Respiré hondo, tratando de ordenar mis pensamientos. Lo único que podía hacer era darle una oportunidad de escucharme y, por primera vez en mi vida, decir lo que sentía sin esconderme.
—Está bien… —dije al fin, aunque mi voz temblaba un poco—. Pero, antes de explicarte, te pido una sola cosa, no juzgues a mi padre… ni lo odies por esto. Él… —tragué saliva, buscando las palabras adecuadas—, él tomó decisiones equivocadas, lo sé, pero en su mente estaba haciendo lo mejor para protegerme.
Ella no me interrumpió, solo asintió en silencio, dándome el espacio para continuar.
—Melanie, mi familia… no es como las demás. Hay algo en nosotros… en mí, una condición que… que hace que sea diferente—sentí que las palabras me quemaban la garganta, pero tenía que decírselo—. Llevo un virus que afecta a mi cuerpo. Desde que era niño, el doctor ha estado cuidando de mí, tratando de que controle ciertos impulsos, y eso se ha vuelto más difícil a medida que he alcanzado la etapa adulta.
Me detuve un momento, observando su expresión, que se mantenía curiosa, sin juzgarme, esperando más detalles.
—La razón por la que mi padre te eligió a ti, por encima de cualquier otra persona, fue porque creyó que podrías… podrías ayudarme. Quería que estuvieras cerca para contenerme, y quizás… para que yo no me sintiera tan solo. Pero sé que hizo mal al traerte aquí sin decirte nada—bajé la mirada, avergonzado—. Debería haberte dado la opción de decidir por ti misma.
Noté que su expresión cambiaba, pero no me interrumpió.
—Lo que pasó anoche… —mi voz se quebró un poco, y la vergüenza me quemó el rostro—. No estaba planeado. No pensé que… —me pasé la mano por el pelo, buscando algo de calma—. La mordida. No tenía la intención de contagiarte. Simplemente me dejé llevar y perdí el control. El doctor te revisó, y sí… parece que estás infectada. Él hará lo posible por cuidar de ti, pero no sabemos cómo te afectará. Solo el tiempo y el doctor nos dirán qué pasará.
Se quedó en silencio, y yo sentí que el corazón se me detenía. No sabía cómo reaccionaría. Esperé, sintiéndome más nervioso a cada segundo que pasaba.
—¿Me odias? ¿Estás pensando en renunciar… en irte?
Negó con la cabeza, y para mi sorpresa, una suave sonrisa apareció en sus labios.
—No, Cassian. No te odio, no los odio. Al contrario, agradezco que al menos tú hayas sido sincero conmigo. Mis padres fueron personas muy sacrificadas, siempre dieron todo por mí, incluso cuando la vida se puso difícil—su mirada se volvió nostálgica—. Yo no soy madre, pero entiendo lo que un padre es capaz de hacer por el bienestar de su hijo. Quizá hubiese preferido que me lo contaran desde el principio, pero también entiendo que a veces las decisiones no son fáciles, y tu padre solo estaba tratando de hacer lo mejor para ti.
Su comprensión me brindó alivio. Nunca pensé que alguien pudiera ver más allá de mis errores, de lo que había hecho. Aun con todo lo que le acababa de decir, me ofrecía una empatía que nunca creí merecer.
—Me haré cargo de ti. No te dejaré sola en esto. No después de lo que hice.
Ella va a ensanchar una sonrisa.
—Eso se presta para malas interpretraciones. Sí bien reconozco que un hombre correcto asumiría la responsabilidad, eres muy jóven todavía y yo casi una treintona. No tienes que cargar con este peso por un pequeño desliz. En realidad, lo que pasó anoche fue una decisión de dos. Entré a tu cuarto a sabiendas de que era peligroso que un hombre y una mujer estuvieran a solas a esas horas y experimentando.
—Entonces, ¿no te arrepientes?
—No. Me gustó mucho—se reincorporó, llevando la bandeja al escritorio.
—Cuando te sientas mejor, ¿podemos continuar lo que dejamos pendiente anoche? No me malinterpretes. No es que tenga intenciones de aprovecharme de la situación o de ti…
—Sí, me encantaría—respondió sin titubear—. ¿Podré hablar con el doctor para ponerme al corriente sobre lo que mencionaste?
—Primero desayuna. Más que nadie conoces la importancia de alimentarte.
—¿Estás grabando mis sermones para usarlos en mi contra? —rio.
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Hate Me
RomanceTras años de buscar venganza, Irene Matthews descubre que hay misterios más oscuros que su propio pasado. Jedik Marcone, un hombre ligado a secretos prohibidos, la arrastra a una realidad donde fuerzas invisibles mueven los hilos del destino. Mientr...