Después de vencer y encerrar a las Trix otra vez, las Winx se toman unas merecidas vacaciones con los especialistas excepto por Flora, pero talvez está casualidad lo cambié todo y algo nuevo se habrá ante sus ojos.
El corazón es débil, y las emocion...
Pasaron algunos días más en el reino de Obsidiana, en el cual paso más tiempo con Ashley y Angela, que con Armin, porque este en cuestión estaba ocupado entrenando en diferentes horarios.
En ese tiempo, Helia la llamaba y escribía a cada rato, al igual que las chicas, pero no contesto a ninguno. No quería verlos, ni siquiera a su pixie, ya que esta se puso del lado de su ahora ex pareja. Para Flora eso era tan irónico, realmente no lo veía venir en absoluto.
¿Era tan difícil de entender?
¿Cómo quedo como la mala?
Esto era realmente patético.
— ¡Flora! — toma su mano con emoción.
— Lucy — sonríe al verla igual que siempre.
— Ven conmigo.
— ¿A dónde? — ve que de repente hace silencio.
— Shhh. — La llevo con ella teniendo mucho cuidado de en donde pisa.
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Ambas caminan por algún tiempo hasta que se detienen en una especie de patio, en el estaba Armin entrenando con un pequeño chico, ambos chocaban espadas con fuerza y gran habilidad. Entonces vió algo inesperado, Chía estaba dormida plácidamente a un lado de Amarok y esté tenía su cabeza sobre el pelaje de Chía.
¿En qué momento se habían acercado tanto?
— ¡Me rindo! — se acaba tres botellas con agua helada en segundos. — Eres demasiado fuerte para tener una constitución así ¡La vida es injusta!
— No te quejes, qué aguantaste más de lo que caballeros de élite hicieron. — pasa su mano por sus cabellos con cierto cansancio. — Escuche que te enlazaste a una chica.
— Solo son rumores, príncipe Armin — desvía la mirada. — Parece que su prometida vino a verlo, así que me retiro.
— ¡No es mi prometida! — Ve que Flora se acerca con una toalla y agua.
— Sí ajá. — Saluda en silencio al hada cuando cruza caminos con ella. — Qué tengan un buen día.
— ¿Estás molesto por qué piensan que estamos comprometidos? — frunce ligeramente el ceño.
— ¿Tú no estás incómoda por eso? — se limpia el sudor. — No quiero que te sientas incomoda.
•••
Flora estuvo en silencio por algún tiempo hasta que habló en voz alta sin pensarlo bien, lo que provocó qué algunas mujeres se quedarán de piedra.
— Deberías hacerte responsable de mí ¿No crees? — Se cruza de brazos.
— ¿Hacerme responsable de qué? — enarca una ceja.
— Me tocaste varias veces y ahora dirás que no tenemos nada ¿De verdad? — recuerda todas las veces que la abrazo y la trato con cariño desmedido.
