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Alaia logró comprar dos boletos que se desocuparon de última hora, de alguna manera loca había conseguido convencer a Lea de que la acompañara a casa, le dió un montón de razones por las cuales debería aceptar, ella pagaría todo, estaría segura, conocería a sus madres, a sus hermanos, conocería otro país (Para suerte de Lea su pasaporte seguía vigente y la visa no era necesaria) podrían pasar tiempo solas para conocerse mejor, su psicólogo le había recomendado salir de sus zona de confort, tendría más vacaciones, todo sonaba como un sueño.

Lo malo es que el vuelo saldría pasadas las 9 de la noche, lo bueno es que en verdad le daría tiempo de regresar a sus amigos, no a sus respectivas casas pero si a su propio departamento dónde Adam se había ofrecido a llevarlos para ayudar a Alaia un poco.

Muchos pros y contras en resumen.

— ¿Estás segura de que quieres ir Lea? — Su madre estaba muy preocupada, no es que no quisiera dejarla ir, sabía que su hija podía hacer sus propias decisiones y confiaba en Alaia, ella era quien las había llamado para pedir permiso, pero los problemas de su hija podía más con ella que ella con los problemas muchas veces.

— Estaré bien mamá.

— Yo la cuidaré, se lo juro. — Se jactó muy orgullosa, que ya se sentía su alfa, su protectora, cosas de instinto en resumen.

— Alaia, estás gastando mucho dinero, niña ¿Seguro que está bien? Podríamos pagar su vuelo. — Quería decir, no les sobraba el dinero pero si esto ayudaba a que su Lea volviera a ser la de antes entonces harían el esfuerzo.

— No se preocupe, puedo encargarme de esto, además, es un regalo, es lo menos que podría hacer ¿No?

— Chica, tienes mi respeto. — Las dos omegas que escucharon eso rodaron los ojos a las palabras de Claudia, en cambio Alaia las tomó como una bendición a ese amor que le tenía a Lea, sentía que la habían aceptado y pese a saber que ni la propia Lea ni Delia las habían recibido de la misma manera no pudo evitar dejar escapar una sonrisa de perlas.

— No la defraudaré, a ninguna, se los juro. — Y no lo haría jamás sin importar qué.

— Pero vayanse ya niñas o no llegarán al aeropuerto.

Delia había ofrecido a su esposa para que entregara el camper y así darles más tiempo a las dos jóvenes de organizar lo que debían, y aunque Caudia no había aceptado, después de una reprimenda de su omega "aceptó con una enorme sonrisa" pero todos los papeleos para entregar esa estúpida camper no eran para ella, lo odiaba.

Alaia pidió un taxi para que las llevaran, ya había planeado todo, comerían en algún restaurante dentro del propio aeropuerto, subirían a su vuelo, dormirían toda la noche y en la mañana al llegar a su casa les presentaría a sus madres al amor de su vida.

Claro que era un plan simple, ella era igual de simple. Lea no lo era, a pesar de haber aceptado estaba aterrada de conocer a las madres de Alaia ¿Qué pensarían de ella? su hija estaba gastando demasiado en ella, en una amiga porque ni siquiera habían hablado de lo que en verdad sentían. (Niña, ya sabías esa respuesta, solo ve a los ojos de Alaia)

No pudo decir nada de eso al respecto, para cuando se dió cuenta ya tenía el boleto en la mano y cuando su cuerpo logró reaccionar tenía un pie dentro del aeropuerto.

— No se me ocurre nada elegante que pueda ofrecerte aquí, pero podemos comer lo que tu quieras así que, escoge. — La alfa estaba sonriente como siempre, más incluso, tenía a su mate de la mano desde hacía por lo menos unos 15 minutos y no había habido objeción alguna, por supuesto que por eso quería llevarla a un lugar elegante.

— No tengo mucha hambre.

— Entonces vayamos a la sala de espera, seguro que te gustará mucho. — Claro que le iba a gustar, ella tenía la sala de espera de viajero frecuente, ella y su familia en realidad, su mamá se había empeñado en que como viajaba seguido sería una buena inversión.

— ¿Podemos solo sentarnos y hablar?

— Claro que podemos. — Le asustaba, claro que lo hacía ¿Qué tal que una vez más la rechazaban? Por ello buscó inmediatamente un lugar dónde sentarse a hablar, uno que estuviera un tanto apartado y así poder tener privacidad. — Escucharé lo que sea que tengas que decir.

— Alaia ¿Esto no es? Ya sabes lo que quiero decir ¿No es mucho lo que haces por mi?

— ¿Mucho? Lea, jamás es mucho para calificar lo que siento por tí, te lo aseguro, eres mi omega y lo que siempre soñé.

— No lo soy, y creo que jamás llegaré a serlo, no te puedo ofrecer una vida de pareja normal ni tampoco nada de lo que te imaginas, tan solo no puedo y que tú ya no me des miedo no significa que las demás personas no me aterren.

— ¿Quién te dice que no eres todo lo que quiero? — Bromeó la alfa, esta vez Lea rió con ella, se sentía bien con Alaia, se sentía persona.

— Sabes que no es así, nadie quiere esto.

— Lo que en realidad quiero es que no sufras más, no quiero permitirlo, y en verdad adoro poder ayudarte, me encantaría pelear contra el mundo si con eso me aseguran que estarás bien, podría hacer de todo para cambiar lo que piensas. — Que ya lo había hecho, sin duda, le había movido el suelo. — Pero no puedo cambiar lo que sientes.

— Me gustaría en verdad.

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Capitulo dóble porque ya sé que me tardé mucho😎😎 Y lo siento, muchas cosas pasando muy poco tiempo.


Después de la tormenta (Omegaverse Gl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora