capitulo 11

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Habían pasado varios días desde que Rachel llegó a la Torre de los Vengadores. Poco a poco, fue encontrando su lugar y sintiéndose más cómoda entre ellos. Aunque algunas noches aún tenía pesadillas, la mayoría de los días se despertaba sintiéndose más tranquila de lo que había estado en años. Su amistad con Natasha se había fortalecido, y para su sorpresa, incluso había desarrollado una buena relación con Tony, quien le había mostrado las maravillas de su tecnología.
Rachel nunca había imaginado que Tony Stark, con su reputación de arrogancia, resultaría ser tan paciente y dispuesto a enseñar. Habían pasado horas en el laboratorio, Tony explicándole cómo funcionaban sus trajes y gadgets, y Rachel absorbiendo cada detalle con un interés renovado. Era como si el tiempo en el laboratorio le diera una nueva perspectiva, una especie de refugio donde podía olvidar sus tormentos pasados y enfocarse en aprender algo nuevo y emocionante.
Mientras tanto, Bucky había mantenido una distancia prudente. El recuerdo de Rachel, la niña que había dejado huérfana, lo atormentaba. No podía enfrentarla sin sentir una abrumadora culpa y dolor por su pasado. Sin embargo, sabía que eventualmente tendría que lidiar con esos sentimientos.
Un día, después de varios días de ausencia, Bucky decidió regresar a la torre. Necesitaba hablar con Steve y aclarar algunos asuntos pendientes. Mientras caminaba por los pasillos, sintió un nudo en el estómago al ver a Rachel en el laboratorio con Tony. Ellos estaban enfrascados en una conversación animada sobre la última tecnología que Tony había desarrollado.
—Entonces, ¿cómo logras que el traje responda tan rápido a los comandos? —preguntó Rachel, sus ojos brillando de interés.
—Es una combinación de sensores avanzados y un algoritmo predictivo que anticipa los movimientos del usuario —respondió Tony con una sonrisa orgullosa—. Si quieres, te puedo mostrar cómo se programa.
—¡Me encantaría! —dijo Rachel, entusiasmada.
Bucky observó la escena desde la puerta, sintiéndose como un extraño. La alegría de Rachel le resultaba reconfortante pero también dolorosa. Había causado tanto sufrimiento en su vida, y verla ahora, encontrando algo de felicidad y normalidad, lo llenaba de un complejo mix de emociones.
Steve notó a Bucky y se acercó, colocándole una mano en el hombro. —¿Estás bien?
Bucky asintió lentamente. —Sí... Es solo que, verla así, después de todo... No es fácil.
Steve miró hacia el laboratorio, observando a Rachel y Tony. —Ella está mejorando, Bucky. Y tú también. Ambos merecen una oportunidad de encontrar paz.
—Lo sé. Pero cada vez que la veo, me recuerda lo que hice. —Bucky apretó los puños, tratando de controlar sus emociones.
—No fue tu culpa. Lo sabes. —Steve lo miró con firmeza—. Y quizás sea el momento de hablar con ella. No puedes evitarlo para siempre.
Bucky respiró hondo y asintió—Tienes razón. Necesito enfrentar esto.
Con un último vistazo hacia el laboratorio, Bucky se dirigió hacia la sala común, decidido a encontrar el valor para hablar con Rachel. Sabía que sería una conversación difícil, pero también sabía que era necesaria. No solo para ella, sino también para él. Ambos necesitaban cerrar ese capítulo de sus vidas y quizás, encontrar una manera de avanzar juntos hacia un futuro más brillante.
Mientras tanto, en el laboratorio, Tony le entregó a Rachel un pequeño dispositivo.
—Aquí tienes. Intenta programarlo tú misma. Estoy seguro de que lo harás bien.
Rachel tomó el dispositivo con una sonrisa. —Gracias, Tony. Esto significa mucho para mí.
—Para eso estamos aquí —dijo Tony, guiñándole un ojo—. Ahora veamos qué puedes hacer.
Mientras Rachel se concentraba en su tarea, sintió por primera vez en mucho tiempo que tal vez, solo tal vez, había encontrado un lugar al que podría llamar hogar.
Bucky se sentó en la sala común, sus pensamientos corriendo a mil por hora. El peso de su pasado lo seguía aplastando, y aunque sabía que debía enfrentar a Rachel, no se sentía listo. Steve se sentó a su lado, ofreciendo una presencia silenciosa y comprensiva.
—¿Qué piensas hacer? —preguntó Steve después de un rato.
Bucky suspiró profundamente, frotándose las manos nerviosamente. —Steve, no puedo. No estoy listo para que Rachel sepa la verdad. No aún.
Steve lo miró con una mezcla de compasión y preocupación. —Entiendo que es difícil, Bucky. Pero esconderlo solo hará que sea más doloroso cuando eventualmente lo descubra.
—Lo sé, pero necesito más tiempo. —Bucky bajó la mirada—. Cada vez que pienso en decirle la verdad, siento que me voy a romper. No puedo soportar ver el dolor en sus ojos cuando sepa lo que hice.
Steve asintió, comprendiendo el dilema de su amigo. —Está bien. No tienes que apresurarte. Pero recuerda, ella está aquí y quiere entender su pasado. Cuando estés listo, estaremos aquí para apoyarte.
Bucky se sintió aliviado por las palabras de Steve, aunque sabía que el momento de enfrentarse a su pasado inevitablemente llegaría. Por ahora, necesitaba encontrar la manera de fortalecerse.
Mientras tanto, en el laboratorio, Rachel y Tony seguían trabajando juntos. La mente de Rachel estaba completamente enfocada en el dispositivo que Tony le había dado, sus dedos moviéndose con agilidad mientras programaba los comandos.
—Eres muy buena en esto —comentó Tony, observando su progreso.
Rachel sonrió tímidamente. —Gracias. Es algo que siempre me ha gustado, entender cómo funcionan las cosas.
Tony asintió. —Y tienes talento para ello. Con un poco más de práctica, podrías incluso superar a algunos de los técnicos de aquí.
Rachel rió suavemente. —No sé si llegaré tan lejos, pero gracias por el voto de confianza.
Natasha apareció en la puerta del laboratorio, sonriendo al ver a Rachel tan inmersa en su trabajo. —Rachel, ¿quieres venir a cenar? Clint está preparando algo especial.
Rachel levantó la vista, agradecida por la interrupción. —Claro, suena genial. Gracias, Tony, por todo.
—No hay problema —dijo Tony, sonriendo—. Vamos, que la cena de Clint es algo que no te quieres perder.
Rachel y Natasha caminaron juntas hacia la cocina, la conversación fluyendo fácilmente entre ellas. Bucky las observó pasar, su corazón apretándose con una mezcla de dolor y esperanza. Sabía que debía tomar la decisión correcta, pero por ahora, simplemente necesitaba más tiempo para encontrar el valor necesario.
Steve lo observó, comprendiendo el conflicto interno de su amigo. —Cuando estés listo, estaremos aquí para ti —le recordó.
Bucky asintió, agradecido por el apoyo de Steve. Sabía que eventualmente tendría que enfrentarse a su pasado y contarle la verdad a Rachel, pero hasta entonces, se centraría en encontrar la fuerza para hacerlo.

Entré el amor y el odio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora