A la mañana siguiente, Thor llegó a la Torre con el Teseracto en sus manos, la piedra emanaba una energía inusual que había comenzado a emitir pulsos regulares, casi como una llamada. Thor esperaba que Tony y Bruce pudieran descubrir el motivo de esa extraña señal y si era algo de lo que debían preocuparse.
Mientras Thor discutía el tema con ellos en el laboratorio, Rachel estaba en la sala de entrenamiento con Clint, quien le enseñaba algunos de sus mejores trucos con el arco. Ella intentaba concentrarse, pero algo perturbador comenzó a invadir sus pensamientos. Sentía una presencia, un susurro lejano, como si alguien la llamara.
—¿Qué te pareció eso? —preguntó Clint, lanzando una flecha con una precisión perfecta que hizo que el blanco se dividiera en dos.
Rachel sonrió distraída. —Sí, fue... genial. —Su mente estaba en otro lado; la energía que percibía se hacía cada vez más intensa.
Clint notó su distracción y frunció el ceño. —¿Todo bien? Pareces… distante.
—Sí, solo... me dio hambre, creo. Iré a buscar algo de comer —respondió con una sonrisa rápida, intentando ocultar la inquietud que la invadía.
Rachel salió de la sala, pero en lugar de dirigirse a la cocina, siguió el rastro de aquella energía que parecía llamarla, un impulso extraño que no podía ignorar. Sus pasos la llevaron al laboratorio, donde vio a Tony, Bruce y Thor discutiendo alrededor del Teseracto.
—Oh, hola, Rachel —dijo Tony, notando su presencia. Ella saludó distraídamente, pero sus ojos estaban fijos en el resplandor hipnótico del Teseracto . La piedra brillaba de manera especial, y el susurro en su cabeza creció en intensidad, casi como una voz que le pedía acercarse.
Sin pensarlo, Rachel avanzó hacia la piedra, sus manos extendiéndose hacia el objeto, como si estuviera bajo un trance.
—Rachel, ten cuidado. Es peligroso —advirtió Thor, al darse cuenta de su intención.
Pero era como si Rachel no escuchara. Su mano tocó el Teseracto, y de inmediato una ráfaga de energía azul se extendió a través de su cuerpo. Un fuerte temblor sacudió el laboratorio, haciendo que Tony, Bruce y Thor perdieran el equilibrio y retrocedieran, protegiéndose de la onda expansiva que emanaba de la piedra.
—¡Rachel, aléjate de eso! —gritó Bruce, pero ella parecía completamente absorta en la conexión con el Teseracto.
La energía fluía de la piedra, arremolinándose alrededor de ella, y en un instante, un destello cegador iluminó toda la sala. Tony, Bruce y Thor fueron lanzados hacia atrás, estrellándose contra las paredes mientras el Teseracto seguía brillando con intensidad.
Rachel permanecía inmóvil, sus ojos completamente fijados en la piedra, atrapada en una conexión que no entendía del todo pero que la mantenía cautiva.
El temblor se intensificaba con cada segundo, sacudiendo el laboratorio y haciendo que los equipos y herramientas cayeran al suelo con estruendo. Rachel, atrapada en su conexión con el Teseracto , no se percataba del caos a su alrededor. La energía la rodeaba, y sus ojos brillaban con un extraño tono violeta, como si el poder de la piedra fluyera a través de ella, transformándola.
Steve llegó corriendo, alarmado por el temblor y las alarmas que resonaban en toda la torre. Al ver a Rachel atrapada en aquella energía y cómo sus ojos emitían un resplandor inusual, no dudó en actuar. Se lanzó hacia ella, empujándola fuera del alcance del
Teseracto con firmeza.
Rachel cayó hacia atrás, y el contacto se rompió. La energía se disipó de inmediato, y sus ojos, que habían brillado en un intenso tono violeta, empezaron a volver a la normalidad. Ella parpadeó, desorientada, y miró a Steve, visiblemente aturdida.
—Lo... lo siento —balbuceó, sintiéndose avergonzada y confundida—. No sé qué pasó... No sé por qué lo toqué, era como si me llamara.
Steve la miró con una mezcla de preocupación y alivio. —Tranquila, Rachel. Lo importante es que estás bien.
Tony se levantó tambaleante, su traje dañado por la explosión de energía. —¿Alguien quiere explicarme qué demonios acaba de pasar aquí?
Bruce y Thor se acercaron también, observando a Rachel con cierta cautela.
—Es posible que el Teseracto haya intentado conectar con ella por alguna razón desconocida —dijo Bruce, frunciendo el ceño mientras miraba a Rachel con una mezcla de curiosidad y alarma—. Pero nunca he visto que reaccione de esta manera, es como si… estuviera esperando a alguien.
Rachel se sintió aún más incómoda bajo la atenta mirada de todos. No quería ser el centro de atención, y menos después de haber provocado aquel desastre. —Les juro que no lo hice a propósito, era como si una voz... o algo en mi mente me empujara a acercarme —explicó, nerviosa.
Thor asintió, comprendiendo el peso de sus palabras. —El Teseracto es más que una simple piedra; tiene un poder antiguo que a veces se conecta con ciertos individuos de maneras inesperadas.
—Entonces, ¿qué hacemos? —preguntó Steve, sin quitarle la vista a Rachel—. ¿Es seguro que esté aquí?
—Por ahora, sí, pero mantendremos el Teseracto lejos de ella, solo como precaución —respondió Bruce—. Quizás esto fue un incidente aislado, pero sería prudente entender por qué reaccionó de esta forma.
Rachel asintió en silencio, agradecida de que la situación no hubiese terminado peor. Mientras salían del laboratorio, Tony lanzó una mirada seria a Steve.
—Tenemos que mantenerla vigilada, Rogers. No sabemos qué más podría desencadenarse si vuelve a acercarse a esa piedra.
Steve asintió, decidido a proteger a Rachel, pero también consciente de los riesgos. Mientras tanto, Rachel no podía sacarse de la cabeza aquel llamado; algo en su interior había despertado al tocar el Teseracto, algo que aún no entendía pero que le provocaba una inquietud cada vez mayor.
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Entré el amor y el odio
De TodoEn un mundo de sombras y secretos, Rachel, una joven agente de Hydra, se encuentra con Bucky Barnes, el Soldado del Invierno. Criada para ser una arma letal, Rachel busca escapar de su pasado y encontrar la verdad sobre sí misma. A medida que se enf...