La noche era densa y pesada. Hawks se paseaba de un lado a otro en su oficina, con el corazón en un puño y los nervios a flor de piel. La noticia del secuestro de Haru había llegado como un golpe devastador, y cada segundo que pasaba sin noticias de él lo consumía por dentro. Dabi, en cambio, estaba en silencio, sentado en un rincón, con la mirada fija y el ceño fruncido, luchando por controlar la ira y la desesperación que amenazaban con estallar.
Desde el primer momento, ambos habían acordado que evitarían involucrar a la agencia o a los héroes públicos para no arriesgar la vida de Haru. Era una decisión difícil, pero sabían que no podían permitirse ni el más mínimo error.
—¿Has podido averiguar algo? —preguntó Dabi en un murmullo, casi sin mover la vista de la pared.
Hawks negó con la cabeza, tratando de mantener su compostura. Sabía que Dabi estaba tan asustado como él, aunque su rostro solo reflejara enojo. El ex-villano había cambiado mucho desde que comenzó a formar una familia con Hawks y Haru, pero el temor de perder a su hijo lo había hecho revivir aquella antigua ira que, por mucho tiempo, había permanecido dormida.
—Estamos buscando en todos los lugares posibles —respondió Hawks, aunque el cansancio en su voz lo delataba—. Llamé a algunos contactos de confianza y tengo a varios héroes buscando de manera encubierta. Pero no es suficiente... no sé si...
Dabi lo interrumpió, levantándose con una expresión seria y decidida.
—Lo encontraremos, ¿me oyes? No importa cuánto tiempo o esfuerzo nos tome, lo traeremos de vuelta. No dejaré que esos malditos nos arrebaten a nuestro hijo.
Un mensaje inesperado
Esa noche, mientras revisaban pistas y trataban de mantener la calma, el celular de Hawks vibró en la mesa. Ambos intercambiaron una mirada tensa antes de que Hawks respondiera. La llamada provenía de un número desconocido, pero ambos sabían lo que eso significaba.
—¿Hawks? —la voz al otro lado de la línea era fría y calculadora—. Escucha bien. Haru sigue con vida, pero su destino depende de ustedes. Si no siguen nuestras instrucciones, su vida podría estar en peligro.
Hawks contuvo la respiración, mientras Dabi apretaba los puños a su lado, luchando por no arrancarle el teléfono y gritarle a la persona al otro lado de la línea.
—¿Qué quieren? —preguntó Hawks, manteniendo la voz firme.
—Información —respondió el secuestrador sin rodeos—. Sabemos que ustedes dos tienen acceso a datos confidenciales, y eso es lo que queremos. Necesitamos los códigos de acceso a ciertas instalaciones de alta seguridad. Si nos los entregan, liberaremos al chico.
La voz se desvaneció y la llamada se cortó, dejando a Hawks y Dabi sumidos en un silencio pesado. Sabían que ceder a las demandas de los secuestradores pondría en peligro a muchas otras personas, pero al mismo tiempo, no podían ignorar el riesgo de perder a Haru.
Un dilema mortal
Mientras analizaban sus opciones, Hawks tomó una decisión arriesgada: contactar a algunos héroes de confianza y organizar una búsqueda encubierta. Sabía que no podía arriesgarse a ser descubierto, así que solo confió en aquellos que realmente creía capaces de ayudar sin hacer preguntas innecesarias. Mientras tanto, Dabi aprovechó su conocimiento del bajo mundo y comenzó a rastrear información, buscando cualquier pista que lo acercara a su hijo.
A medida que la noche avanzaba, los dos hombres trabajaban incansablemente, revisando cada detalle, cada pista, cada fragmento de información que pudiera darles una idea del paradero de Haru. Sabían que cada minuto contaba, y aunque el miedo y la desesperación los consumían, ambos estaban decididos a hacer lo que fuera necesario.
Un indicio de esperanza
Finalmente, después de horas de investigar, lograron descubrir una ubicación que parecía coincidir con las descripciones dadas por el secuestrador. Se trataba de un edificio abandonado en las afueras de la ciudad, un lugar que, en su tiempo, había sido utilizado como almacén y luego cerrado al público. Era un lugar perfecto para ocultar a alguien sin ser descubierto.
Con el corazón latiendo a toda velocidad, Hawks y Dabi se dirigieron hacia la ubicación, manteniéndose en las sombras y evitando llamar la atención. Sabían que cualquier movimiento en falso podría poner en peligro la vida de Haru, así que avanzaron con cautela, evaluando cada paso.
El rescate
Al llegar al edificio, se encontraron con un grupo de guardias que patrullaban la entrada. Hawks alzó una ceja, observándolos desde las sombras mientras trazaba un plan mental. Aunque tenía que moverse con rapidez, no podía permitirse fallar en este momento crucial.
Dabi, por su parte, estaba listo para actuar. Sus llamas comenzaron a rodear sus manos, una amenaza latente que reflejaba su furia contenida.
—Vamos a sacarlo de aquí, cueste lo que cueste —murmuró Dabi, mirando a Hawks con determinación.
—Lo haremos —respondió Hawks, colocando una mano en el hombro de su pareja. —Y haremos que estos desgraciados paguen.
Moviéndose como sombras, ambos avanzaron hacia los guardias. Hawks usó sus plumas para desarmarlos en silencio, y Dabi se encargó de neutralizar a los que intentaban alertar a los demás. Sin embargo, a pesar de su esfuerzo por evitar el enfrentamiento directo, pronto fueron descubiertos, y se desató un combate intenso.
Mientras Hawks distraía a los guardias, Dabi avanzó hacia el interior del edificio, buscando cualquier señal que lo guiara hacia Haru. Su corazón latía con fuerza, y el miedo a no llegar a tiempo lo impulsaba a moverse más rápido.
Finalmente, al llegar a una puerta de metal, escuchó una voz familiar desde el otro lado. Era Haru, que murmuraba en voz baja, tratando de no perder la esperanza.
—Papá... mamá... sé que vendrán por mí...
La voz de su hijo fue todo lo que Dabi necesitó. Con un esfuerzo final, derribó la puerta y corrió hacia Haru, abrazándolo con fuerza. Haru, al darse cuenta de que estaba a salvo, se aferró a su padre, mientras las lágrimas de alivio y alegría inundaban sus ojos.
—Papá... Sabía que vendrías.
Dabi lo sostuvo con firmeza, sintiendo cómo el peso de la preocupación y el miedo se desvanecía. Pero sabían que no estaban completamente a salvo aún.
El escape
Hawks se unió a ellos poco después, y, con Haru entre ambos, comenzaron a abrirse paso hacia la salida, luchando contra los guardias que intentaban detenerlos. Aunque el camino era peligroso, la presencia de su familia le dio a Haru la fuerza para resistir y mantenerse fuerte.
Finalmente, después de una serie de enfrentamientos y maniobras arriesgadas, lograron escapar del edificio y alejarse de sus perseguidores. Aunque estaban agotados y heridos, la sensación de haber recuperado a Haru les dio una paz que no habían sentido en días.
El regreso a casa
Esa noche, al regresar a casa, Haru fue recibido con lágrimas de alegría y abrazos por parte de sus padres. La experiencia había sido desgarradora, pero había fortalecido el vínculo entre ellos, recordándoles la importancia de protegerse mutuamente.
Mientras se acomodaban en el sofá, Dabi tomó la mano de Haru y le susurró:
—No volveré a permitir que alguien te haga daño. Eres nuestro hijo, y haré lo que sea necesario para protegerte.
Hawks asintió, rodeando a su familia con sus alas en un abrazo protector.
Esa noche, se prometieron que, pase lo que pase, siempre estarían juntos, enfrentando cualquier desafío. La experiencia había sido aterradora, pero había dejado una enseñanza invaluable: que la verdadera fuerza de su familia estaba en su amor y en su unidad, y que, juntos, podrían superar cualquier sombra que intentara amenazar su felicidad.
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Llamas de la Pasión
RomanceEs una historia intensa que explora la complicada relación entre Dabi y Hawks, dos héroes de mundos opuestos. A medida que se enfrentan a sus pasados y conflictos internos, su atracción mutua se convierte en un fuego incontrolable. La trama se desar...