Conociendo a la Princesa de Usuba

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— ¡¡Belinda!! — Ve a su ex cerca, pero sigue de largo. — Necesito ayuda. — Recuerda lo que le dijo Lucían hace días. — ¿Tienes el frasco 56?

— Tampoco hagas tanto alboroto. — Deja de utilizar su magia. — ¿Para qué necesitas aquel frasco? — Al verlos lo entiende y decide acercarse a la chica. — ¿¡Qué demonios le sucedió Riven!?

— Uso mucho Numen. — Recibe un golpe. — ¿Por qué me golpeas?

— Esa afirmación es casi imposible. — Usa sus ondas de sonido para analizar el cuerpo. — Hay una magia peligrosa circulando junto a la suya, eso la está envenenando. — Hace aparecer todo un armario con frascos y pócimas. — Frasco 56+, 13 y 928, pero ya.

Una especie de pixies se mueven rápidamente por el armario, consiguiendo y lanzando lo pedido que no cae al suelo porque flotan junto a la melodiosa voz de la chica

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Una especie de pixies se mueven rápidamente por el armario, consiguiendo y lanzando lo pedido que no cae al suelo porque flotan junto a la melodiosa voz de la chica. Aquellas criaturitas también traen otros materiales y demás instrumentos que le serviran a la chica.

— ¿Qué tipo de criatura la atacó? — Pone algo de su magia dentro del frasco.

— No la ha atacado ninguna. — Recuerda lo que pasó hace unos pocos días. — Pero ese día que ese golem gigante apareció, cuando la fuí a ver un explorador nos persiguió, sino fuera por la aparición de Lucían y Lucille no la hubieramos contado. — Le describe la apariencia de la criatura.

— ¿¡Por qué no la tragiste inmediatamente a mí!? — Le tira su teclado en toda la cara. — Esa criatura es muy peligrosa para todos los que posean magia, hasta una gran hechicera sería presa fácil Riven. — Potencia aún más la poción. — Aunque sea un explorador, su alimento principal es cualquier ser vivo con magia, y la aura de está criatura es un veneno directo para cualquiera. — Le voltea a ver. — ¿Está muerta esa cosa?

— Sí, la hermanita de Lucían lo elimino. — Ve lo que hace más de cerca. — ¿Ese es el antidoto?

— Cómo no la trajiste antes, deberá de tomar esto por tres meses, apenas comience a ponerse el sol. — Le suministra la poción. — Aunque estar cerca de cualquiera de los que pertenecemos a los tres reinos también ayuda, no es lo más idoneo la verdad.

— ¿Tan peligrosa es esa energía mágica?

— Sí no estuviera bajo nuestra protección no hubiera pasado de los tres días. — Pone incienso y ka deja descansar. — Cuando despierte hablaré con ella. — Se retiran.

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— Ella va a estar bien ¿Verdad? — Mira desde un tejado lejano. — Si hubieramos llegado antes.

— No te alteres pequeña y confía. — Hace una pequeña esfera con su habilidad. — Lucían ayudara a tu amiga.

— ¿De verdad? — Le sorprende las palabras de su segundo hermano. — Armin no suele ser tan amable.

— Es que está vez te vió muy preocupada pequeña. — Le da poca importancia. — Mejor vámonos.

— Ya... — Voltea a ver a unas sombras algo lejanas. — Aún así me parece curiosa esa actitud. — Se marcha poco después.

•••

— ¿Dónde estoy? — Ve a los lados confundida. —

— Me alivia que estés bien. — Entra con una bandeja de comida. — Estás en sala de trabajo.

— Ah, gracias. — Siente en su marca una leve descarga. — Agh, pero que...

— Cuando encuentres a alguien de la realeza recibiras pequeñas descargas, la primera descarga siempre es un poco más fuerte. — La ayuda a sentarse y le sirve algo de comer. — Come, necesitas alimentarte bien de ahora en adelante.

— Espero que no te moleste que te haya cambiado de atuendo, el otro estaba manchado

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— Espero que no te moleste que te haya cambiado de atuendo, el otro estaba manchado. — La ve de ves en cuando mientras revisa su apartado de misiones. — Por cierto, soy Belinda princesa del parlamento de Usuba, capital del planeta de Claoslow, un gusto por fin conocerte Flora.

— ¿Princesa? — Es detenida cuando va a hacer una reverencia.

— No es necesario aquello, en mi reino las reverencias son lo de menos. — Le sonríe con ternura. — Dime solo Belinda, Bel o Linda, como te sientas más cómoda.

— Gracias por la ayuda Princesa Belinda. — Contesta avergonzada.

— No hay nada que agradecer, pero Flora desde ahora debes de suministrarte un antidoto durante tres meses, todos los días sin falta al atardecer. — Le explica lo sucedido. — Sí sé te acaba puedes venir a verme y te preparare más de inmediato.

— Entonces las recaidas fueron porque estaba envenenada... — Piensa un poco en lo sucedido.

— Así es, porque si en realidad tuvieras una sobredosis de Numen, el resultado sería menor cordura y algo degeneración. — No le da muchos detalles.

— ¿Por qué ocultas tu rostro? — Ve los detalles de la máscara.

— Por mera seguridad. — Se lo piensa un poco. — Y porque tengo una antigua herida de guerra. — Le da poca importancia.

— ¿Dónde está Riven? — Trata de localizar a su amigo.

— Está hablando con una señorita de pelo azul muy bonita. — Le responde casual. — Solo espero que no cause problemas ese idiota.

Para Flora fue evidente esas actitudes, la princesa sentía algo más que simple cariño hacía Riven, pero verla igualmente tranquila le chocaba un poco, era como si no quisiera luchar o talvez es simplemente que la princesa Belinda tenía otra forma de hacer las cosas, sin poder evitarlo se levanto y le dió un abrazo, abrazo que ambas necesitaban y lo supieron hasta que una decidió hacerlo. Ninguna dijo nada, pero Belinda comenzó a tararear levemente, aquello relajo las emociones y sentimientos de ambas. Flora empezó a tener curiosidad sobre el poder y habilidades de Belinda, también quería aprender de ella, esa calma ante las adversidades talvez era su mayor encanto. Comenzaba a comprender un poco el porque le interesa a Riven.

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《 Inmarcesible 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora