La Tormenta en Casa

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(Recordemos que El tiempo es después que Endeavor sepa que Dabi es su hijo)

El ambiente en casa de los Todoroki había sido más ligero de lo que Dabi había anticipado. Su madre había sido cálida y acogedora con Hawks, y el primer encuentro había transcurrido sin problemas. Sin embargo, mientras se dirigían de regreso a su hogar, una inquietud se instalaba en el corazón de Dabi. Sabía que había una figura que aún no había tenido la oportunidad de conocer a Hawks: Endeavor.

Cuando Dabi y Hawks llegaron a casa, la tensión estaba en el aire. Dabi no había mencionado a su padre en su conversación con Hawks, y eso lo había mantenido inquieto durante toda la visita. Era un hecho que su padre había estado en la vida de su hermano, Shoto, pero su relación con Dabi había sido más complicada.

—Estás pensativo otra vez —dijo Hawks, notando el cambio en la expresión de Dabi.

—Solo... tengo que hablar con él —respondió Dabi, sintiendo que una sombra se cernía sobre él.

—¿Con Endeavor? —preguntó Hawks, un tono de preocupación en su voz. —¿Estás seguro de que quieres hacerlo?

Dabi asintió, aunque una parte de él dudaba. —Es algo que necesito hacer. No puedo seguir escondiéndome.

Hawks tomó su mano, brindándole apoyo. —Estoy contigo, pase lo que pase.

Después de un rato, Dabi decidió que era hora de enfrentar a su padre. Se dirigió al estudio donde Endeavor pasaba la mayor parte de su tiempo, la puerta cerrada lo miraba como un obstáculo que debía superar. Dabi sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero se armó de valor y tocó la puerta.

—¿Qué? —gruñó la voz de Endeavor desde dentro, cortante como siempre.

Dabi tragó saliva y abrió la puerta. Al entrar, se encontró con la figura imponente de su padre, rodeado de trofeos y recuerdos de su carrera como héroe. Endeavor no había cambiado mucho, pero había una dureza en su mirada que lo hacía sentir más pequeño de lo que era.

—¿Qué quieres? —preguntó Endeavor, su tono no era precisamente acogedor.

—Necesito hablar contigo —dijo Dabi, sintiendo que la confianza le fallaba. —Sobre Hawks.

El rostro de Endeavor se endureció. —¿Qué tiene que ver ese chico con nuestra familia?

—Él es mi pareja —respondió Dabi, sintiendo cómo la tensión aumentaba. —Quiero que lo conozcas mejor.

Endeavor frunció el ceño, su mirada fija en Dabi. —¿Acaso estás bromeando? No puedes estar hablando en serio.

Dabi se sintió como si un puñetazo le hubiera caído en el estómago. —¿Por qué no puedo estar hablando en serio?

—Porque ese chico... —Endeavor hizo una pausa, su mirada se tornó sombría—. Creí que estabas muerto. No puedo creer que hayas vuelto solo para traer un desconocido a casa.

Dabi sintió cómo la frustración comenzaba a brotar en él. —Hawks no es un desconocido. Es una persona increíble, y estoy enamorado de él.

—¿Enamorado? —repitió Endeavor, como si las palabras le quemaran la lengua. —No entiendo cómo puedes estar con alguien que no es parte de nuestra familia. Tu vida, Dabi, debería ser diferente.

Dabi sintió que su corazón se hundía. —¿Diferente? ¿Acaso deseas que viva como un títere, haciendo lo que tú quieres? Yo no soy eso, papá.

Endeavor se cruzó de brazos, su mirada se endureció aún más. —No quiero que te metas en problemas. Ese chico puede arruinar tu vida.

Dabi sintió que su furia brotaba. —¿Arruinar mi vida? ¿Acaso no es mi vida? He pasado demasiado tiempo tratando de encontrar mi lugar. Y, a pesar de todo, finalmente estoy feliz.

—¿Feliz? —preguntó Endeavor, su voz baja pero llena de desdén. —No tienes idea de lo que significa esa palabra. ¿Y si ese chico te deja? ¿Qué harás entonces?

Las palabras de Endeavor lo golpearon como una ola de frío. La idea de perder a Hawks era aterradora, pero Dabi sabía que eso no era suficiente razón para renunciar a su amor. —No creo que eso suceda. Hawks me ama, y yo a él. Eso es lo que importa.

Endeavor se inclinó hacia adelante, su mirada fija en Dabi. —Tienes que entender que el mundo no es un lugar amable. Y estoy aquí para protegerte, incluso si eso significa que debes tomar decisiones difíciles.

Dabi sintió que el aire se volvía denso a su alrededor. Las palabras de su padre resonaban en su mente, pero él ya no era el niño asustado que había estado una vez. —No quiero que me protejas de mis decisiones. No quiero vivir bajo tu sombra.

Endeavor se quedó en silencio, pero la decepción en su rostro era evidente. Dabi sintió una mezcla de tristeza y rabia al ver cómo su padre no podía aceptar su vida como era.

—No puedo cambiar lo que eres, Dabi. Solo espero que entiendas que este camino que has elegido no es fácil —dijo Endeavor, su voz más suave pero todavía firme.

Dabi respiró hondo, sintiendo que sus emociones estaban a punto de desbordarse. —Ya no soy el niño que necesitaba tu aprobación. Estoy cansado de vivir para ti. Esto es mi vida, y es hora de que aceptes que he encontrado mi propia felicidad.

Con esas palabras, Dabi se dio la vuelta y salió del estudio, cerrando la puerta con un golpe que resonó en la casa. No podía soportar más la presión de su padre. A medida que caminaba hacia el salón, se encontró con Hawks, quien lo miraba con preocupación.

—¿Qué pasó? —preguntó Hawks, notando la tensión en la expresión de Dabi.

—No le gustó la idea de que estemos juntos —respondió Dabi, sintiendo que la frustración le llenaba el pecho. —Piensa que debería vivir de acuerdo a su visión de lo que es correcto.

Hawks se acercó y lo abrazó, envolviéndolo con su calidez. —Lo siento. No puedo imaginar lo difícil que debe ser para ti.

Dabi suspiró, sintiendo cómo la presión comenzaba a aliviarse un poco con el abrazo de Hawks. —Es solo... me duele que no pueda aceptarme.

—Quizás necesita tiempo —sugirió Hawks, acariciando la espalda de Dabi con ternura. —Algunos padres tardan en adaptarse a los cambios.

—Tal vez —respondió Dabi, sintiéndose algo más optimista. —Pero no puedo seguir escondiéndome. Necesito ser quien soy, y eso incluye estar contigo.

—Siempre estaré a tu lado, Dabi. No importa lo que tu padre diga —prometió Hawks, su voz llena de determinación.

Dabi sonrió, sintiendo que la conexión entre ellos era más fuerte que cualquier obstáculo. —Gracias, Hawks. No sé qué haría sin ti.

Mientras se acomodaban en el sofá, Dabi sabía que aún quedaba mucho por resolver con su padre, pero también sabía que no tenía que enfrentar esas batallas solo. Con Hawks a su lado, estaba listo para enfrentarse a lo que viniera.

Llamas de la PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora