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Diciembre

tick tock tick tock


Draco orbitó, perdido en la atracción gravitatoria de Hermione durante toda la noche. Disfrutaba de la fiesta, disfrutaba celebrando su logro, disfrutaba de tener un negocio que le pertenecía. Pero cada vez que levantaba la vista, sus ojos se abrían paso entre la multitud de sus distinguidos invitados, encontrándola en cuestión de segundos. Su gran velada de inauguración había sido un éxito fulgurante, incluso para el nivel de exigencia imposiblemente alto de Blaise, si la palmada en el hombro de Draco y el "Gran trabajo", ligeramente embriagado, servían de indicación.

La multitud disminuyó y la piel de Draco vibró agradablemente con el champán y el éxito. Se sentía bien. Él se sentía bien, como si lo hubiera conseguido, como si lo hubiera logrado, como si se hubiera probado a sí mismo, aunque solo fuera en una pequeña y tonta tienda de pociones a las afueras del callejón Knockturn. Si las elegantes mesas de cóctel, el servicio de champán flotante, la chispeante nieve artificial y el barullo de risas, conversaciones y felicitaciones contaban para algo, aquello podía ser suficiente. La fiesta había sido mágica, y podía sentir esa magia nadando por sus venas a medida que los invitados empezaban a dispersarse y la conversación menguaba.

Sus ojos volvieron a encontrar a Hermione, de pie frente a una mesa de cóctel, con los dedos enroscados en el tallo de una copa de champán mientras sonreía, tensa y disimuladamente, a la persona que tenía enfrente. Draco ladeó la cabeza y rodeó una escultura de hielo, curioso por saber quién se atrevía a aburrir a Hermione Granger. Draco no reconoció a la bruja, pero sí reconoció la tensión que se dibujaba en las comisuras de los ojos de Hermione, una tensión que nunca podía relajar del todo cuando la impaciencia le subía por la espalda.

Sus ojos parpadearon hacia él, sorprendiéndolo observando. Su acompañante hizo un gesto; Hermione asintió y volvió a mirar a Draco. Él vio cómo un brillo brillaba en sus ojos mientras ella levantaba la copa de champán apenas un centímetro de la mesa y la volvía a bajar: lo hizo otra vez, y una vez más. Tres golpecitos. Una señal.

Una sonrisa se dibujó en sus labios, totalmente independiente de un esfuerzo consciente. Sin perder tiempo, se abrió paso entre la multitud y se encontró a su lado, disculpándose por ellos y despidiéndose de los últimos invitados.

—¿He visto a Pansy Parkinson por aquí antes? —preguntó Hermione mientras Draco echaba un encantamiento de cierre a la puerta una vez que la tienda se hubo vaciado por fin de amigos y futuros clientes. Hacía mucho que había pasado la hora en que los relojes empezaban a contar un nuevo día.

Draco apretó con fuerza su varita mientras la bajaba.

—No lo sé. No la he visto. Hace años que no hablo con Pansy.

—Me pareció verla entrar y hablar con Theo un momento. Pero podría haber sido otra persona. —Hermione se encogió de hombros y empezó a recoger las copas de champán y los platos de entremeses vacíos.

—Si estuvo aquí, no me dijo nada.

Hermione robó una cereza marrasquino de un gran cuenco de cristal.

—Sabes, no creo que Pansy Parkinson me haya dicho nunca una sola cosa que no fuera directamente desagradable.

Draco suspiró.

—Para ser justos, hasta no hace mucho probablemente se podría haber dicho lo mismo de mí. —Lanzó un hechizo, la magia se hinchó con una ráfaga, arrancó los manteles de las mesas y los dobló—. Theo quería que amueblara este sitio, intentó convencerme de que la contratara.

Beginning and End - Dramione (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora