La Primera Cita

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Con el paso de las semanas, los encuentros entre Dabi y Hawks se hicieron más frecuentes y cada vez más complicados. Una noche, Dabi decidió que era el momento de dar un paso más, de ver si lo que sentía podía ser algo más que solo una conexión efímera.

—Oye, ¿qué tal si hacemos algo más... normal? —sugirió Dabi, su voz un poco temblorosa. No estaba acostumbrado a proponer cosas así.

Hawks, sorprendido pero emocionado, se giró hacia él con una expresión de curiosidad.

—¿Te refieres a una cita? —preguntó, sus ojos brillando con una chispa de diversión.

—Sí, eso... eso es —respondió Dabi, sintiendo que su rostro se encendía.

Decidieron encontrarse en un pequeño café alejado del bullicio de la ciudad. Era un lugar que no había sido tocado por la guerra entre héroes y villanos, un refugio en medio del caos. Dabi se arregló más de lo habitual, aunque todavía se sentía incómodo con la idea de presentarse como un villano en un lugar tan común.

Cuando llegó al café, se sintió nervioso. La idea de estar allí, de ser visto con Hawks, lo hacía sentir expuesto. Pero cuando Hawks entró, con su aire despreocupado y su sonrisa encantadora, Dabi sintió que sus preocupaciones se desvanecían.

—Mira quién se ha vestido para impresionar —bromeó Hawks, sentándose frente a él.


Dabi intentó contener una sonrisa, cruzando los brazos sobre la mesa.

—No es como si estuviera tratando de impresionar a nadie. Simplemente no quiero que piensen que soy un villano desaliñado —replicó, intentando mantener la compostura.

Hawks se rió, su risa resonando en el pequeño café. Era un sonido cálido, que hacía que el ambiente se sintiera más ligero. Dabi se dio cuenta de lo mucho que había anhelado un momento así: lejos de las batallas, lejos del conflicto, y por un rato, simplemente disfrutando de la compañía del otro.

—Está bien, es un buen cambio de ritmo —dijo Hawks, mirando el menú—. ¿Qué te gustaría pedir?

Dabi se sintió un poco fuera de lugar al tener que elegir entre cosas tan simples. Optó por un café negro, su elección habitual, mientras que Hawks pidió algo más elaborado, un capuchino adornado con espuma de leche.

—A veces, me sorprende que tengas un lado tan... suave —dijo Dabi, observando cómo Hawks jugaba con la espuma.

—Lo que ves como suavidad, yo lo llamo versatilidad —respondió Hawks, sonriendo de nuevo—. Puedes ser un héroe y disfrutar de un buen café al mismo tiempo, ¿sabes?

Dabi sintió que su corazón se ablandaba. Había algo en la forma en que Hawks se movía, en cómo encontraba alegría en las cosas simples, que lo atraía aún más. La conversación fluyó fácilmente entre ellos, como si hubieran estado haciendo esto toda su vida. Compartieron historias sobre su infancia, sus luchas y los sueños que habían alimentado a lo largo de los años.

—Siempre quise ser un héroe, sabes —dijo Hawks, mirando hacia la ventana, donde las luces de la ciudad brillaban—. Pero también he aprendido que no todo lo que brilla es oro.

Dabi lo miró, sintiéndose identificado.

—Yo solo quería ser libre. Pero parece que cada vez que intento escapar de mi pasado, algo me arrastra de vuelta —dijo, su voz más seria.

Hawks asintió, comprendiendo el peso de sus palabras. A veces, el pasado era un monstruo que nunca dejaba de acechar. Sin embargo, en ese momento, sentía que el presente era todo lo que realmente importaba.

La conversación se desvió hacia temas más ligeros, y pronto se encontraron riendo. Compartieron anécdotas sobre sus respectivos trabajos, y Dabi no pudo evitar reírse al escuchar las travesuras de Hawks en su tiempo como héroe. El héroe había tenido su cuota de errores, y escuchar sobre ellos lo hizo sentir más conectado con él.

Cuando sus cafés llegaron, Hawks tomó un sorbo de su bebida y cerró los ojos, disfrutando del sabor.

—¿Ves? Esto es lo que te has estado perdiendo —dijo, con una sonrisa traviesa—. Debes probar algo diferente de vez en cuando.

Dabi frunció el ceño, pero la curiosidad lo ganó. Tomó un sorbo de la bebida de Hawks, y sus ojos se abrieron de par en par ante la explosión de sabor.

—Está... no está mal —confesó, sorprendido.

Hawks sonrió de manera triunfante, satisfecho por haberlo convencido de probar algo nuevo. La conexión entre ellos se sentía más fuerte con cada risa compartida y cada mirada que intercambiaban. Dabi comenzó a pensar que tal vez, solo tal vez, este tipo de momentos podría ser algo más que una simple fuga de su vida como villano.

Sin embargo, mientras se sumergían en la conversación, una sombra oscura se cernía sobre ellos. Dabi sabía que no podía escapar de su realidad para siempre. La Liga de Villanos tenía planes y, aunque disfrutaba de su tiempo con Hawks, su vida estaba a punto de complicarse de nuevo.

Cuando terminaron su café, Dabi sintió una mezcla de felicidad y angustia. Había disfrutado de cada momento, pero la sombra de la inevitable confrontación entre héroes y villanos se cernía sobre él.

—Gracias por esto —dijo Dabi, su voz baja, mientras se levantaban para irse—. No sabía cuánto necesitaba un momento así.

Hawks lo miró, su expresión seria.

—Tienes que recordarlo, Dabi. Siempre hay una luz en medio de la oscuridad. No tienes que enfrentarlo solo —dijo, tocando suavemente su brazo.

El toque hizo que el corazón de Dabi se acelerara. Fue un momento de conexión pura, donde ambos sabían que estaban más allá de las etiquetas de héroe y villano. Sin embargo, Dabi también sabía que esa conexión podría desvanecerse si las cosas se complicaban. Tenía que enfrentarse a sus propios demonios antes de permitir que alguien más se acercara demasiado.

Llamas de la PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora