treinta y dos
🃏
PLEX
Entre besos castos y caricias al pelo ondulado de Lucía, que por mucho cariño que le aplique al gesto, este no para de enredarse entre mis dedos.
Fue ahí donde tuve mi momento eureka.
Y yo que pensaba que algo como las leyes de la física se descubrían de una forma impresionante. Pero no, resulta que solo necesitabas calma y rodearte de la gente que te quería.
—Lo tengo.—nos habíamos escondido en mi cuarto, con una excusa barata, y en los diez minutos a solas nos habíamos enzarzado en una pelea de besos. Llevábamos menos de veinticuatro horas desde que habíamos hecho las paces y las cosas estaban así.
No terminaba de entender esta nueva realidad. Pero no me disgustaba en absoluto.
Tampoco teníamos mucho tiempo, no me fiaba de dejar a los chicos solos con Ana. A saber que idea de mierda le proponía Adri a mi pobre y despechada hermana. Desde que le habían roto el corazón, la adolescente no había parado de subir Tiktoks con canciones de Dellafuente.
Por no mencionar que después de la situación del otro día, que indirectamente había sido culpa de mi amigo el editor, no me fiaba nada de sus ideas de bombero. Es que todavía convencía a Ana de beberse una botella de Ron y salir de fiesta para ahogar sus penas.
Y tenía dieciséis años. Así que obviamente eso no podía pasar.
Me estaba agobiando de pensarlo.
—¿El qué?—me preguntó ella incorporándose para besarme de nuevo, consiguiendo con el gesto que toda la nube de pensamientos intrusivos se disipara de golpe. Sólo quedábamos Lucía y yo.
Con sus labios encima, me pareció imposible que no hubiéramos hecho esto todas las semanas de antes. Nos era imposible estar un segundo sin compartir saliva. Éramos adictos el uno al otro, por no hablar de lo sencillamente bien que encajábamos.
Era tan obvio que resultaba impensable que no hubiera ocurrido antes.
—Viajes por el mundo con influencers españoles.—me sorprendí diciendo, cuando nos separamos para recuperar el aliento.
La morena sopesó la idea en su cabeza, recolocando su cuerpo para quedar sentada entre mis piernas y poder acurrucarse entre mis brazos. Nadie lo hubiera dicho, que alguien tan aparentemente fuerte y duro en el exterior, fuera una persona tan amorosa y cariñosa por dentro.
Desde el primer momento una verdadera caja de sorpresas.
—¿Y a quien te llevarías?—preguntó con curiosidad.
Eso no lo había pensado. En realidad la idea venía de estos días escuchando a Ana decir que Illo Juan le hacía mucha gracia. Ahora que no se pasaba las tardes con su novio, tenía más tiempo para ver youtubers. Y el malagueño a Jopa le caía tan bien genial pues era de su tierra.
Cosas de andaluces, que entre todos se caen bien.
—No sé. A Illo Juan para que Ana y Jopa me dejen en paz.—Lucía se rio y no pude evitar dejar un beso suave en su frente.— Igual al Xocas, por hacer algo diferente.—en realidad era una idea loca, pero aquello podía salir bien. Tenía que llamar a Paconi y contárselo a los chicos cuanto antes. — Y no sé, Lola Lolita o algo así.
—Seguro que te llevas a Marta Díaz.—aquello tenía que ser una broma.
Agarré a la morena de los hombros y la giré para que pudiéramos quedar frente a frente.
—¿Estás celosa?—alcé las cejas casi por instinto. No me podía creer que Lucía me estuviera diciendo eso.
—Claro que no. Si tu puedes hacer lo que quieras e irte de viaje con quien quieras.—las pupilas de sus ojos marrones se hicieron más pequeñas a medida que continuaba con la mentira. Con la mano izquierda se recolocó un mechón de cabello, que no se había movido de su sitio. Estaba nerviosa. —Eres libre.
—No tengo nada con Marta Díaz. Estoy ocupado con una morena de Madrid.—puso los ojos en blanco, pero mi comentario era lo que quería oír. Lo supe porque comenzó a besar la zona que dejaba descubierta el borde de mi camiseta.
Una cadena de besos comenzaron en mi clavícula y fueron ascendiendo hasta mi mandíbula. Como siguiese así, íbamos a tener un problema. Tenía el auto control limitado para no lanzarme a ella como si fuera el lobo de caperucita roja, pero poco más.
Mis manos jugaron con la cintura de sus vaqueros cortos mientras se colocaba más pegada a mí. Nos besábamos con ansía, con el mismo magnetismo que habíamos tenido el uno por el otro desde el primer momento y siempre habíamos confundido como amistad.
Aún no lograba comprender como habíamos estado así de ciegos tanto tiempo.
Fue cuando mis dedos rozaron la tela algodonada de su sujetador que, mordiendo con suavidad mi labio, decidió separarnos.
—Tal vez sea hora de que volvamos.—tenía las mejillas sonrojadas y el pelo desordenado.— La excusa de que veníamos a buscar algo dejó de colar hace quince minutos.—bromeó. Aunque los dos sabíamos que tenía razón.
Iba a ser imposible engañar al grupo. Pero bueno, que por intentarlo no quedara la cosa.
—Podemos decirles que he tenido la idea que va a sacarnos de pobres, verás que con eso, lo demás les parece irrelevante.—como si Jopa lo fuera a dejar pasar.
—Si tú lo dices.
La morena se colocó la ropa otra vez en su sitio, y no pude evitar reirme de la situación. Y pensar que lo habíamos negado tanto tiempo.
Bajando las escaleras hasta el salón, donde los habíamos dejado casi una hora atrás, me sentía feliz. Lo había encontrado por fin. Eso que llevaba todo el verano buscando. Aquello que ni el alcohol ni las otras chicas me habían podido dar estaba aquí.
En Lucía, en mi familia, en mis amigos. En mi.
Por fin tenía un plan. Y que bien se sentía volver a ser uno mismo.
—Al fin llega la parejita.—le saqué el dedo de en medio a Adri. Que pensaba que sus comentarios eran una forma de ayudarme a lanzarme a la morena, pues no sabía que de hecho, ya nos habíamos lanzado el uno al otro.
—Os tengo que contar chavales.—empecé.—Id haciendo las maletas, he tenido: la idea.—Borja empezó a negar con la cabeza.
—El puto viaje a Marte verás. Plex, yo cosas por la Tierra, nada de viajes intergalácticos, rechaza las colaboraciones con Elon Musk.—puse los ojos en blanco a las paranoias del chico. Era el padre del grupo de libro.
—Que no es eso. ¿Me dejas contarlo?—iba a empezar a explicarme, pues hasta el cámara había dejado de ver Tiktok para decir que sí. Pero por el rabillo del ojo vi como Ana tiraba del brazo de Lucía y después de señalarle el cuello con una sonrisa de oreja a oreja, se la llevaba fuera del salón.
Aquello me recordaba perfectamente a una interacción que había tenido con Lili unas semanas antes. Y sólo podía significar una cosa.
Ana lo sabía.
🃏
les han pillao
espero que os haya gustado mucho,
pd:
quiero mandar todo mi amor a la gente de la terreta🫶🏻
ESTÁS LEYENDO
agosto | Yosoyplex
FanficDe fiesta en fiesta, de chica en chica, plex lleva meses buscando algo que hace tiempo perdió. Sólo necesita agosto para encontrarlo. a YOSOYPLEX FANFIC