CAPITULO 5

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Después de servirte un café en la cocina, te quedaste unos segundos en silencio, sosteniendo la taza entre las manos y mirando al vacío. No querías regresar a la Policía Militar. La sola idea de volver a ese ambiente hostil, con compañeros que solo buscaban humillarte, te hacía apretar los dientes.

Suspiraste, y sin darte cuenta, soltaste en voz baja:

—No quiero volver...

Levi, que seguía revisando su equipo de combate, levantó la vista al escuchar tus palabras. Su mirada se endureció ligeramente, pero no dijo nada. Conociéndolo, sabías que esperaba que tomaras la decisión por ti misma, sin intervenir.

—Lo que hacen ahí... ellos no entienden nada —continuaste, apretando la taza como si pudieras canalizar la frustración hacia ella—. Tratan a cualquiera del Cuerpo de Exploración como si no valiera nada. Me usan como si fuera una principiante, cuando saben de sobra que...

Te detuviste al notar la intensidad con la que Levi te observaba. Parecía debatirse entre dejarte hablar o decir algo, y finalmente, él rompió el silencio.

—Entonces, ¿por qué vuelves? —preguntó, directo como siempre—. Nadie te obliga. Si odias estar ahí, entonces haz algo al respecto.

—¿Y qué harías tú en mi lugar? —preguntaste, buscando su consejo y, en el fondo, también su apoyo.

Levi se cruzó de brazos, su expresión inquebrantable.

—Me encargaría de demostrarles que están equivocados —dijo, con una firmeza que no dejaba lugar a dudas—. Eres más fuerte de lo que creen, y lo sabes. No vuelvas por obligación, hazlo para recordarles que no estás ahí para ser pisoteada.

Su mirada te atravesó con una confianza que pocas veces mostraba abiertamente. En lugar de insistir en que dejaras la Policía Militar, te estaba empujando a enfrentarte a ellos, a no dejar que nadie te arrebatara tu valor.

Inspiraste profundamente, dejando que sus palabras calaran en ti. Él tenía razón. No ibas a dejar que te redujeran a una simple "sirvienta" o a una novata que no entendía de sacrificios. Volverías a la Policía Militar, pero esta vez con una determinación renovada. Ibas a demostrar quién eras, sin importar lo que pensaran o intentaran hacer para menospreciarte.

—Tienes razón —dijiste, con un pequeño asentimiento y una chispa de resolución en la mirada—. No voy a rendirme tan fácil.

Levi no respondió, pero su expresión mostró un leve gesto de aprobación, y aunque apenas se notaba, sabías que estaba complacido de verte recuperar la confianza.

Terminaste el café en silencio, dejando que la determinación creciera en tu pecho. Te habías dejado afectar por las provocaciones y el desprecio de la Policía Militar, pero ahora todo eso se sentía lejano y sin importancia. Era el momento de enfrentar la situación de frente, y en el fondo, sabías que eso era lo que Levi había querido desde el principio: que encontraras la fuerza en ti misma para hacerles frente.

Al poco tiempo, te preparaste para regresar, pero justo antes de salir, sentiste una mano en tu hombro. Te giraste y encontraste a Levi mirándote con una expresión seria, aunque en sus ojos había una intensidad que era casi imperceptible para cualquiera que no lo conociera tan bien como tú.

—Recuerda una cosa —dijo, con su tono habitual, bajo pero firme—. No les debes nada a ellos. No necesitas probarles quién eres, porque ya lo sabes. Solo... sigue adelante y que no te vean dudar ni un segundo.

Asentiste, sintiendo cómo sus palabras calaban en lo profundo. Sin importar lo que enfrentaras al volver, esa sensación de tener a alguien que creía en ti te daba un impulso renovado. De alguna manera, Levi siempre había sido así: alguien que, sin hablar demasiado ni adornar sus palabras, lograba transmitirte toda la confianza y el respaldo que necesitabas.

LEVI X TUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora