Un Refugio en la Tormenta

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La brisa suave de la noche acariciaba sus rostros mientras Dabi y Hawks se encontraban en el claro. La luna brillaba intensamente, iluminando el mundo que los rodeaba y creando un ambiente mágico que parecía sacado de un sueño. Después de su intenso momento de conexión, ambos estaban envueltos en una atmósfera de complicidad, donde las palabras eran innecesarias y solo el silencio lleno de sentimientos los acompañaba.

Dabi, sintiendo una mezcla de vulnerabilidad y euforia, rompió el silencio.

—No puedo creer que esto esté sucediendo —murmuró, su voz baja y cargada de emoción. Había sido tanto tiempo desde que había permitido que alguien se acercara a él de esta manera. La apertura de su corazón era un terreno nuevo y aterrador.

Hawks, todavía con la calidez del beso en sus labios, sonrió suavemente.

—¿Por qué no? —respondió, su tono ligero, pero su mirada era profunda—. La vida es demasiado corta para no arriesgarse a sentir.

Dabi asintió, reconociendo la verdad en esas palabras. Había pasado años cerrándose a la posibilidad de ser feliz, atrapado en un ciclo de dolor y venganza. Pero en ese momento, todo parecía diferente. Con Hawks a su lado, sentía que era posible encontrar la felicidad, aunque fuera efímera.

—Quizás hemos estado en lados opuestos tanto tiempo que no sabemos cómo ser más que eso —dijo Dabi, sus ojos fijos en los de Hawks, buscando respuestas en ellos.

—Tal vez —respondió Hawks, acercándose un poco más, su aliento caliente rozando la piel de Dabi—. Pero lo que importa es que estamos aquí ahora. Juntos.

Con un movimiento instintivo, Dabi atrapó la mano de Hawks, sus dedos entrelazándose con los de él. La conexión física era una manifestación tangible de lo que estaban construyendo emocionalmente. Era un pequeño gesto, pero significaba el mundo para ambos.

—¿Te gustaría...? —empezó Dabi, sintiendo una oleada de timidez, pero la mirada alentadora de Hawks le dio valor—. ¿Te gustaría quedarte aquí un poco más? Quiero seguir conociéndote.

Hawks sonrió, y su expresión se iluminó con una alegría sincera.

—Por supuesto —respondió—. Este lugar es perfecto. No hay prisa, podemos quedarnos el tiempo que queramos.

Mientras se acomodaban en el claro, la conversación fluyó naturalmente entre ellos. Hablaron de sus pasados, de sus sueños y de lo que esperaban del futuro. Dabi se sorprendió al darse cuenta de lo fácil que era abrirse con Hawks, como si hubiera estado esperando toda su vida a alguien que lo entendiera sin juzgarlo.

—Recuerdo la primera vez que te vi en la batalla —dijo Dabi, una sonrisa maliciosa jugando en sus labios—. Pensé que eras solo un héroe despreocupado, pero luego vi lo fuerte que eres.

Hawks rió suavemente, un sonido que resonó como música en el aire.

—Y yo pensé que eras solo un villano oscuro y misterioso —respondió—. Pero hay mucho más en ti, Dabi. Eres... fascinante.

El cumplido hizo que Dabi sintiera un calor en su interior, y su rostro se sonrojó ligeramente.

—Gracias —dijo, sintiendo que el halago provenía de un lugar genuino. No estaba acostumbrado a recibir elogios, y menos de alguien a quien admiraba tanto.

Con cada palabra compartida, la atmósfera entre ellos se cargaba de tensión, y Dabi sintió cómo el deseo crecía nuevamente en su interior. Había algo hipnotizante en la forma en que Hawks lo miraba, como si fuera el único en el mundo que realmente importara.

—Oye, ¿quieres hacer algo divertido? —preguntó Hawks, sus ojos brillando con travesura. Dabi lo miró con curiosidad, intrigado por lo que Hawks pudiera tener en mente.

—¿Qué tienes en mente? —inquirió, sintiendo que la emoción se acumulaba.

—Un desafío —dijo Hawks, su voz llena de picardía—. Veamos quién puede escalar ese árbol más rápido.

Dabi levantó una ceja, sorprendido por la propuesta.

—¿Escalar un árbol? —repitió, una sonrisa burlona apareciendo en su rostro—. ¿En serio?

—¿Tienes miedo? —preguntó Hawks, riendo mientras se dirigía al árbol más cercano, su espíritu competitivo brillando.

Dabi sintió una chispa de desafío.

—No soy un cobarde —respondió, siguiéndolo con determinación—. ¡Vamos!

Ambos se dispusieron a escalar el árbol, riendo y compitiendo en un ambiente ligero que era refrescante. Cuando finalmente llegaron a una rama resistente, ambos se acomodaron, disfrutando de la vista desde las alturas. Dabi miró hacia abajo y luego a Hawks, quien sonreía ampliamente.

—Mira, ¡te gané! —exclamó Hawks, claramente orgulloso de su victoria.

Dabi se cruzó de brazos, desafiándolo.

—Solo fue suerte. Vamos a intentarlo de nuevo.

La risa de Hawks llenó el aire, y Dabi se dio cuenta de que nunca había disfrutado tanto de la compañía de alguien. Este momento, lleno de competencia amistosa, los unía de una manera que no había anticipado. Era un recordatorio de que podían ser más que solo héroe y villano; podían ser amigos, aliados y, tal vez, algo más.

Después de un par de intentos más, decidieron descansar en la rama, disfrutando del momento. El silencio volvió a caer, pero esta vez, no era incómodo. Era un silencio lleno de complicidad y entendimiento.

—Sabes, esto es lo que realmente necesitaba —dijo Dabi, mirando hacia el cielo estrellado. Había algo reconfortante en compartir ese espacio con Hawks.

—Yo también lo siento —respondió Hawks, apoyando la cabeza en el hombro de Dabi—. A veces, olvidamos lo que significa ser nosotros mismos.

Dabi sintió que su corazón se aceleraba al sentir el contacto de Hawks. Era un gesto tan simple, pero el calor que irradiaba de su cuerpo lo llenaba de alegría.

—Gracias por estar aquí —murmuró Dabi, sintiendo que la sinceridad de sus palabras era profunda.

Hawks levantó la mirada, sus ojos brillando bajo la luz de la luna.

—Siempre estaré aquí para ti, Dabi. No importa lo que pase.

Las palabras resonaron en el corazón de Dabi, y sintió que el peso del mundo se desvanecía. Por primera vez en mucho tiempo, no tenía miedo del futuro.

A medida que la noche avanzaba, la conversación se volvió más profunda. Hablaron de sus esperanzas, sus temores y los caminos que habían elegido. Dabi se sintió más conectado con Hawks que nunca, como si estuvieran entrelazados de una manera que iba más allá de lo físico.

—Quiero que sepas que estoy aquí para apoyarte, sin importar lo que pase —dijo Hawks, su voz llena de sinceridad.

Dabi sonrió, sintiendo que esas palabras eran un regalo.

—Y yo haré lo mismo por ti.

Finalmente, después de compartir sus historias y risas, la noche comenzó a desvanecerse, y el amanecer se acercaba. Dabi sabía que el mundo que les esperaba no sería fácil, pero con Hawks a su lado, estaba dispuesto a enfrentarlo.

—Entonces, ¿qué haremos ahora? —preguntó Dabi, sintiendo que su corazón se llenaba de esperanza.

—Lo que queramos —respondió Hawks, con una sonrisa segura—. Podemos enfrentarlo todo, juntos.

Mientras el sol comenzaba a asomarse en el horizonte, Dabi sintió que una nueva era comenzaba en su vida. Había encontrado un refugio en la tormenta, y no había vuelta atrás.

Llamas de la PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora