Ryan
Desde el momento en que subimos al avión, no pude dejar de mirarla. TN era la calma después de la tormenta, la risa que necesitaba, el perdón que nunca creí merecer. Y ahora, sin ella, cada segundo era un recordatorio de cuánto la había perdido.
Desde que el avión se estrelló, todos mis días se habían convertido en una búsqueda incansable.
Con los ojos cerrados, recordé el collar que le había dado una tarde soleada, en el parque donde solíamos caminar. Ella lo había sostenido entre sus dedos, sonriendo.
—¿Esto es un rastreador? —me dijo, riendo—. ¿Ryan, realmente crees que me voy a perder?, estás medio loquito.
—Quiero estar seguro de que siempre sé dónde estás —contesté, a media voz—. Me importas demasiado como para perderte, TN.
Ese recuerdo era como un ancla en medio de mi desesperación. Aunque los demás habían dejado de buscar, yo no podía.
El rastreador. En algún lugar, aún debía estar funcionando. Tal vez no le había prestado atención por el accidente y el caos que le siguió, pero ahora, era mi única esperanza.
Después de una semana de rastreos e investigaciones, finalmente lo encontré. Estaba débil, pero la señal apuntaba a una mansión en una isla cercana.
Con cada paso hacia aquella propiedad, sentía mi corazón acelerarse. No podía creer que estuviera tan cerca de encontrarla.
Llegué a la entrada y vi a un guardia. Me acerqué con la voz firme.
—Vengo a buscar a TN. Ella... ella debería estar aquí.
El guardia me miró con el ceño fruncido y negó.
—No hay nadie aquí con ese nombre. Tal vez se equivoca de lugar.
Mi corazón se hundió, pero no me di por vencido.
—Mire, es una mujer, cabello oscuro, ojos que si lo ves no podrías olvidar. Por favor, solo... necesito verla, ayudame.
El guardia se mantuvo firme, pero algo en sus ojos me dijo que había algo más. Insistí, mostrándole mi identificación y contando una historia breve de cómo ella desapareció en el accidente.
Finalmente, accedió.
—Hay alguien, pero no se llama así. Su nombre es Sophie y es la esposa de mi jefe—dijo, algo reticente, pero abrió la puerta para que pudiera pasar.
Caminé a través de los amplios pasillos de la mansión, con mi corazón latiendo cada vez más rápido.
En una sala al final del pasillo, vi a una mujer de espaldas, su cabello cayendo en suaves ondas, exactamente como lo recordaba. Mi respiración se detuvo, y di un paso hacia ella.
—TN... —susurré, apenas consciente de que mi voz temblaba.
Ella se dio la vuelta, y al verme, sus ojos se abrieron con sorpresa y confusión.
—¿Quién eres tú? —preguntó, sin reconocerme, con una voz fría que me desgarró el alma.
El hombre apareció detrás de ella, colocando una mano posesiva en su hombro.
—¿Te conozco? Soy Sophie no TN—dijo, su voz distante, pero con una leve chispa en sus ojos que reconocí como duda.
Richard, el hombre que la había encontrado, me miró con una sonrisa calmada y llena de cálculo.
—Lo siento, señor... ella es mi esposa, ¿usted a quién está buscando?.
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𝙎𝙩𝙖𝙧 𝙩𝙝𝙚 𝙥𝙤𝙧𝙣 (𝓡𝔂𝓪𝓷 𝓖𝓪𝓵𝓵𝓪𝓰𝓱𝓮𝓻)
RandomAmigos que desde su adolescencia se ganaron la confianza del otro Querían sentir lo que las demás personas le veían de interesante grabarse teniendo sexo, querían experimentar por una vez de lo que llevaban tiempo teniendo curiosidad Comenzaron p...