La vida en la casa nueva transcurría entre momentos de paz y de pequeñas rutinas que ambos habían comenzado a apreciar. Sin embargo, cada día traía consigo la misma pregunta que Hawks ya no podía ocultar: su deseo de formar una familia con Dabi.
Una tarde, después de regresar de una larga jornada, Hawks se encontró a Dabi en la cocina preparando la cena. Se acercó y, sin poder evitarlo, lo rodeó con sus brazos, apoyando la cabeza en su hombro. Dabi, sin sorprenderse, se dejó envolver en el abrazo y continuó cocinando.
—¿Qué tienes en mente, pajarito? —preguntó Dabi, conociendo bien ese gesto que Hawks hacía cuando algo lo rondaba por dentro.
Hawks suspiró, cerrando los ojos por un momento. —He estado pensando en lo que hablamos... sobre tener una familia. Cada día lo siento más fuerte, Dabi. Siento que estoy listo, que quiero... quiero que demos ese paso.
Dabi se quedó en silencio, concentrado en sus palabras. Aunque lo habían discutido varias veces, no había tomado verdadera dimensión hasta ese momento. Terminó de cocinar y se giró hacia Hawks, que lo miraba con ojos sinceros.
—Keigo, ¿estás seguro de que es lo que quieres? —preguntó Dabi, buscando en su mirada alguna señal de duda.
—Lo estoy. Sé que puede sonar apresurado, pero no dejo de pensarlo. —Hawks tomó sus manos y las entrelazó con las suyas. —Sé que la vida que tenemos no es perfecta, que tal vez el mundo no sea el mejor lugar, pero contigo me siento seguro. Contigo... sé que cualquier cosa que venga será más fácil de enfrentar.
Dabi sintió una calidez recorrerlo al escuchar esas palabras. No era fácil para él imaginar una vida completamente alejada del caos que los rodeaba, pero con Hawks todo parecía diferente. Él lo hacía sentir que el mundo no era tan oscuro, que aún había luz y esperanza.
Ambos se quedaron en silencio, mirándose a los ojos, como si en ese instante el tiempo se detuviera.
—Si es lo que quieres... entonces estoy dispuesto a hacerlo contigo —dijo Dabi finalmente, su voz cargada de convicción. La sonrisa de Hawks se iluminó y, sin poder contenerse, lo abrazó con fuerza, como si temiera que esa promesa pudiera desvanecerse.
Unos meses después...
Los días transcurrieron con una mezcla de emociones. Ambos comenzaron a preparar su vida para recibir a un nuevo miembro en la familia. Hawks estaba emocionado, planeando cómo transformar una de las habitaciones en un espacio cálido y acogedor. La expectativa era alta, pero también venían con ella las dudas y los miedos.
Habían optado por la adopción, una decisión que ambos sintieron como la mejor opción para ellos. La espera era larga, y las emociones a veces eran abrumadoras, pero se apoyaban el uno al otro, sabiendo que al final valdría la pena.
Una tarde, mientras decoraban la habitación, Hawks se detuvo un momento, observando el espacio que estaban creando juntos. Dabi, que se encontraba pintando una de las paredes, lo notó y se acercó, colocando una mano en su hombro.
—¿Qué pasa? —preguntó Dabi, percibiendo algo en la expresión de Hawks.
Hawks lo miró con una sonrisa suave, aunque sus ojos reflejaban un toque de nostalgia. —Es solo que... no puedo creer que esto esté sucediendo. Toda mi vida pensé que estaría solo, que nunca encontraría a alguien que realmente quisiera compartir todo conmigo. Y ahora, aquí estamos, construyendo algo que nunca imaginé.
Dabi acarició su mejilla, comprendiendo la profundidad de sus palabras. Él también había tenido una vida dura, marcada por la soledad y el rechazo, pero con Hawks todo eso parecía haberse desvanecido. Se inclinó y lo besó suavemente, permitiendo que sus labios transmitieran todo lo que las palabras no podían expresar.
—Estás aquí, Keigo. Esto es real. Y vamos a hacer de este lugar un hogar lleno de amor —murmuró Dabi, susurrando contra sus labios.
Con el paso de las semanas, ambos continuaron preparándose, llenando la casa de pequeños detalles y recuerdos que pronto compartirían con alguien más. La expectativa crecía, y aunque la espera era difícil, ambos sabían que estaban listos para este nuevo capítulo en sus vidas.
Finalmente, un día recibieron una llamada que cambiaría sus vidas para siempre. La agencia de adopción les informó que había un niño esperando ser adoptado, un pequeño de apenas dos años que necesitaba un hogar amoroso.
Hawks y Dabi intercambiaron miradas de sorpresa y emoción. La noticia los tomó por sorpresa, pero ambos sabían que estaban listos para enfrentarlo.
—¿Estás listo para esto, Keigo? —preguntó Dabi, sosteniendo su mano con fuerza mientras se dirigían hacia la agencia.
Hawks asintió, su sonrisa reflejando una mezcla de nervios y felicidad. —Sí, estoy listo. Estoy listo para darle a ese pequeño todo el amor que tengo.
Al llegar, les llevaron a un pequeño niño de ojos grandes y curiosos. Era tímido al principio, pero en cuanto Hawks y Dabi lo tomaron en sus brazos, se sintieron como si ya fueran una familia. El niño los miró con una mezcla de curiosidad y confianza, y ambos sintieron cómo sus corazones se llenaban de amor.
Ese día, Dabi y Hawks regresaron a casa con su hijo en brazos, sabiendo que su vida nunca volvería a ser la misma. La casa, que hasta entonces había estado llena de sueños y expectativas, ahora estaba completa con la risa y la inocencia de su pequeño.
Esa noche, mientras ambos observaban al niño dormir en su nueva cama, Dabi tomó la mano de Hawks, apretándola suavemente.
—Lo logramos, Keigo. Tenemos nuestra familia.
Hawks sonrió, apoyando su cabeza en el hombro de Dabi, sintiendo una paz que nunca había conocido.
—Sí, Touya. Lo logramos. Y cada día que pase, vamos a hacer de esto algo más grande y hermoso.
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Llamas de la Pasión
RomanceEs una historia intensa que explora la complicada relación entre Dabi y Hawks, dos héroes de mundos opuestos. A medida que se enfrentan a sus pasados y conflictos internos, su atracción mutua se convierte en un fuego incontrolable. La trama se desar...