Unas palabras antes de empezar:

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Hola lector, soy Lautaro, el autor. Como psicólogo (trabajo de eso cuando no escribo pochadas pretenciosas) siempre me fascinó el proceso de duelo. ¿Cómo podemos aprender a vivir con la falta que nos hacen las personas que amamos?.

Si alguna vez perdiste a un familiar, una pareja, una mascota o un amigo sabés de sobra lo que duele. Y sin embargo, acá estamos de pie viviendo, trabajando, siendo felices y sufriendo. En la carrera aprendí que los duelos no se hacen de una vez y para siempre como quien apaga una luz, se elaboran durante toda la vida. Es como levantarte y ver una herida, limpiarla y tratar de que no duela ese día. A veces es fácil, a veces es imposible y sin embargo, acá estamos escribiendo, leyendo e interactuando. 

El duelo siempre me pareció magia, es convertir ausencia en recuerdo, dolor en potencia y falta en perspectiva. No puedo explicar esta frase (en realidad sí, pero para eso cobro, pues psicólogo) pero puedo ejemplificarla con una alegoría. Esta novela y las que vendrán son eso, una gran metáfora de lo que estamos dispuestos a hacer para aferrarnos, pero también para dejar ir.

Dedicada a todos mis vínculos sin los cuales no podría superarme. Principalmente a Irina quien me desafía a ser mejor cada día y la amo por eso. También está ayudándome con la ortografía y con la presentación en general. A Juan que leyó cada capítulo cuando empecé tímidamente y a quien agradezco sus devoluciones. Y a Ayelén que actualmente está ayudándome con la portada y los diseños de los personajes.

Y a usted lector gracias, sé bien que esta obra no es para cualquiera, puede tocar temas sensibles y a veces ser difícil de leer. Pero si puede superar esos obstáculos espero que le acompañe en alguna pérdida o le dé perspectiva por si no sabe cómo acompañar a alguien en ese proceso. Sin nada más que decir sólo me queda desearle un buen viaje.

Risómico: Determinación de dueloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora