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Lea tenía la boca abierta de una manera muy poco disimulada.

— Vamos a entrar, saludamos y te diré cuál será tu habitación ¿Qué te parece?

Quería decir, sabía que Alaia tenía dinero, la renta de la casa, del camper, los vuelos, viviendo sola en otro país y teniendo un buen auto, su celular, todo gritaba a niña rica. Ya lo tenía más que claro, pero esa casa, carajo que esa casa era una locura que no era gigante el lugar, pero los lujos podían palparse por doquier.

Alaia torpemente no notó la gran sorpresa de Lea así que se adelantó para cargar las maletas dentro, su familia la esperaba.

El interior de la casa era de lo más espaciosos con grandes ventanas de cristal para una iluminación natural sin llegar a un estilo moderno, más bien conservando el encanto de un castillo con los interiores del futuro, en realidad esa mansión parecía una imagen sacada de google "ideas para mansiones 2024 de lujo, piscina" estaba segura que si lo buscaba de esa manera aparecería algo.

— Mamás, llegué. — Anunció muy contenta, sus madres, sus hermanos, estaba de lo más contenta porque ya hacía más de 4 meses no los veía.

Nadie contestó así que Alaia sacó su teléfono dónde tampoco tuvo respuesta.

— Seguro que salieron por algo, volverán pronto, por lo mientras acomodemos tú habitación ¿Te parece?

La alfa se veía decaída, no le molestaba que su familia no estuviera, si no que no la hubieran esperado con los brazos abiertos cuando no los había visto en tanto tiempo.

— ¿Mí habitación? — Lea seguía alelada en los detalles de la casa así que apenas estaba escuchando la conversación.

— Puedes dormir en la habitación de invitados, ahí nadie te molestaría, o en mi antigua habitación, creo que esa es más cómoda pero puedes decidirlo.

Lea tenía muy clara su decisión en realidad.

— Veamos tu habitación. — Eso recuperó el ánimo recién decaído de la alfa quien muy orgullosa se encaminó a su cuarto para mostrárselo a Lea.

Más lujos, una cama tan grande y mullida de la cual Lea estaba segura se había firmado un pacto con el diablo ¿Cómo era posible que un colchón fuese tan malditamente cómodo? Privilegios del dinero supuso. Un balcón hermosos con un par de sillas fuera que daban directamente a la piscina para poder relajarse, el armario del tamaño de su propia habitación. Todo la tenía vuelta loca.

— ¿Quieres conocer la habitación de invitados o prefieres solo quedarte aquí? — Con su sonrisa de cachorro y ambas maletas en mano, Lea no podía con ese nivel de ternura.

— Aquí dormiré.

— ¡Genial! — La omega había escogido uno de sus lugares más íntimos, claro que estaba contenta. — Entonces yo iré a la habitación de invitados, también tienes que verla, es genial.

— No quiero.

— Oh... lo entiendo, sin presiones.

— No Alaia, lo que no quiero es que duermas allá. — La alfa se quedó confundida un segundo para luego parecer entender y formar una super sonrisa una vez más

— ¡Claro! Puedo ir a la habitación de mi hermana, ella quería verme así que estoy segura de que se pondrá muy feliz si me quedo con ella.

— Alaia Larrea, piensa un segundo que es lo que trato de decirte. — La grandota hizo corto circuito, no podía concebir que lo que Lea le estaba diciendo era realidad, no, imposible, no era siquiera factible que su omega la estuviera invitando a pasar una semana durmiendo en la misma cama, no se lo creía.

— Pero...

— Solo quiero intentarlo ¿Está bien? Si en algún momento me siento incómoda te lo diré. — Alaia estaba preocupada, ¿Y si Lea se asustaba tanto que la rechazaba? y ella ya no importaba, ¿Y si Lea se sentía mal?

— ¿Prometes decirme?

— Sabes que lo haré.

Las dos se embobaron una vez más con la otra, en verdad que se adoraban, poder estar juntas era una maldita locura.

— ¿Quieres salir conmigo? — Murmuró la grandota sin reflexionar sus palabras, siguiendo meramente a su corazón.

— Pensé que tardarías una eternidad.

Alaia levantó la cabeza y se quedó callada, solo unos segundos después Lea también lo notó, azotaron un par de puertas en la casa.

— Debe ser mi hermana, no creo que nadie más hubiera azotado la puerta.

¿¡En verdad estaban saliendo!? Pero eso no había sido nada espectacular ni mágico, nada de carteles, flores y mil estupideces, solo una pregunta en un momento íntimo que además había sido interrumpido, en realidad eso les bastaba porque se trataba de Alaia, porque esa flores, los carteles, todo eso ya venía incluido con la mirada de la alfa.

Salieron de la habitación tomadas de la mano en busca del sonido. Alaia guiada por el conocimiento de la casa arrastró a Lea con ella hasta las habitaciones del tercer piso, que eran las de sus hermanos por cierto, ya que estaba muy segura que ahí estarían.

— Paule, sabemos que estás sensible amor pero necesitas tranquilizarte. — La voz de la mujer era tan suave como una nube, relajó a Lea que estaba algo asustada de conocer a sus futuras suegras.

Las feromonas salían a borbotones de esa habitación, Paule, la hermanita de Alaia sería alfa, segurisimo.

Después de la tormenta (Omegaverse Gl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora