Capítulo 7: La revelación.
Habían pasado días desde que los Vengadores pusieron en marcha su plan para usar el Teseracto como carnada. Aunque Tony Stark estaba en desacuerdo con la idea, comprendía que no había otra opción. El poder del Teseracto no podía quedar en manos equivocadas, y si alguien iba a intentar recuperarlo, debía ser interceptado. La estrategia era simple: atraer al enemigo, atraparlo, y recuperar lo que fuera necesario. Sin embargo, algo en este plan no lo convencía del todo.
—No me gusta esto, no me gusta para nada —murmuró Tony, ajustando su comunicador mientras su armadura brillaba bajo la tenue luz de la sala de control.
—Tienes que confiar en el plan, Tony. Ella aparecerá tarde o temprano —respondió Steve Rogers, con la calma habitual que lo caracterizaba.
—Llevamos horas aquí y no aparece. —Tony resopló impaciente, comunicándose nuevamente a través del sistema.
—Ten paciencia —Steve se mantuvo firme, su atención enfocada en los monitores donde el Teseracto, un cubo luminoso, descansaba en su soporte, aparentemente sin vigilancia.
Bucky Barnes, por otro lado, estaba inquieto. Sentía una tensión diferente en el aire. Desde el momento en que escuchó acerca de la amenaza, algo despertó en él. Algo inexplicable. No podía apartar de su mente la imagen de aquella mujer, a la que solo conocía vagamente, pero que sentía que debía recordar.
—¿Estás bien? —le preguntó Sam, notando la inquietud de Bucky.
—Sí, solo… es extraño. Tengo una sensación de que la conozco, pero no sé de dónde —respondió Bucky, mirando el horizonte, como si esperara que la respuesta apareciera de la nada.
Mientras tanto, Rachel los observaba desde las sombras, oculta en una esquina remota del edificio. Sus ojos seguían cada uno de los movimientos de los Vengadores con precisión letal. Estaba lista para hacer su jugada en cualquier momento, esperando el instante perfecto para atacar. A pesar de su mente nublada por las órdenes de su "padre", algo en su interior luchaba por emerger. Una parte de ella sabía que debía resistirse, pero esa misma parte estaba sepultada bajo capas de control mental.
Desde su posición estratégica, Rachel podía ver a todos ellos, atentos, expectantes. No sabían quién era ella, ni su nombre, ni su historia. No sabían de lo que era capaz. Eso jugaba a su favor.
"Cumplir la misión. Recuperar el Teseracto. Eliminar a los que interfieran."
Las palabras resonaban en su mente como un eco inquebrantable. Era su única razón para estar allí. Cualquier emoción o duda estaba sepultada bajo esas órdenes claras.
Pero Bucky, sin saberlo, estaba más cerca de descubrir quién era realmente ella. Algo en su intuición lo empujaba a querer volver a verla, aunque no comprendiera por qué.
De repente, el sonido ensordecedor de una explosión resonó en la sala, sacudiendo el suelo y llenando el aire de escombros y humo. Los Vengadores reaccionaron al instante, cubriéndose de la onda expansiva. La alerta saltó en sus comunicaciones mientras la nube de polvo envolvía el lugar, haciéndolo difícil de ver.
—¡Lo sabía! —exclamó Tony, mientras su traje de Iron Man se activaba por completo, sus sensores ajustándose a la nueva situación.
—¡Todos en posición! —gritó Steve, levantando su escudo y asegurándose de que todos estuvieran a salvo mientras el humo comenzaba a disiparse.
Entre el caos, una figura emergió lentamente de las sombras. Rachel había llegado, tal como Steve predijo que lo haría. Sus movimientos eran precisos, casi mecánicos, su expresión vacía y fría. No había rastro de duda o emoción en su rostro, solo una mirada fija en su objetivo: el Teseracto.
—¡Ahí está! —anunció Clint desde su posición elevada, con su arco ya listo para disparar. Pero algo en la forma en que se movía Rachel lo hizo dudar. No era una simple intrusa.
Bucky, que se encontraba más cerca de la explosión, sintió una punzada extraña en el pecho al verla. Aunque su rostro estaba oculto por una máscara, sabía que era ella. Algo en sus movimientos y en la postura de su cuerpo le resultaba dolorosamente familiar.
—Es ella... —susurró para sí mismo, aunque Sam lo escuchó.
—¿Ella? —Sam lo miró con confusión, pero no había tiempo para explicaciones.
Rachel avanzaba hacia el Teseracto con una determinación inquietante, ignorando completamente a los Vengadores que la rodeaban. Bucky se adelantó, su mente luchando por comprender qué estaba pasando.
—¡Espera! —gritó, pero Rachel no respondió.
—¡Detenla! —ordenó Steve, lanzándose hacia ella con su escudo en alto.
En un abrir y cerrar de ojos, Rachel esquivó a Steve con una agilidad sorprendente, desarmando sus ataques sin esfuerzo. Sin siquiera mirarlo, lo hizo retroceder varios pasos.
—Es rápida… —dijo Natasha, preparándose para entrar en acción.
Rachel estaba ya a pocos metros del Teseracto, cuando Tony disparó una ráfaga de su repulsor, pero ella saltó evitando el ataque y aterrizando frente al cubo.
—No puede llevarse eso —gruñó Tony, moviéndose rápidamente para interceptarla.
Bucky, que no podía apartar la vista de ella, finalmente gritó:
—¡Rachel!
El ambiente estaba cargado de tensión mientras todos se giraron hacia Bucky al escucharle pronunciar el nombre de Rachel. Sin embargo, Rachel permaneció completamente indiferente, como si no hubiera oído nada, manteniendo su mirada fija en el Teseracto.
—¿La conoces? —preguntó Tony rápidamente, sin apartar los ojos de Rachel.
Bucky miró a Tony, frustrado por la falta de tiempo para dar explicaciones.
—Ahora no es el momento respondió, sus ojos fijos en Rachel, buscando cualquier rastro de la persona que alguna vez conoció.
En ese instante, Clint giró una de sus flechas especiales y la disparó en dirección a Rachel. La flecha explotó cerca de ella, obligándola a retroceder unos pasos. El humo y la onda expansiva le dificultaron el avance.
—Thor, llévate el Teseracto ya! gritó Natasha, sin perder un segundo.
Thor asintió y comenzó a moverse rápidamente hacia el Teseracto, listo para teletransportarlo a un lugar seguro. Pero Rachel reaccionó de inmediato, sacando su arma y disparando directamente hacia Thor. El Dios del Trueno apenas pudo levantar su martillo para desviar algunos disparos, pero no iba a aguantar por mucho tiempo.
Natasha, siempre rápida, aprovechó la distracción de Rachel y corrió hacia ella, lanzando una patada precisa que golpeó su mano, haciendo que el arma de Rachel cayera al suelo.
Rachel no reaccionó con frustración ni rabia, solo se reacomodó en una postura defensiva, lista para enfrentarse a Natasha mano a mano. Era como si cada uno de sus movimientos estuviera programado, sin emoción, solo una fría eficiencia.
Rachel no mostró ninguna piedad mientras golpeaba a Natasha, sus movimientos calculados y precisos, cada golpe más fuerte que el anterior. Natasha, a pesar de su experiencia y habilidades, no podía mantenerse al día con la velocidad y la brutalidad de Rachel, quien parecia imparable.
Nat intentó defenderse, pero Rachel era implacable, conectando golpes que dejaban a Natasha tambaleándose. Justo cuando parecía que Rachel iba a dar el golpe final, Tony, cansado de la situación y viendo el peligro que corría Natasha, decidió intervenir.
—¡Ya basta! —gritó Tony mientras levantaba su brazo y disparaba un rayo láser desde su armadura directamente hacia Rachel.
El impacto la lanzó varios metros hacia atrás, chocando contra unos escombros. Natasha cayó al suelo, adolorida y respirando con dificultad por los golpes recibidos.
—¿Estás bien? —preguntó Tony, acercándose a Natasha.
Natasha, adolorida pero aún determinada, se levantó lentamente, apoyándose en su rodilla mientras se recuperaba.
—He estado mejor —respondió con una leve sonrisa forzada, limpiando la sangre que se había acumulado en la esquina de su boca.
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Entré el amor y el odio
De TodoEn un mundo de sombras y secretos, Rachel, una joven agente de Hydra, se encuentra con Bucky Barnes, el Soldado del Invierno. Criada para ser una arma letal, Rachel busca escapar de su pasado y encontrar la verdad sobre sí misma. A medida que se enf...