando lo expongas.

Young volcanoes (Shawn Mendes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora