capítulo 27

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Boom no durmió en toda la noche. First se llevó a Khaotung casi de forma obligada a casa, con la misión de traerle un cambio de ropa a él y a Aou.

First creía firmemente que pronto iría a casa, y no querría hacerlo luciendo una bata de hospital.

el abogado ya estaba trabajando junto a su policía amigo. consiguieron las cámaras de la empresa, sin encontrar tomas de la oficina de Aou, ni del piso en que estaban.

Khaotung le dijo al abogado lo que ya todos suponían: fue obra del padre de Aou. pero para poder hacer una acusación e ir a juicio, necesitaban pruebas.

no tenían nada.

cuando los rayos de sol se colaron a través de la delgada cortina, Boom se puso de pie, y dejó suaves besos en las partes que podía del rostro de Aou.

— muñequito. — hablaba con voz débil, haciendo el mayor esfuerzo. — ya amaneció, ¿por qué aún no abres tus ojitos? — las lágrimas volvieron a caer por sus mejillas. — ya deja de fingir que duermes.

la máquina seguía emitiendo aquél pitido en la misma frecuencia. Aou no podía escucharlo.

a la hora del desayuno, una enfermera, conmovida por su sufrimiento, le llevó un café y un sándwich, el cual no tocó, pero sí le agradeció.

minutos más tarde, la misma enfermera le entregó una bolsa plástica en que estaban las pertenencias de Aou: su celular y sus llaves. junto a eso, un sobre blanco, con el resultado del exámen.

no se atrevió a revisar nada. lo dejó en la mesita al final de la camilla, y volvió a sentarse a un lado de Aou, aferrándose a su mano sin intravenosa.

— si fuese un día normal, te habrías quejado al oír la alarma. — murmuró Boom. — y yo te habría besado hasta verte sonreír, para que te levantaras con ánimo.

había leído en una revista de neurorrehabilitación, que los relatos familiares podían ayudar a que los pacientes se recuperen. así que intentaba hablarle, aunque sintiera un constante sabor metálico en su boca, por lo lastimada de su garganta.

— a esta hora cada uno estaría en su oficina. — siguió diciendo. — pedí libre. bueno, dije que no saldría de esta habitación, así que Khaotung dijo que se encargaría de ordenar mis días libres. probablemente tendrá que entregarme mi finiquito. no me importa. solo quiero quedarme aquí, para ser lo primero que veas al despertar. no quiero que tengas miedo porque estás en un lugar desconocido.

unos suaves golpes a la puerta detuvieron su monólogo. Khaotung, First, el abogado y el policía, entraron a la habitación. el mayor le entregó un bolso, en donde encontró ropa limpia.

— pronto iré a cambiarme, gracias, First. — logró decir.

el más bajo tomó la bolsa que estaba en la mesita, con su labio inferior temblando de pronto.

— mi niño fue muy listo. — sacó el celular de la bolsa, y se lo enseñó al abogado y al policía. — está grabando desde hace muchas horas.

— probablemente al caer se activó la grabación. — el abogado estaba igual de triste que ellos. — ¿podría enviarla a mi celular?

Khaotung lo hizo. en lo que First se acercaba a él, agachándose para estar a su altura.

— ¿oíste, Boom? hay una grabación. — le habló en un tono cargado de positivismo.

pero él estaba abstraído de la realidad. solo podía mirar a Aou. recordaba su rostro sonriente, sin vendajes y sin un soporte de oxígeno.

escuchaba su risa. lo escuchaba hablar de lo que quería hacer a futuro. lo escuchaba decir que lo amaba.

Desagrado mutuo | AouBoomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora